Parece una trama literaria, pero así sucedió en realidad: cuando la Academia Sueca eligió a José Saramago como Premio Nobel de Literatura, le encargaron a una persona que hiciera todo lo posible por localizarlo, pero sin que supiera para qué lo buscaban; después de múltiples esfuerzos, lograron establecer contacto cuando estaba a punto de entrar a un avión en Fráncfort: fue una azafata la que le dio la noticia.
La anécdota es compartida por Pilar del Río, traductora y presidenta de la Fundación José Saramago, en su sede en Lisboa, la Casa de los Picos, donde anunció que se publicarán dos volúmenes inéditos: de uno sí quiso hablar, del otro se encargará su editorial, Alfaguara, en el caso de la lengua española.
Así, para conmemorar el 20 aniversario de la entrega del Premio Nobel de Literatura al escritor portugués, la fundación que lleva su nombre prepara la publicación de un libro que reúne la correspondencia que estableció con escritores y con lectores a partir de que se dio a conocer su nombre como el galardonado.
“Hay testimonios de México y otras partes de América Latina, por supuesto también españoles: es la alegría de lo que pasó en aquellos días, las expresiones, de personas muy anónimas o de otros premios Nobel que le decían bienvenido al club, bajo el título de Un país levantado en alegría, coordinado por Ricardo Viel”, informó Pilar del Río.
Durante una visita a la Fundación José Saramago, ubicada en la capital portuguesa —en la Plaza—, el mismo Ricardo Viel explicó que en el volumen se encuentran cartas de Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez o Fidel Castro, pero también de lectores que no lo conocieron en vida, pero que disfrutaron de la lectura del autor de Memorial del Convento o La muerte de Ricardo Reis.
“Recuerdo una carta de una chica de 20 años, quien le decía: ‘Imagino que no va a leer esto, porque tiene muchas cosas que hacer’, y es un relato increíble en el que le cuenta cómo la lectura de un libro le cambió la vida. Lo que es curioso, Saramago lo dijo en una entrevista, es que la gente más que decirle felicidades, le agradecían por haber ganado el premio, como si fuera algo colectivo”, en palabras de Viel.
En una edición bilingüe, Un país levantado en alegría reunirá la correspondencia que recibió entre el 8 de octubre, cuando le dieron a conocer la noticia, y el 10 de diciembre, el día de la entrega del galardón, el cual será presentado en contexto de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Proyectos
Uno de los proyectos fundamentales de la institución, que resultaba muy importante para el mismo José Saramago, es la puesta en marcha de una Carta de los Deberes Universales, trabajada en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México y que, de alguna manera, ya anunciaba el escritor portugués desde su discurso de aceptación del Nobel, en donde habló sobre derechos humanos que no eran fomentados ni respetados por los gobiernos, por lo que hacía falta voltear hacia la sociedad.
“Buscamos que la carta esté en los planes de estudios y en los medios de comunicación, pero a partir del concepto de deberes, de la responsabilidad que tiene la sociedad con el mundo que le rodea. El año pasado se la entregamos ya a la Asamblea General y a la Comisión de Derechos Humanos, así como a todos los embajadores iberoamericanos que lo asumieron, donde la pregunta principal es: ¿nosotros los ciudadanos qué estamos haciendo para que el mundo sea mejor?”, recordó Pilar del Río.