Los multimillonarios franceses que prometieron públicamente que donarían un total de cientos de millones de dólares para reconstruir la catedral de Notre Dame todavía no han dado un centavo para la restauración del monumento nacional de Francia, de acuerdo con la funcionarios eclesiásticos y financieros.
En vez de esto, quienes han pagado el salario de los hasta 150 trabajadores empleados por la catedral desde el incendio del 15 de abril han sido pequeños donantes, mayormente estadounidenses y franceses, quienes han enviado sus contribuciones vía fundaciones caritativas.
Ellos están entregando este mes el primer pago para la reconstrucción, valorada en 3.6 millones de euros (3.4 millones de dólares), luego de que el incendio devastara el techo y trajera abajo la aguja.
"Los grandes donantes no han pagado. Ni un centavo", dijo Andre Finot, portavoz de Notre Dame. "Ellos quieren saber exactamente en qué se gastará su dinero y ver si están de acuerdo con eso antes de entregar el dinero, y no sólo pagar los salarios de empleados".
Apenas unas horas después del incendio, algunas de las familias y compañías más poderosas y ricas de Francia comenzaron a prometer donaciones por casi un total de mil millones de dólares, algunos de ellos tratando de ofrecer más que otros.
Hubo personas que criticaron las donaciones, diciendo que resaltaban más la vanidad de los donantes, aparentemente más deseosos de inmortalizar sus nombres en las legendarias paredes de la catedral que de preservar el patrimonio cultural.
Francois Pinault of Artemis, empresa matriz de Kering, dueña de Gucci y Saint Laurent, prometió 100 millones de euros, mientras que Patrick Pouyanne, director general de la compañía francesa de energía Total, dijo que su firma igualaría ese monto. Bernard Arnault, director general de compañía de prendas de lujo LVMH, dueña de Louis Vuitton y Dior, prometió 200 millones de euros, al igual que la Fundación Bettencourt Schueller, de L'Oreal.
No se ha visto un centavo de ellos, de acuerdo con Finot, mientras los donantes esperan ver cómo avanzan los planes de reconstrucción y cómo se reflejará en los contratos.
Lo que en realidad está pasando es que el trabajo ha seguido sin parar durante semanas -sin mecanismos legales financieros establecidos para pagar a los empleados- y la catedral ha dependido del financiamiento caritativo para costear la primera fase de la reconstrucción.
La asociación Amigos de Notre Dame de París fue creada en 2017, y su presidente, Michel Picaud, calcula que el 90 por ciento de las donaciones recibidas provinieron estadunidenses.
CJR