Hay en el editor Joaquín Díez-Canedo Flores una vena muy próxima a la ciencia. Él mismo lo confiesa al recordar su intención de estudiar físicas en sus años universitarios, además que con el paso de los años se interesó por la naturaleza, especial por la ornitología, el avistamiento de aves.
Ahora, un tanto alejado de esas disciplinas, se convierte en el Premio Juan Pablos 2020 al Mérito Editorial, un reconocimiento que viene de sus pares, en la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), constituido en jurado calificador, por “su labor al frente de empresas editoriales privadas e instituciones públicas ligadas al ámbito de la cultura impresa, que ha sido prolífica y exitosa a lo largo de su vida profesional”.
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Un galardón que tiene un sabor muy especial para el editor: su padre, don Joaquín Díez-Canedo, fue el quinto en recibirlo, y ahora le correspondió a él, lo que no deja de ser resultado de haber estado casi todo el tiempo entre libros: “mi intención había sido estudiar física, terminé en el tema editorial porque la otra cosa que aprendí en mi casa fue sobre las cuestiones de los libros”.
“Es un reconocimiento muy importante, porque es de los colegas. No me gusta mucho eso de los premios, porque se puede pensar que uno trabaja para ser reconocido, pero este premio sí me parece importante, me enorgullece, porque es de los editores”, cuenta en entrevista con MILENIO Díez-Canedo Flores, ya con una trayectoria de alrededor de 35 años en el mundo editorial.
Si bien sí realizó estudios de física en la Universidad Nacional Autónoma de México, también cursó el Programa para la Formación de Traductores en el Colegio de México: su trayectoria comenzó a escribirse en 1983, aunque el primer reto importante fue cuando se convirtió gerente de la Editorial Joaquín Mortiz, fundada por su padre.
“En Mortiz estuve de 1987 a 1993, trabajando con mi padre, una época muy grata, ayudé a que él se fuera desentendiendo un poco, con tranquilidad. Me di cuenta de cuánto me parecía a él en tantas cosas, lo cual no siempre me hizo gracia, porque pensé que era muy diferente. En esos años publicamos a autores nuevos, importantes… pienso en Ikram Antaki, Óscar de la Borbolla, Jorge Volpi, Alberto Ruy Sánchez o Francisco Rebolledo”.
En todo este tiempo ha pasado por el Grupo Patria Cultural, por la Editorial Clío, libros y videos, por el Fondo de Cultura Económica como Gerente de Producción, para después convertirse en su director general; se hizo cargo de las ediciones de la Universidad Veracruzana, de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) y de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM.
“Un editor tiene que saber lo que pasa en el mundo, no sólo en el social, sino en el de las preocupaciones literarias; desde luego, tener una cultura lo más amplia posible para saber distinguir lo que es nuevo, original, lo que tiene cierto mérito o ciertas aportaciones. Aparte de todo eso está el gran reto operativo, que sí, en este tránsito tiene muchos tropiezos, respuestas que son prematuras: el asunto de las librerías virtuales no se ha resuelto bien, como tampoco de los llamados tiros cortos, imaginados como la gran fórmula para eficientar los recursos”, recuerda Joaquín Díez-Canedo.
Los retos en la edición
“Para ciertas cosas, el mundo del libro se construye de trabajos individuales meticulosos, como traducir algo o corregir galeras, pero el conjunto de las tareas que se requieren para hacer de la obra de un autor un libro y luego tratar de que llegue a más lectores, es una red muy amplia, todos con intereses parecidos a los tuyos, con experiencias interesantes de comunicar”.
Para Joaquín Díez-Canedo, el Premio Juan Pablos se convierte en una posibilidad para reflexionar sobre el trabajo realizado durante estos años, pero no sólo desde una perspectiva persona, sino colectiva, de industria, por ser un tiempo de transiciones, un periodo en el que hasta se anunció la muerte del libro impreso.
“Hay personas que se inclinan por arruinar el futuro. Sigue existiendo gente que se precipita a declarar la muerte del libro en papel, pero algo tiene que los lectores lo prefieren, a pesar de una incursión bastante significativa de otros formatos de lectura, como que todos los nuevos medios tienen un espacio, pero no acaban nunca por desplazarlo; incluso, retroceden”.
Tan sólo hasta hace unos cinco años se seguía viendo como una amenaza la presencia del libro electrónico y, aun cuando ya se quedó con una parte del mercado, ni siquiera es significativo, explica el editor, porque hasta disminuyó su participación: la gente sigue prefiriendo los libros de papel.
“Me ha sorprendido mucho que en Estados Unidos se han vendido más libros este año que el pasado y eso es muy inesperado. Probablemente la gente ha tenido más tiempo de leer, ya había descubierto la gran solución que es la lectura en tiempos de encierro. En realidad, hoy días las amenazas al libro son otras, vienen de las famosas series televisivas, que ya van a remplazar a la novela.
“Me acuerdo que alguna vez hablamos con Jorge Volpi sobre Lost, de las primeras series, y decía que la nueva narrativa estaba ahí, en las series de televisión, aunque también han tenido sus procesos de desgaste en su nicho, pero sorprende que, en Estados Unidos, el mercado donde más tendrías que ver una transformación de este tipo, el mercado del libro hay crecido en estos días de contingencia, lo cual es bastante notable”.
La ceremonia de entrega del Premio Juan Pablos 2020 a Joaquín Díez-Canedo Flores se llevará a cabo el jueves 12 de noviembre, en una transmisión a través de las redes sociales de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana.
PJG