Preocupa que Cultura pueda destinar recursos para peleas de gallos

El creador escénico consideró que puede dejar menos recursos para el apoyo a artistas locales

Álvaro Muñoz, director teatral. (Carlos Mercado)
Las peleas de gallos | EFE
Melisa Agüero
Pachuca /

El 29 de noviembre de 2018 el diputado morenista Rafael Garnica Alonso presentó ante el pleno del Congreso local un proyecto de decreto para que las peleas de gallos sean consideradas patrimonio cultural. En él declaró de interés público la protección de estas aves, así como que la Secretaría de Cultura de Hidalgo sea la responsable de su identificación, documentación, investigación, preservación, protección, así como de la valorización, transmisión y revitalización de este combate de animales. Este 30 de junio fue aprobada con 20 votos a favor, más de dos años después y a pocos meses de que termine la legislatura.

“Yo no sé realmente hasta qué punto podría la Secretaría de Cultura apoyar, porque de por sí los apoyos tanto federales como estatales y municipales son mínimos (…) el hecho de concebir un espectáculo donde intervengan animales no sé si se pudiera llamar patrimonio cultural, quizá a lo mejor una tradición que tendría que ser subsidiada por quien esté interesado en eso, pero me parece que ponerle el nombre de patrimonio cultural, tendría que ser un suceso, un evento o algo que involucre a todos y que además nos dé identidad como pueblo y como sociedad”, afirmó Álvaro Muñoz, director y creador escénico hidalguense. 


El actor aclaró que las peleas de gallos responden a un interés económico que no necesariamente tiene que tratarse como cultura, pues consideró que la Secretaría de Cultura debería priorizar la difusión y promoción de quienes pertenecen al gremio artístico y quienes generan con su trabajo la reconstrucción del tejido social; además ahondó que de tomarse en cuenta esta propuesta “tendría que estar ubicado en todo caso en otra dependencia que no sea la Secretaría de Cultura”. 

El arte y la cultura pretenden enaltecer valores de origen, de identidad, de reconocimiento, que construyan una mejor sociedad (…) y si bien es una tradición y que se ha mantenido porque la gente lo consume, también es un negocio, y yo creo que sería un mensaje doble porque está muy bien que exista diversidad, yo no estoy en contra y no podría decir que desaparezca, pero debería estar en la dependencia adecuada; el hecho de que la Secretaría (de Cultura) lo absorba, desde mi punto de vista, estaría entrando en una contradicción de valores artísticos y estéticos, porque si de por sí hay mucho conflicto entre los artistas respecto a por qué presentaron esa obra, que si no tiene cierto valor artístico, que si no está a un nivel profesional, no quisiera imaginar ahora cómo se pondría el gremio con un espectáculo de este tipo”. 

Asimismo, el artista hidalguense cuestionó la imagen que reflejaría el estado si el Congreso aprobara esta propuesta, así como el mensaje que profesaría la Secretaría de Cultura al apoyar este tipo de actividades, pues ante ello tendría que aportar recurso para una actividad que promueve el maltrato animal, cuando aún existen otras áreas de oportunidad que la institución debe atender. 

“Por supuesto que hay quien lo consuma, pero no es el mismo perfil de público que busca la Secretaría de Cultura; desde ahí sí creo que afecta. También la cuestión presupuestal afecta, porque si se va a destinar un recurso para eso, significa que hay menos recurso para otras actividades. No me imagino la manera de hacerlo, no me parece viable”. 

Aseguró que este nombramiento no solo mermaría recursos, sino que además obligaría a la Secretaría a integrar estas actividades a su cartelera, la cual destacó que ya es por demás pequeña, “por ejemplo, a una feria del libro, no me imagino una feria internacional y que haya un concierto de cuerdas, luego venga la compañía de danza y al final una pelea de gallos”. 

Finalmente, aseguró que la estética es la que diferencia a un creador artístico de un criador, pues la crianza no tiene fines estéticos, por lo cual es cuestionable que esta actividad sea considerada cultura, “el artista trabaja por la belleza, y el otro me atrevo a decir que trabaja por fines comerciales”. 

Por ello, conminó al gremio artístico a cuestionar este tipo de propuestas: “la gente que está involucrada en la cultura, creo que sí tenemos voz y el derecho de opinar y también de cuestionar, porque finalmente para los artistas nuestro trabajo es ése: el cuestionar, es el proponer, es el trabajar con la realidad y darle cierta estética”. 


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