La correspondencia que mantuvieron durante 25 años Virginia Woolf, para quien “la vida se desintegraría sin cartas”, y su colega y amigo Lytton Strachey, que sostenía que el epistolar era el único género literario “realmente satisfactorio”, se ha reunido en un libro que se edita ahora en español.
Con el título 600 libros desde que te conocí, Jus Ediciones ha publicado una versión íntegra de la correspondencia entre estas dos destacadas figuras del Círculo de Bloomsbury, del que formaron parte autores como Bertrand Russell y John M. Keynes.
Virginia Woolf (Londres, 1882-Lewes, Sussex, 1941) fue una de las voces más destacadas de la literatura del siglo XX. Novelista, cuentista, ensayista y corresponsal, encarnó los valores de las primeras vanguardias literarias y reveló como nadie la consciencia femenina.
Strachey (Londres, 1880-Ham, Wiltshire, 1931) fue el gran innovador del género biográfico a principios del siglo XX, con libros que examinaban de forma inmisericorde las costumbres y la moral victorianas, que le valieron una enorme popularidad.
La primera edición de esta correspondencia (1956) fue censurada por Leonard Woolf (esposo de Virginia) y James Strachey (hermano de Lytton), para no herir la sensibilidad de personas entonces vivas, cuyas identidades salían en las cartas, en las que ambos reflejaban con ironía y mucho humor sus opiniones sobre una sociedad demasiado anticuada para su mentalidad progresista.
Según el editor Juan Antonio Montiel, el libro recupera los elementos suprimidos e incluye varias cartas hasta ahora inéditas.
La correspondencia inició el 22 de noviembre de 1906, cuando la entonces joven Virginia Stephen dirigió unas educadas líneas a un amigo de su hermano, Lytton Strachey, para invitarle a la casa familiar. Veinticinco años más tarde, período que abarca el libro, eran célebres literatos.
En sus cartas revelaban pequeños secretos cotidianos, narraban encuentros con la flor y nata de la sociedad británica, hablaban de sus lecturas y gustos, y celebraban el progreso de sus carreras literarias, señala Montiel.