Del poeta chileno Pablo Neruda se conoce mucho sobre su obra, sus andanzas políticas y su compromiso con diversas causas sociales, pero respecto a su vida privada poco se ha hablado sobre su única hija, Malva Marina.
La historia de Malva comenzó a desentrañarse luego de que en 2004 el experto en el escritor, Antonio Reynaldos, y la periodista Isabel Lipthay dieron con su tumba en la ciudad holandesa de Gouda.
- Te recomendamos Paz, Neruda y Bergamín: ascenso y caída de la relación de tres grandes de las letras Laberinto
"Aquí descansa nuestra querida Malva Marina Reyes. Nacida en Madrid 18 agosto 1934, fallecida en Gouda 2 marzo 1943", indica, en holandés, la lápida de la tumba, dio a conocer Lipthay a través de una fotografía.
Tras este hallazgo, muchos expertos y curiosos del poeta decidieron ahondar en la vida de Malva, pues la pequeña pocas veces fue mencionada por su padre.
La dramaturga Flavia Radrigán presentó en 2004 la obra Un ser perfectamente ridículo, título que parte de lo que Neruda escribió en una carta sobre su hija.
En entrevista con el medio chilena La Tercera, la creadora señaló que "la Fundación Neruda puso el grito en el cielo y nadie quería nada conmigo, ni los lectores del poeta. (…) '¿Por qué indagar en la vida privada de la gente?', me decían, y hasta yo me lo cuestioné, pero Malva Marina necesitaba su derecho a réplica y gritar que necesitaba a su padre"
También la escritora holandesa Hagar Peeters retrató en su libro, Malva, la relación entre la pequeña y su padre, a quien cataloga como un hombre "hipócrita y extraño, pero también sensible".
"Al escribir esta novela pude conocer a Neruda como un hombre más completo, pues para mí era un héroe perfecto. Ahí comprendí que la humanidad no es así, porque todos somos humanos y tenemos un lado imperfecto", dijo Peeters en una entrevista con la agencia Efe.
¿Quién era Malva Marina?
Malva fue la hija que tuvo Neruda con la holandesa María Antonieta Hagenaar Maruca y la única que tuvo en sus 69 años de vida el Nobel de Literatura.
Nacida en 1934 en Madrid y fallecida en 1942 a causa de una hidrocefalia, Malva Marina fue mantenida en el anonimato por su padre; algunos expertos en el escritor piensan que esto fue debido a la enfermedad que la niña padeció en sus ocho años de vida.
Peeters asegura que el desprecio que Neruda sentía por la pequeña era tan grande que en las cartas que enviaba a sus amantes existió una en la que describió brevemente a su hija.
"Es un ser extremadamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos", señala el pasaje de la carta de Neruda, que evidenciaba la frialdad con la que describía a su hija, cuya enfermedad le hacía gracia en vez de darle lástima.
En el texto El autor y su obra, de Paulina Rivero Weber para su columna en MILENIO, la doctora en Filosofía aborda un artículo escrito por Matilde Sánchez en La Vanguardia sobre Malva: "La autora hizo notar la paradoja: un poeta que asistía en el exilio a dirigentes socialistas en peligro, al mismo tiempo negó ayuda para salir de una Europa en guerra a su esposa e hija y jamás les mandó un centavo, pese a los ruegos de la primera".
"La holandesa Pauline Slot (Es tan largo el olvido) y la poeta Hagar Peeters (Malva) han escrito su versión de la historia en sus novelas, traducidas ya al castellano. El poeta tenía razones para no colaborar con la extradición de su primera esposa: sus segundas nupcias lo ponían en riesgo de ser acusado de bígamo. Pero, ¿dejarlas morir de hambre? Eso ya es inexplicable", agrega Rivero Weber.
hc