El sociólogo Peter Bengtsen es precursor del estudio sobre street art en Europa, una reciente manifestación cultural que viene ganando reflectores y espacio en el ámbito cultural y ha generado figuras como el reconocido Banksy. “Es una categoría que contiene muchas formas de expresión”, aunque algunas personas lo relacionan con el grafiti o simplemente lo consideran como murales a gran escala.
Investigador de la Lund University, en Suecia, donde escribe sobre el tema desde 2006, Bengtsen hace una clara diferencia entre esta disciplina, cada vez más extendida en Europa, el grafiti y el arte urbano: los dos primeros conceptos serían actividades fundamentalmente ilegales, solo diferentes por las formas de expresión y el público a quien van dirigidas; el arte urbano, en cambio, sería un ámbito de artistas, curadores y galerías. El también historiador en arte aceptó platicar con Dominical MILENIO al respecto.
¿Fue fácil en tus inicios proponer el tema del ‘street art’ como objeto de estudio? ¿Había prejuicios al respecto?
En 2006 no había mucha literatura académica, solo había cosas relacionadas con el grafiti. Cuando introduje el tema en mi división, siendo estudiante, hubo quienes no percibían el street art como una expresión cultural; como sea, mi división abarca un campo de estudio más amplio, que es el de estudios visuales, así que mi tema encontró un lugar ahí. En general puedo decir que mis colegas me han respaldado increíblemente.
"Es difícil decir si había un prejuicio en contra del street art porque esto depende de la definición sobre este. Para algunos sigue siendo algo controversial, tanto en Suecia como en Europa, en parte porque la gente lo asocia con el grafiti, lo cual es considerado por muchos como vandalismo en lugar de arte. Algo que trato de explicar cuando doy charlas públicas es que ambos son realmente dos cosas distintas y también intento aclarar que la ilegalidad no le impide a una expresión ser arte. Por otro lado, la tendencia creciente de igualar el street art con los murales ha significado que muchas personas se interesen en él, independientemente de cómo lo definan. Para mí, los murales de los festivales son diferentes del street art y trato de comunicar las diferencias entre estas formas artísticas. "
Sin embargo, esos festivales han sido un respaldo para el desarrollo del 'street art'.
Así es, pero también han contribuido a cambiar el significado del término. El street art, como lo veo, es una categoría que contiene muchas formas de expresión, aunque para muchos solo se relaciona con murales a gran escala. Los festivales y otras iniciativas que pasan por una curaduría han dado la oportunidad a algunos artistas de crear obras a gran escala y con mayor detalle. Al mismo tiempo, el creciente número de muros con curaduría también disminuye el espacio para expresiones más espontáneas. Algunos artistas se rehúsan a tomar el espacio de un muro ya pintado, porque esto puede reducir sus oportunidades de obtener un día su propio mural legal.
Así, con el aumento de murales “legales”, hacer street art ilegal se vuelve menos atractivo para algunos y esto finalmente puede estancar su desarrollo; los murales se están convirtiendo en la expresión dominante.
¿Existe un ‘street art’ genuino?
Street art significa cosas distintas para las personas, así que no estoy seguro de quién podría ser el juez de lo que es “genuino”. Dicho esto, el mundo de esta expresión artística ha cambiado; antes las personas estaban más interesadas en el arte en sí mismo, hoy las discusiones se enfocan en su valor financiero. Parece que lo mismo sucede con muchos de los creadores, en lugar de ser un objetivo en sí mismo, hacer street art se ha convertido en una forma de atraer la atención y buscar un atajo en una carrera hacia las galerías.
¿Se puede decir que el ‘street art’ es el gran fenómeno del arte contemporáneo de inicios del siglo XXI?
Es muy pronto para decir esto, pero es evidente que el street art ha sido capaz de captar el interés de mucha gente y que cierto número de artistas, que han hecho o hacen trabajo en las calles, han tenido una transición exitosa al mercado de arte.
¿Te parece que el ‘street art’ y el grafiti hicieron realidad el sueño de las vanguardias artísticas de posguerras?
Ya sea que tuvieran o no esa intención, el street art, y en menor medida el grafiti, pueden verse como la encarnación de algunas de las aspiraciones de eliminar las fronteras entre el arte, la vida cotidiana y el compromiso de las personas con su propio ambiente. No solo se trata de llevar el arte a la calle, sino también de sus referencias a la cultura popular, con las cuales es fácil que la gente se relacione. Creo que el street art ha hecho esto mejor que el grafiti, en parte porque este último aún carga el estigma del vandalismo, lo que impide a muchas personas verlo como el fenómeno positivo que puede ser, y también porque es creado frecuentemente para gente del círculo del grafiti en lugar de hacerlo para una audiencia mayor.
En un artículo reciente propones hablar de “justicia de espacio”. ¿Puedes explicarnos un poco el término?
El término no es de mi invención, se emplea en estudios críticos del derecho y se basa en la noción de que cierto espacio solo puede ser ocupado por un cuerpo a la vez. Por ejemplo, cuando alguien reclama de manera permanente un espacio de acuerdo con la ley de propiedad, la “justicia de espacio” propondría en su lugar que todos tomen posesión del espacio, estando en la disposición de retirarse para dejar que otros tomen posesión de él, en el entendido que otros en su turno harán lo mismo, por lo que el espacio, por ejemplo, en el tan recurrido “espacio público”, estaría siempre en flujo y no estaría nunca ocupado permanentemente por alguien. Es importante notar que la “justicia de espacio” es un ideal y que no existe puro en la realidad empírica. Como sea, el modo en que el street art y el grafiti desatienden aspectos de la ley, reclamando espacio temporal en la ciudad, es un ejemplo de algo que se aproxima a la “justicia del espacio”.
Se ha intentado varias veces identificar la personalidad de Banksy. ¿Esto te parece relevante?
No creo que sea interesante descubrir la identidad de Banksy. Para mí, el anonimato se ha convertido en parte integral de su práctica. Dicho esto, sería un poco como romper una escultura en una galería solo porque quieres ver qué hay dentro; puedes tener éxito en encontrarlo, pero en el proceso también arruinaste la obra de arte para el resto del público. Hasta donde puedo ver, solo los medios de comunicación podrían beneficiarse de esta identificación, pues provocaría mucha audiencia que, sin embargo, perderían en el largo plazo, porque el misterio que atrae a los lectores desaparecería a partir de entonces.
Tu primer libro fue ‘The street art wolrd’, ahora está a punto de salir tu segunda obra sobre esta expresión artística y ecocrítica. ¿Nos puedes hablar un poco del texto?
El nuevo libro observa cómo el street art puede influenciar el modo en que los seres humanos pensamos nuestro lugar en el ecosistema. El arte en general juega un papel importante al referirse al ambiente, pero en el street art es de particular interés porque se encuentra justo en el ambiente al que hace referencia. Ambos, The street art world y el nuevo texto están publicados de manera independiente por Almendros Granada Press.