Cuando era niña, Guadalupe Villa escuchó en voz de su padre algunas historias de su abuelo. Le decían el general y también Centauro del Norte.
En realidad eso poco le importó y su acercamiento a la historia se lo agradece a dos maestras que, en su infancia, la acercaron con un enorme talento de seducción hacia esta disciplina.
A la doctora en historia se le pregunta: ¿Cómo se debe uno acercar a la historia de Pancho Villa? Y Guadalupe Villa afirma que debe ser desde el afán de entendimiento, sin prejuicio porque el jefe de la División del Norte no fue bueno ni malo, sino humano.
Un hombre que mató en el contexto de la guerra y luchó también por ideas y que al final de su vida fue asesinado. Presente en la ciudad de Torreón para impartir la conferencia “Pancho Villa, paz, reconciliación y muerte” en el Archivo Municipal, la especialista en historia dijo que en los últimos cinco años Villa estuvo empeñado en una lucha con Venustiano Carranza, en una guerra de guerrillas, y que al final, al deponer las armas, se va a Canutillo.
"¿Qué pasa con ese hombre cuando se va a Canutillo? Siempre ha sido muy criticado por la gente que no tiene ni idea de lo que dice; que Villa combatió a los hacendados y al final se convirtió en uno. Canutillo no se lo dieron originalmente en propiedad sino que cuando depusieron las armas, los diferentes hombres formaron colonias agrícolas".
“Unas se fundaron en Durango y otras en Chihuahua. ¿Qué sabemos de ese hombre durante esos años? Creo que la gente quedará sorprendida de saber cómo se estableció la escuela en Canutillo, la Escuela Primaria Felipe Ángeles, que formaba parte del proyecto de Vasconcelos, de las escuelas rurales. A mí me parece que eso es muy claro sobre su interés porque la niñez se educara en México y tuvieran además elementos para enfrentar la vida”.
Apoyo a jóvenes y homenaje
Guadalupe Villa dijo que su abuelo incluso mandó a muchos adolescentes y jóvenes a estudiar a los Estados Unidos a escuelas militarizadas; algunos otros fueron enviados al Institut Macdonald, así como a escuelas de artes y oficios, logrando obtener conocimientos técnicos como mecánicos, carpinteros y músicos.
De tal suerte que el mayor homenaje que le han podido hacer en el país al general, es que múltiples escuelas llevan su nombre. Sobre el homenaje que le rinde el gobierno de la República al general en el presente, así como el trabajo de reivindicación que se impulsa sobre Villa y el general Felipe Ángeles, la doctora comentó que ambos fueron importantes “como factor decisivo para derrocar a Victoriano Huerta y sobre el triunfo de la revolución”, acción que aseguró, se les escatima ante la amplia difusión de una campaña negra.
Así lo dijo
“Por otra parte hay una campaña muy fuerte en contra de Villa, pero yo estoy convencida, a lo largo de estos años, que independientemente de los hechos de sangre que desde luego existieron y que uno no puede ocultarlos, estaban en una guerra… No pretendo de ninguna manera justificar, lo que yo pretendo es entender por qué suceden las cosas, por qué los hombres actúan de una manera, qué es lo que los lleva y cuáles son sus razones".
“Villa decía que había dos cosas a los hombres que no se podían perdonar, y eran la ingratitud y la traición, y siempre actuó en consecuencia, fuera quien fuera; sabemos sobre el caso de una esposa a la que metió a la cárcel por abuso de confianza, luego la sacó. Si alguien lo traicionaba, actuaba, ese era su código ético. Lo podemos cuestionar pero si tú me traicionas te mueres”.
Juicio con la visión moderna
En ese sentido los códigos de conducta han cambiado radicalmente, y la historiadora acotó que una de las cosas que en términos personales le molesta es que se le mide y juzgue con la vara de la modernidad cuando el espejo más fiel a esa generación ha sido acuñado a través del llamado cine mexicano de la época de oro.
Época en la cual no existía una clasificación en cuanto a los derechos humanos.
“Todo este movimiento femenino, que yo estoy a favor del movimiento femenino en contra de la violencia, etcétera, que se ha desatado terrible, pero también esas críticas que le hacen a Villa de que era una macho. Pues sí, claro que lo era, pero no sólo lo era él, era la época, los hombres eran machos, machos, machos. Si contraían matrimonio y la mujer tenía cierto poder económico, ellos administraban: la mujer no podía vender tierras si el marido no estaba de acuerdo. Siempre es reprobable, pero así era”.
Matanza de chinos
A Pancho Villa lo alcanza también la leyenda negra de que mandó matar a 303 personas de origen chino radicadas en Torreón. Y Guadalupe Villa afirma categórica que eso, históricamente, es imposible de adjudicar porque en los días en que ocurrieron los hechos, el general se ubicaba en Ciudad Juárez con el presidente Francisco I. Madero.
“Creo que la gente tiene mucho qué aprender, yo los invitaría también a leer mucho, a investigar. Que no se queden ni con todo lo bueno ni con todo lo malo, que lleguen a un punto intermedio porque siempre he dicho que los seres humanos no somos ni todos buenos ni todos malos. Muchas veces tú no sabes cómo vas a reaccionar ante un peligro, algo que pone en riesgo tu vida o la de tus hijos, y obviamente es el otro o tú”.
Guadalupe Villa dijo que más allá de las épicas batallas, hay que aproximarse al personaje buscando el lado frágil del hombre que se enamoraba, que tenía temores, que manifestaba sensibilidad y que no le importaba llorar delante de la gente. A eso se le llama naturaleza humana, y es por ella misma que el sujeto está expuesto al error.
“Como padre era muy responsable y como compañero ha de haber sido deplorable pero bueno. Una mujer que se siente engañada, traicionada, ¿lo va a andar cuidando? Claro que no. Los hombres no piensan como las mujeres. Las mujeres podemos proteger si nos protegen, podemos traicionar si nos traicionan. Algunas sí estuvieron muy enamoradas de Villa y soportaron muchas cosas”.
EGO