Aunque Paquito D’Rivera (Cuba, 1948) mantiene su pasión por música separada de su visión sobre la política, tiene clara una idea: “cualquier persona con visibilidad tiene el deber denunciar las atrocidades que se continúan haciendo”, hablando de la situación que atraviesa su natal Cuba o de cualquier otro país en Latinoamérica que busque reproducir el mismo sistema.
Para nadie es extraño que la leyenda cubana use su alcance para dar luz a los problemas que enfrenta la isla. Crítico del régimen cubano, Paquito D'Rivera pidió asilo en Estados Unidos a inicios de los años 80 y desde entonces se suma a aquellas voces de colegas que esperan un cambio y cumplir el sueño de volver a pisar su país en condiciones distintas.
Por ello, si está en sus manos compartir un mensaje de cambio sobre los escenarios que pisa, lo hace aunque con cierta delicadeza y respeto pues “la música la trato aparte, pero no se puede apoyar cosas con las que ellos (los políticos) no podrían vivir ni 10 minutos porque se les iban a acabar hasta los tacos”, dijo Paquito D’Rivera en entrevista con MILENIO.
“Claro que si puedo utilizar mi espacio para ayudar a entender las cosas o los conflictos que crean las personas cuando llegan al poder, lo hago, aunque muchos me han aconsejado no meterme en la política, pero considero que estos temas no son un problema de política, son un problema de los derechos de la gente”, agregó la leyenda del saxofón y el clarinete.
Durante la charla que tuvo lugar durante el Festival Paax GNP, el músico recordó al que considera “el más grande los cubanos”, José Martí, escritor, político y fundador del Partido Revolucionario Cubano así como héroe de la Independencia de ese país, “él decía una cosa que define todo esto: ‘contemplar un crimen en silencio es cometerlo’, no hay más”.
“No tienes que hacer un statement cada vez que subes a un escenario, porque eso también molesta muchísimo entre la gente de Hollywood, cuando reciben un premio hablan como cotorros de todos los problemas sociales que hay en el mundo y no les dieron el premio por eso, se los dieron por una película, por ejemplo, de cowboys, pero sí hacer algo”, agregó Paquito.
Lo imposible
El año pasado, Paquito D’Rivera tenía agenda llena, lo cual le impidió formar parte de la primera edición del Festival Paax GNP, pero este año se abrió el espacio para cumplir con su promesa. El cubano se siente feliz de volver a México para unirse a las filas de la Orquesta Imposible, bajo la dirección de Alondra de la Parra, y los conciertos del DarkSide al aire libre.
“De visitar México siempre estoy feliz, es un país especial, sobre todo por la comida. Esto que ha organizado Alondra es tremendo, todavía no llego bien al fondo de las cosas que ha logrado con el festival, pero una de las cosas más importantes es cómo se rodea de gente positiva, con gente que la ayuda a realizar sus sueños y el de todos nosotros”, dijo.
Paquito considera que los logros de Paax GNP son de gran alcance e incuantificables, pues en 10 días de festival se vive lo que en un año de eventos, “no me atrevo ni a sacar la cuenta, pero ha logrado reunir a una serie de músicos y de repertorios distintos para lograr una mezcla entre lo tradicional y lo contemporáneo, es una cosa única este festival”.
El cubano forma parte de la Orquesta Imposible, en días recientes encabezó el primer concierto sinfónico titulado Travesía musical, donde presentó “The Journey”, concierto para clarinete, violonchelo y orquesta, bajo la dirección de Alondra de la Parra. El próximo jueves 6 tendrá una participación especial en el DarkSide, los conciertos de Paax al aire libre.
“Nunca se sabe lo que va a pasar en los DarkSide porque no solo hay música, también hay danza y artes escénicas, pero estamos preparando algo especial con los músicos que seleccionamos para estar conmigo y que son muy talentosos, muy arrojados, con ese espíritu improvisador y eso es lo que haremos ahí, a ver qué pasa”, explicó el músico.
Si bien, los artistas invitados viven el sueño de tocar entre los mejores en un lugar que consideran un paraíso (Xcaret), lo cierto es que coinciden en que lo más importante es la causa social del festival: contribuir a la educación musical y artística de niños y jóvenes de la región de Yucatán, Quintana Roo y Campeche, a través de programas de apoyo como Armonía Social y recientemente Fellowship, dirigido a jóvenes de entre 28 y 30 años que buscan sus primeras oportunidades.
El cubano comentó al respecto: “Tener en cuenta a los niños más necesitados es una gestión muy bonita y de respetarse. El talento puede estar depositado en cualquier sitio, en el más humilde, mire el caso de Chaplin, salió del barrio más humilde de Londres, más pobrecito no se podía y fue un genio del cine, eso pasa con muchos niños y el programa de este festival impulsa sus sueños”.
Un cubano para el mundo
Paquito y su talento podrían describirse como patrimonio del mundo, desde los inicios de su carrera ha sido embajador de sus raíces y su jazz proyecta un estilo único, propio de un virtuoso. La música forma parte de su ADN, es hijo del saxofonista y director de orquesta cubano Tito D’Rivera, y conectó de manera profesional con la música a los cinco años.
Así lo recordó: “Nunca he vivido de otra forma, no recuerdo la vida sin un saxofón, la primera vez que tuve un saxofón en las manos fue a los cinco años, y desde entonces ha sido así, siempre he estado rodeado de un instrumento y de amigos músicos; crecí a 10 cuadras del cabaret más bello del mundo, el Tropicana, y mi papá siempre estaba ahí porque era músico”.
“La música es universal, tiene una magia especial, es muy difícil de explicar, pero el otro día estaba tocando una pieza muy especial de Rimski-Kórsakov, Scheherazade , y yo me emocioné desde el ensayo, y me preguntaba por qué, si he oído eso mil veces, pero la emoción de escuchar el solo de violín Scheherazade es algo inexplicable”,
El cubano concluyó así: “Cómo es posible que un conjunto de ruido, porque así le llamaba Napoleón a la música, porque no le gustaba, cómo es posible que eso pueda emocionar a la gente, claro que hay gente a la que no le emociona, pero eso no debe ser muy normal, ahí está el caso, Napoleón, claro, y nosotros tenemos un ejemplo muy claro, pero es mejor ni hablarlo”.
caov