Pitol, central en la cultura mexicana: Pérez Gay

En la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM se realizaron mesas en las que protagonistas de la literatura y del periodismo evocaron al escritor.

“Para un escritor, decía, el instinto y la inspiración ‘son sus mayores armas, las cuentas secretas de la razón’”, recordó José Luis Martínez S.
Editorial Milenio
México /

“En la literatura, como en la vida, lo más importante es el punto de salida, no el de llegada”: esa frase, que Rosa Beltrán le escuchó a Sergio Pitol, es apenas una muestra de las experiencias que logró transmitirle el escritor en ambos campos de su existencia cotidiana. Más allá de lo que salía de su imaginación y de sus lecturas, había una mirada de la vida.

Así se iniciaron los actos de homenaje a Pitol en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, con mesas en la que participaron, además de Beltrán, Rafael Pérez Gay, Luz Fernández de Alba, Ana García Bergua, Anamari Gomís, Braulio Peralta y José Luis Martínez S., quienes recordaron al ser humano culto, memorioso y con gran sentido del humor.

“La obra de Pitol padeció lecturas simplistas de quienes lo consideraban un completo escritor para escritores. Era dueño de una fuerza expresiva infrecuente en nuestras letras: culto, pesimista, con una fe ciega en el monólogo sombrío y las atmósferas oscuras”, dijo Rafael Pérez Gay al participar en la mesa “Todo está en todas las cosas”.

Según el colaborador de MILENIO, Pitol había invertido su talento narrativo en lo extravagante, en lo grotesco y lo desorbitado, como se alcanza a reflejar en personajes que terminan siendo solitarios o desesperados.

“La obra de Pitol es central en la cultura y las letras nacionales. Es un autor que pudo combinar el humor con la tragedia, lo que decía Schopenhauer: todas las vidas vistas de cerca son prácticas, pero de lejos se van volviendo tragicomedias”, enfatizó Rafael Pérez Gay.

Martínez S., director de Laberinto, evocó la amistad que tuvieron Carlos Monsiváis y Pitol; en especial se refirió a ese personaje que, despojado, de la palabra, siempre mantuvo un estilo sobrio y elegante: “Pitol descreía de los talleres literarios y confiaba en el instinto y en la inspiración, tan vituperada por tantos y que, para él, era el fruto más delicado de la memoria. Para un escritor, decía, el instinto y la inspiración ‘son sus mayores armas, las cuentas secretas de la razón’”, enfatizó el periodista.

Beltrán evocó momentos personales y las etapas literarias en la obra de Pitol, de las que destacó su regreso a México y la publicación de El arte de la fuga.

Para Peralta, también colaborador de MILENIO, el prestigio de Pitol le vino mucho de fuera, no precisamente de México: “Aquí nos podemos tardar hasta 50 años para reconocer a alguien”. De ahí su interés por hablar de algunos hilos que tejieron algunas de sus obras.

En el acto el periodista recordó que en sus libros siempre son personajes alejados de la misoginia o el machismo intelectual de escritores “sin respeto al género”, por lo que está convencido de que hay novelas que deberían ser material del feminismo en los tiempos que corren, porque las mujeres “podrían entender que no hay lucha de sexos, sino de ideas, que hay confrontaciones que se ganan con la razón”.

Las actividades del homenaje nacional llegarán a las ciudades de Xalapa y Puebla. Antes, el 12 de junio, la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes albergará la mesa redonda “Sergio Pitol, mago de la palabra”, con los comentarios de Juan Villoro, Alberto Ruy Sánchez, Jorge Volpi y Laura Deméneghi.

POLÉMICA SIN FIN

Si bien hay un acercamiento entre la familia de Pitol y la Universidad Veracruzana (UV), hay situaciones sin respuesta. Presente en el homenaje, el director editorial de la UV, Édgar García Valencia, confió que podría resolverse el diferendo, sobre todo para la publicación de otros dos títulos de la colección Sergio Pitol. Traductor: Trasatlántico y Diario argentino de Gombrowicz. Pero Deméneghi, sobrina de Sergio, afirmó que en lo editorial no habrá solución.

“Lo que queda pendiente son contratos por libros que no se han hecho, porque fue justo cuando se cruzaron los juicios por interdicción, por lo que decidimos no hacer los libros”, aseguró el editor. Deméneghi afrimó que hasta existe una factura expedida por el mismo Pitol, que no fue saldada por la universidad: “Ese contrato se terminó en enero de 2017, ahora quieren que vuelva a hacerlo y hasta que se haga uno más para los títulos que faltan. Ninguna de las dos cosas las va a hacer la familia. Además, cuando se terminen los derechos por la colección, ya no vamos a seguir con la UV”.

Lo que sí va a suceder es la donación de la Biblioteca de Sergio Pitol a la institución educativa, en lo cual ya se trabaja.

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