Si algo es parte de conocimiento de cultura general es que el maíz es originario de México. Gracias a los restos de semillas hallados en Tehuacán, Puebla, sabemos que hace aproximadamente siete mil años se inició su cultivo en nuestras tierras. Su domesticación fue un evento muy importante para que con el tiempo los grupos nómadas se volvieran sedentarios y su cultivo fue el sustento de los pueblos mesoamericanos.
La palabra “maíz” originalmente viene del caribe; “elote” es como se le llamaba en Mesoamérica y era el cultivo más consumido así como el que más aguantaba las variaciones del clima y, por ello, el más leal y cercano a la vida indígena de antes.
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Considerado un alimento sagrado
Los mesoamericanos utilizaban el maíz no sólo para alimentarse, sino también como parte importante de sus ceremonias religiosas. Esto se puede ver en culturas como la mexica, que adoraban a la diosa del maíz, Centéotl; en la cultura maya, se relaciona con historias como la del Popol Vuh, que cuenta que el hombre fue creado por los dioses con el maíz.
El maíz: una planta femenina y masculina
El nombre científico del maíz es zea mays. Al igual que muchas plantas, tiene una parte femenina y otra masculina que trabajan en conjunto para reproducirse. La parte masculina se llama borla o rastrojo, la puedes encontrar al final del tallo y se compone de pequeñas flores que producen polen.
La femenina es la mazorca, que a su vez, se integra por las hojas (que son las que se usan para envolver los tamales), los estigmas o pelos de elote, que son las flores femeninas, y los granos de elote que son los que se utilizan para hacer la masa de las tortillas o los que te comes en los esquites o chascas.
Cada grano contiene en su interior un embrión, que es la parte que se convierte en una nueva planta. Una mazorca tiene entre cuatrocientos y mil doscientos granos de maíz. Y a lo que queda cuando la mazorca se desgrana se le llama olote.
Se extiende al mundo
Fue a partir de la Conquista cuando este cereal salió de nuestro continente para sembrarse, poco a poco, en todo el mundo. En 1492 Cristóbal Colón descubrió el maíz en América y lo llevó a España, desde donde se extendió por toda Europa, el norte de África, Oriente Próximo, India y China.
Es el único cereal de origen americano que se ha convertido en uno de los cultivos principales en todo el mundo. El aumento de su consumo como alimento básico se debió a que rinde más que el trigo, el centeno o la cebada. Gracias a su bajo precio, se convirtió en el alimento principal y la fuente central de energía y proteínas para la gente de escasos recursos.
Actualmente, 85 por ciento de los países cultivan maíz. Su origen se dio en la región central de México a través de la fusión de plantas que crecían en forma silvestre como el teocintle o teosinte. El maíz, pertenece a la familia de las Poáceas o Gramíneas y es uno de los granos alimenticios más antiguos que se conocen, es una planta domesticada y altamente productiva que no crece en forma salvaje por lo que es completamente dependiente de los cuidados del hombre.
Se considera que el maíz fue cultivado hace aproximadamente 10 mil años a.C. la evidencia más antigua que se tiene, es de hace 6,250 años, evidencia encontrada en la cueva de Guila Naquitz, en Oaxaca, a unos kilómetros de Mitla.
También se cree que en México se concentra el mayor número de variedad de maíz; blanco, azul, gordo, dulce, chiquito, bofo, vendeño, conejo, dulcillo del Noroeste, chapalote y amarillo, son solo algunas de las más de 60 variedades de maíces que forman parte de nuestra alimentación diaria, además de ser utilizado en la actualidad como forraje para la ganadería.
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