Noyollo Opus 52 es un espectáculo multidisciplinar donde toda la pieza está sincronizada con la música, las voces, la danza, el movimiento, las luces y el escenario (una plataforma que gira 360 grados). Danza Visual es la compañía que escenificará lo que denomina “como una pieza de arquitectura que se empieza a mover y crear muchos elementos. Básicamente es una apuesta a la arquitectura en escena”, expresa en entrevista su directora y bailarina Patricia Marín.
El escenario de madera fue fabricado por Felipe Rodríguez y son cinco tablones de madera que se unen y se separan. Sobre el nombre y la coreografía de la obra, detalla que “noyollo es una palabra náhuatl que significa mi corazón, y el concepto salió del trabajo previo que hicimos con Fernando Melo, coreógrafo y director general de la puesta en escena; y Mauricio Ascencio, diseñador de la plataforma”.
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Pero Noyollo Opus 52 es mucho más que un espectáculo de danza: es un viaje emocional de autoexploración y empatía. Este concepto se trabajó durante 2020, cuando la humanidad se enfrentó a la pandemia por covid-19 y, junto con Fernando Melo, exdirector de importantes agrupaciones europeas como el GöteborgsOperans Danskompani de Suecia, se llegó a la conclusión que la obra exploraría el concepto de la conexión humana y el amor.
En ese sentido, “llegamos al análisis de que queríamos usar los valses de Brahms, que son una serie de 18 piezas que hablan sobre el amor. Así que imaginen un escenario en constante movimiento, donde cinco bailarines, cuatro cantantes y dos pianistas se unirán para dar vida a esta experiencia extraordinaria”.
Conexiones humanas
Escenificada en la Sala Miguel Covarrubias el 23, 24 y 25 de agosto, la puesta en escena habla de la conexión y sobre un personaje que está tratando de atravesar lo que pareciera unas paredes, lo que se convierte en una metáfora sobre la forma en que nos conectamos.
“Tiene una factura muy particular, muy europea, muy elegante. La ilumina también Mauricio Ascencio y tiene una calidez y una atmósfera muy especial, pero no se siente una fuera de la otra porque todo combina perfectamente”.
El elenco está conformado por el coreógrafo Fernando Melo, por los bailarines Patricia Marín, Anivdelab Ponce de León, Samantha Nevaréz, Tlathui Maza, Jonathan Alaves y Fernando Zárate, así como los cantantes Paola Danae, Wendy Oviedo, Rogelio Marín, Pablo Aranday, y los pianistas James Pullés y Karina Peña. Además del artista mexicano Mauricio Ascencio en el diseño de vestuario, iluminación y escenografía.
Y sobre la obra, sentencia: “Es muy cronométrica porque la plataforma gira gracias al esfuerzo de los bailarines, porque no es mecánica; entonces, una vez que empieza la primera nota, empieza a moverse todo el engranaje: los bailarines tienen que estar muy atentos a la plataforma porque es la que les dará los siguientes pasos y los paneles que ellos desplazan también tienen que estar en perfecta coordinación con la música: es como un reloj que empieza a funcionar desde la primera nota hasta el final”.
Noyollo Opus 52 se presentará en la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM los días 23, 24 y 25 de agosto a las 20:00, 19:00 y 18:00 horas respectivamente.
Homenaje a Cora Flores
En la presentación del 25 de agosto, dice Patricia Marín, la compañía Danza Visual le rendirá un homenaje a Cora Flores, “impulsora de la creación dancística de muchas generaciones. Cora estuvo postrada casi un año en cama porque tuvo una lesión de cadera, ¡y tiene 85 años y está otra vez de pie! Ha hecho mucho por la danza, por mantener una lucha. En esta ocasión es nuestra madrina y queremos rendirle homenaje; ella es uno de los tesoros vivos de la danza mexicana y será muy emotivo que nos acompañe”.
PCL