Del pueblo de San Cristóbal Suchixtlahuaca, Oaxaca, a las colecciones de instituciones como el Miami Hispanic Cultural Art Center en Miami, el Centro Cultural Mexcat en Barcelona o la 33 Contemporary Gallery en Chicago, el arte del pintor Carlos Bazán se caracteriza por lo que denomina ecolorido, un estilo que se nutre de la naturaleza y las tradiciones ancestrales de su lugar de origen.
El artista que ha presentado 30 exposiciones individuales y 65 colectivas, muestra parte de su obra en la Torre Totalplay en la exposición Nahuales, además de intervenir cien pares de tenis que se rifarán entre los trabajadores de la empresa.
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El pintor oaxaqueño dice en entrevista que le tocó nacer en la zona más árida del estado. “Sin embargo, a pesar de esa adversidad para florecer, muchos logramos salir adelante”. En su caso, el florecimiento vino a través del arte. Recuerda que cuando era niño “tomaba algunas hojas, las apachurraba y salía un juguito verdoso y con él me ponía a dibujar en los pisos, las paredes o las rocas. Puede ser que ese fuera mi primer descubrimiento del arte”.
Gracias a un tío dibujante, quien recibía revistas de arte de Estados Unidos, cuando era adolescente descubrió el arte chicano y comenzó a querer recrear algo parecido. “Esa fue mi primera influencia y ya de ahí empecé. Después tomé varios talleres, lo que me permitió descubrir el mundo de la pintura que me atrapó y aquí sigo tratando de crear”.
Con exposiciones en varios países, además de varios estados en la república, Bazán está convencido de que “es mucho mejor y más original abrazar nuestra esencia, que siempre ha estado ahí con nosotros, es una herencia que viene de generación en generación. Por eso empecé a incluir en mis obras desde los rostros de las personas y su vestimenta, diversas clases de animales, los árboles, la tierra, los atardeceres y los amaneceres, el cielo, las constelaciones y las leyendas ancestrales. Me empecé a envolver más y más en este mundo que siempre ha estado ahí, pero que a veces no queremos ver”.
En la muestra varios de los cuadros están relacionados con los nahuales, uno de sus temas favoritos. “Son seres fantásticos, mágicos, en los que creemos mucho en los pueblos de Oaxaca. Se trata de personas que se convierten en algún animal. Hay una leyenda que dice que si al nacer un niño lo ponen en medio de la casa y lo rodean con un camino de cal, el primer animal que cruce este camino será su nahual de por vida, es decir su protector. También hay otras obras relacionadas con el árbol de la vida o la dualidad entre vida y muerte, lo que también proviene desde las culturas antiguas”.
Sobre su trabajo de intervención, Bazán dice que pintó los zapatos tenis con las mismas temáticas de las obras que expone. “Son cien pares y se trata de piezas únicas, pues pinté a mano cada uno de estos pares y cada uno tuvo su grado de dificultad. Para mí ha sido un reto, pues nunca hubiera pensado en pintar unos tenis, y menos que fueran tantos. Y se me hace bueno que la empresa incentive a sus trabajadores con arte, pues los tenis serán rifados entre ellos”.
Para Carlos Bazán “el arte nos puede sensibilizar más a los seres humanos para darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor. Sobre todo en Ciudad de México, donde todo es más complicado, a diferencia de provincia. Espero que estas pieza alivien en algo el espíritu de las personas”.
PCL