El artista Ernesto Ríos vuelve tras diecisiete años con la exposición 'Retrovisión 2000-2025'

El presente funciona como un detonador que reactiva el pasado, otorgándole nuevos significados y convirtiendo la exposición en “una relectura crítica y poética de la obra”.

La curaduría y la museografía colocan en un mismo plano piezas realizadas con décadas de diferencia. (Foto: Especial)
Ciudad de México /

La exposición Retrovisión 2000–2025, del artista Ernesto Ríos, se presenta del 11 de diciembre al 1 de marzo en el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ), en Morelia, Michoacán, ocupando las tres salas de la planta alta. La muestra marca el regreso del artista al museo tras diecisiete años y constituye la primera revisión panorámica de más de veinticinco años de producción, en un ejercicio que se aparta de la retrospectiva tradicional para proponer una lectura activa y contemporánea del pasado desde el presente.

Desde su concepción, Ríos plantea Retrovisión como una exploración del tiempo entendida no como una secuencia lineal, sino como un territorio flexible donde las obras dialogan más allá de su fecha de origen.

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Retrovisión (2000-2025) parte desde una visión conceptual donde el tiempo no es una sucesión lineal, sino un espacio flexible que permite a los momentos coexistir y dialogar entre sí”, explica el artista.

Bajo esta lógica, el presente funciona como un detonador que reactiva el pasado, otorgándole nuevos significados y convirtiendo la exposición en “una relectura crítica y poética de la obra”, más que en un ejercicio de memoria o nostalgia.

Al enfrentarse a veinticinco años de trabajo reunidos, Ríos señala que la experiencia no se centró en juicios aislados sobre piezas específicas, sino en la posibilidad de comprender su práctica desde una perspectiva ampliada.

“El acto de ver la obra en su conjunto, abarcando 25 años de producción, ayudó a vislumbrar simultáneamente una producción longitudinal y una especie de corte transversal temporal”, afirma.

Esta visión global permite reconocer constantes, obsesiones y retornos conceptuales que solo emergen cuando el tiempo deja de ser un orden jerárquico y se convierte en una red de relaciones.

Esa misma lógica guió los criterios curatoriales de la muestra. La selección de obras no responde a una narrativa cronológica, sino a la construcción de diálogos visuales y conceptuales.

“Los criterios de selección fueron muy diversos, priorizando obras que establecieran un diálogo entre sí, buscando una especie de eco o reverberación estética”, señala Ríos.

La curaduría y la museografía colocan en un mismo plano piezas realizadas con décadas de diferencia, permitiendo que “obras creadas con gran diferencia de fechas coexistan armónicamente” y relegando lo histórico a un segundo plano.

El recorrido expositivo refuerza esta intención mediante una museografía no lineal, concebida como un laberinto.

“Mi interés principal es que el visitante construya su propia lectura de las obras”, subrayando que el diseño espacial invita a perderse, descubrir y recomponer significados.

A través de este tránsito, la exposición busca que el espectador repiense “la relación entre lo efímero y lo eterno, lo abstracto y lo concreto”, y se detenga a observar aquello que, por cotidiano o complejo, suele pasar inadvertido.

A lo largo de la muestra se revela una insistencia constante en estructuras geométricas, sistemas, redes, códigos y laberintos, elementos que atraviesan toda la producción de Ríos. Para el artista, estas formas no ilustran sistemas científicos o matemáticos, sino que los traducen a un lenguaje sensible.

“La traducción visual nunca es una mera ilustración, sino una reconfiguración sensible”, explica.

Aunque su aproximación a estos temas ha evolucionado, las obras “cohabitan en el mismo espacio como si compartieran un mismo ADN dentro de un ecosistema”, donde el orden se fragmenta y convive con el error y lo aleatorio.

Esta tensión entre orden y caos se manifiesta también en su trabajo pictórico, donde la paleta monocromática —blancos, negros, grises y azules— funciona como un campo de exploración de fuerzas opuestas.

“Mi paleta oscila precisamente para explorar las tensiones del universo: luz y sombra, orden y caos, lo micro y lo macro”, señala Ríos, quien añade que, durante el montaje, “las obras mismas van dictando dónde deben colocarse y cómo dialogar con las demás”.

Uno de los núcleos más significativos de la exposición es aquel que aborda lo biológico, lo digital y la noción de virus, temas que hoy adquieren una resonancia particular. Ríos comenzó a trabajar con virus digitales antes de la pandemia y, tras el Covid-19, retomó el tema desde una perspectiva científica.

En la obra SKULL SARS COV-2, explica, “la estructura visual del cráneo la realicé a partir de la secuencia genómica del SARS-COV-2”, utilizando los nucleótidos como base formal para construir un memento mori pictórico. A esta línea se suma la videoinstalación Zoonosis (2021), que “fusiona arte, ciencia y tecnología para reflexionar sobre la transferencia de enfermedades de animales a humanos”.

El contexto actual potencia la vigencia de estas obras. “La relación entre virus digitales y orgánicos ya no es simplemente una metáfora, sino una realidad palpable”, afirma el artista, quien subraya que la exposición pone en evidencia cómo los códigos, las redes y los virus funcionan como síntomas de un presente marcado por la hiperconectividad, la incertidumbre y la vulnerabilidad.

Incluso, apunta, la Inteligencia Artificial aparece como un factor que transformará radicalmente la relación entre ciencia, tecnología y vida.

La convivencia de obras de distintos periodos genera cruces inesperados. “Fue una sorpresa ver cómo interactúan en el espacio, como organismos independientes que están conectados, entablando una conversación colectiva”, señala Ríos.

Esta yuxtaposición permite que piezas realizadas con veinte o veinticinco años de diferencia se reactiven desde el presente, produciendo nuevas interpretaciones y lecturas.

Lejos de cerrar una etapa, Retrovisión 2000–2025 abre nuevas preguntas para el propio artista.

“Esta revisión no es un cierre”, afirma, reconociendo que el proceso lo ha llevado a cuestionarse qué caminos dejar atrás y cuáles explorar. Sin abandonar su trabajo en blanco y negro, Ríos comienza a incorporar más color, materiales y soportes, ampliando su campo de investigación.

“Prefiero que sea el espectador quien intente responder la gran pregunta que atraviesa la muestra”, afirma. Su deseo es que, al salir del MACAZ, el visitante conserve la inquietud, el asombro y la atención renovada hacia el mundo que lo rodea.

“Me interesa que cada visitante genere sus propias lecturas, surjan nuevas preguntas y percepciones personales”, concluye, entendiendo Retrovisión como una invitación a mirar de nuevo —y con mayor profundidad— las complejas intersecciones entre arte, ciencia, filosofía y experiencia humana.

El MACAZ

El Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce, en el Centro Histórico de Morelia, es un espacio emblemático para el arte moderno y contemporáneo en Michoacán. Fundado originalmente como Galería de Arte Contemporáneo en 1971 y renombrado en 1993 en honor al pintor y grabador michoacano Alfredo Zalce, el museo alberga un acervo de alrededor de 3 mil 800 obras que incluyen pintura, grabado, escultura y otras disciplinas artísticas.

Más allá de su colección histórica —que cuenta con piezas de figuras como Diego Rivera, José Clemente Orozco, Pablo O’Higgins, Efraín Vargas, Luis Sahagún Cortés, Jesús Escalera Romero, José Luis Soto y Francisco Rodríguez Oñate— el MACAZ ha sido sede de importantes exposiciones contemporáneas y programas curatoriales.

El MACAZ organiza y exhibe la Bienal Nacional de Pintura, Grabado y Cerámica Contemporánea Alfredo Zalce, un certamen de relevancia nacional que reúne propuestas emergentes y consolidadas de todo México, promoviendo la diversidad de lenguajes y medios del arte contemporáneo.

PCL

  • Gabriela Gorab
  • Curadora, gestora y columnista de arte y cultura. Licenciada en Artes (Bond U.); estudios en MIT, MoMA, Harvard. Cofundadora de Artists’ Container y Socia de El Lion que Ruge Films. Experiencia en Australia, NZ, Inglaterra, Indonesia y EU.

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