A primera vista, Patricio Pron (1975) parece un poco nerd, su cabello sobre la frente, lentes de pasta y una actitud obsesiva; pide un café con muchas indicaciones y rechaza fotos, no le gustan y pareciera tener el deseo de desaparecer, de ser invisible. El escritor argentino está presentando La naturaleza secreta de las cosas de este mundo (Anagrama).
“Va a chocar, va a perder el control del automóvil y va a embestir las vallas que separan la carretera del bosque y de los secretos que éste oculta, pero Olivia aún no lo sabe”. Así arranca la poderosa y desconcertante novela de Pron.0
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¿De qué forma desarrollas una novela?
Muchas veces comienzo escribiendo acerca de escenas sobre personajes de los que no sé demasiado y, sin embargo, me obsesionan. Tenía una imagen mental de una joven que se dirige hacia una ciudad, y va a tener un accidente, pero ella aún no lo sabe, va a ser propiciado por un recuerdo que tiene que ver con la desaparición de su padre; para averiguar qué pasó, tuve que escribir la novela.
¿El libro es obsesivo como su autor?
Desde el comienzo mismo tiene un aire de obsesión. Siempre lo hacen. De otra forma, posiblemente no las escribieses. Si no te asaltasen, posiblemente tampoco se apropiarían de los lectores y lectoras como lo hacen. Como escritor te abandonas a ellas, por decirlo así, y dejas que te habiten y las habitas. Con la novela hubo una especie de obsesión que, a diferencia de otras obsesiones que podemos tener, es legal y tiene algún resultado útil para alguien, creo.
¿Cómo elegiste la foto de la portada?
Los editores suelen preguntarme si tengo imágenes en la cabeza cuando escribo un libro y las tengo, propongo y nunca me hacen caso, pero ahora sí. Es una imagen que durante años me obsesionó. ¿Quién es esa niña? ¿Cuál es ese bosque? ¿Por qué está subida en el automóvil? ¿Por qué el automóvil está al borde de la carretera? Son cosas que tienen estrecha conexión con la novela. Es como si las novelas fuesen como imanes a los que se van pegando esquirlas metálicas y una de ellas es esa imagen; también hay piezas musicales, viajes, experiencias, otros libros.
¿Escribes para saber qué les pasó a los persones que tienes en la cabeza?
Se trata de descubrir quiénes son los personajes que tengo entre manos y cuál es su historia. Y lo descubro en la medida en que lo narro. Es prácticamente como si yo fuese el primer lector de mis novelas. Al mismo tiempo, mis libros tienen siempre una sombra literaria, algunas de ellas aparecen en el epílogo del libro.
Esta sombra literaria, como decía Bolaño, es algo que también sirve a los fines de emborronar los límites entre escribir y leer, que es algo que mis libros hacen. Propician un tipo de conexión que tal vez los lectores y las lectoras no tengan con otros autores. Yo estoy junto a mis lectores cuando descubro la historia porque yo también estoy descubriéndola con ellos.
¿La novela habla del duelo?
Es una desaparición voluntaria y en la novela se habla del tipo de duelo sin final, que se produce cuando una persona desaparece: durante un tiempo seguimos encontrándonos en los objetos que dejó atrás, en los hábitos que tenía, en los recuerdos propios, y el duelo no tiene final. Es lo que le pasa a Olivia y de alguna manera es lo que nos pasa al resto. Yo diría que el duelo es una de las figuras más importantes de la contemporaneidad.
Dices que la ves como una novela política. ¿Por qué?
Lo es aunque no lo parezca, no dice por quién vas a votar, claro. Sin embargo, propone preguntas que son las que todos nos hacemos en este momento y que tal vez conduzcan a algún tipo de respuestas. En el libro, desde luego, las respuestas están al menos para los personajes. Ellos huyen, quieren ser libres, ser invisibles y el modo en que satisfacen ese deseo o no lo satisfacen es la historia de la novela.
¿La pasión es la que te hace escribir una novela?
Para mí no hay otra manera de escribir. Es casi como caminar la cuerda sin una red de contención. Hay algo de riesgo pero también de pasión en escribir de esta manera y esa pasión para mí es innegociable. No podría enfrentarme a los lectores y a las lectoras con una novela que no me apasionase. Si lo he hecho mal, la promesa es que en el próximo libro lo haré mejor.
¿Siempre te reinventas como escritor?
Yo nunca he querido que cada nuevo libro mío sea un libro más, como digo, esta pasión, que tú puedes llamar obsesión, aparece en todos mis libros.
La novela es un nuevo comienzo con tú llegada a Anagrama.
Lo tomo con el mismo entusiasmo, con el mismo ligero nerviosismo con el que todos empezamos algo por primera vez y es como si fuera mi primer libro.
A pesar de tu fama, te veo muy tranquilo.
No creo que los escritores seamos famosos nunca. En el mejor de los casos somos prestigiosos o reputados que es una forma muy menor de la fama, afortunadamente. Quienes tenemos amigos que son actores y actrices, músicos de rock y ese tipo de cosas, sabemos lo dificultosa que es su vida debido a la fama; nunca hemos querido eso para nosotros. La fama, además, supone a mis ojos la imposibilidad de dialogar con alguien, las personas a tu alrededor siempre saben mucho más que tú y así es imposible conversar. De lo que se trata es de tener diálogos. Para mí es determinante esto, de lo contrario me quedo en mi casa.