Alineados, uno tras otro, es como se recuperaron algunos durmientes del antiguo sistema de tranvías, que aparecieron hace unos días bajo el pavimento en la calle 15 de mayo, frente a la Basílica del Roble, en el centro de Monterrey.
El hallazgo se dio entre el cruce de Guerrero y Juárez, siendo una de las rutas que tenía el transporte de "mulitas" que existían en la ciudad a partir de 1882.
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Los durmientes aparecieron mientras se realizan los trabajos de mantenimiento "Calles completas" que ha implementado el estado. Ahí, un equipo de salvamento arqueológico del Centro INAH Nuevo León se dio a la tarea de salvar ocho durmientes.
Moisés Valadez Moreno, coordinador del proyecto de Protección Técnica y Legal del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de Nuevo León, explicó que se recuperaron los durmientes de vía que mejor estado de preservación tenían.
De igual forma, una cantidad similar (ocho) son conservados en el Museo Arquidiocesano de Arte Sacro, al estar ubicado a unos cuantos metros del hallazgo.
"Habían empezado a salir fragmentos en una calle anterior, pero es aquí (15 de mayo) cuando aparecen 'formaditas' las piezas, que al principio se pensó eran barrotes, pero son los registros del transporte de tranvías", refiere Valadez Moreno, investigador del Centro INAH Nuevo León.
El tranvía fue uno de los primeros sistemas de transporte públicos para Monterrey. En su primera etapa utilizaban "tracción sangre", es decir, machos de mulas para tirar de los vagones.
A decir del historiador Eduardo Cázares, las primeras rutas corrían por la Plaza Zaragoza a la Estación de Ferrocarriles Nacionales; por la actual calle Zuazua y uno más rumbo al Obispado.
Después, una de las rutas salía del Antiguo Molino, ubicado en el barrio Las Tenerías, y pasaba frente a la Basílica del Roble, para bajar sobre la actual avenida Juárez hacia el norte.
El equipo de arqueólogos del INAH trabaja junto al programa "Calles Seguras", supervisando las excavaciones en calles como Abasolo, Doctor Coss y 15 de mayo. En los hallazgos no se apreciaron los restos de las vías utilizadas, se indicó.
"Lo bueno es que pudimos ver todo el registro cuando abrieron la calle, entonces vimos la longitud de los durmientes, su hundimiento. Se eligieron los que consideramos que tenían mejores condiciones para llevarlos al Obispado", agregó el arqueólogo.
En el proyecto de Protección Técnica y Legal del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de Nuevo León trabajan los arqueólogos Paola Zepeda Quintero, Aiko Lázaro Yamashiro, Leonel López Alba y Luis Rosas Hernández.
Se contempla exponer las piezas tanto en el Museo Regional El Obispado, o bien, montar exhibiciones temporales en algunas estaciones del Sistema de Transporte Metrorrey, cuando las condiciones lo permitan.