Octavio Paz y Elena Garro son una de las parejas más famosas y reconocidas en el movimiento literario de México y parecería que ambos con dos mentes brillantes en la literatura serían una pareja sólida, con objetivos en común, sin embargo nada es más alejado de la realidad que vivieron como matrimonio.
La relación entre ambos comenzó en 1935, cuando se conocieron en la UNAM y comenzaron su noviazgo, hasta que se casaron el 25 de mayo de 1937 cuando Octavio Paz llevó a Elena Garro al registro civil sin que ella supiera y mintieron sobre su edad porque ella no cumplía el requisito de contar con 21 años como lo marcaba la ley del momento.
Elena Garro describió su relación como algo lleno de prohibiciones, resentimientos, rencores por no hacerse feliz, en celos profesionales y violencias, todo esto lo contó en su obra Memorias de España 1937, donde también mencionó estar en “un internado de reglas estrictas y regaños cotidianos”.
La biógrafa oficial de la poeta, Patricia Rosas Lopátegui, señaló que Elena Garro en una entrevista le había contado que Octavio Paz le prohibía incursionar en el género de la poesía porque “ese era su terreno”.
El escritor Carlos Landeros en su obra biográfica Yo, Elena Garro contó como Elena Garro vivió su matrimonio: “Me casé porque él quiso, pero desde entonces nunca me dejó volver a la universidad Me dediqué a ser periodista porque él ganaba muy poco dinero entonces y porque eso no opacaba a nadie, sino que producía dinero. Y me dediqué a callar porque había que callar”.
Por su parte, el investigador Peter Earle señaló que “desde su noche de bodas el 25 de mayo de 1937 hasta sus respectivas muertes en abril y agosto de 1998, Octavio Paz y Elena Garro nunca se llevaron bien. El matrimonio resultó ser, para él, una extraña síntesis de conveniencias y enojos; y para ella, una serie de sumisiones y frustraciones”.
Durante el matrimonio ambos tendrían amoríos, Paz con la pintora Bona Tibertelli de Pisis y Garro con Adolfo Bioy Casares. Y aunque ningún amorío trascendería a una relación formal sí sería un motivo suficiente para su separación en 1959, 22 años después de haberse casado.
A.G.