Aunque desde 1888 ya no se llama Paso del Norte, la región-cruce de Ciudad Juárez y El Paso sigue siendo ruta y eslabón crucial de la frontera. Aquí, a diario, hay un flujo de comercio que deja beneficios de millones de dólares. Pero más esencial, tomando distancia de la lógica del capital, es el arte que genera identidad y, por ende, hermandad.
En esta zona dividida por ese constructo físico e ideológico llamado El Muro, hay muchas iniciativas creativas, pero el colectivo Puro Borde destaca porque parte del ideal del reconocido artista chicano Guillermo Gómez Peña: el 'pollero cultural'.
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Para 'encender' la ciudad, idearon un plan: "Ir y venir a través del arte", sin instituciones de por medio y bajo el mote de Puro Borde.
Más de una década después, la organización se mantiene con el foco de "promover el arte fronterizo" a través de exposiciones y conexiones. David es "el pollero" de las piezas y Arón es "el coyote". Son renovados 'Hermes' del la creación y difusión binacional.
"Era pensar en hacerlo sin que se diera cuenta la gente que genera la violencia, porque no había galerías abiertas en Ciudad Juárez y se utilizaban casas o el patio de alguien".
Venegas, en entrevista con MILENIO, reconoce que Juárez está "rezagada en el aspecto cultural", sobre todo porque se encuentra alejada de la capital, Chihuahua, y de Texas o Austin. Aunque afirma que eso "no nos atrasa, pero no hay las mismas oportunidades que una ciudad grande".
"Es la violencia espacial de las fronteras. Tenemos que seguir vinculándonos y resistiendo a través del arte".
El artista fronterizo, define Arón, tiene la peculiaridad de "estar en una zona que es como una cuarta dimensión: está, pero no; es un espacio ajeno".
Esto, más que una desventaja, incita a "reinventarnos, dialogar con el desierto, los paisajes, las faltas de oportunidad, el 'Hazlo tú mismo' del punk".
Reconoce que, en la frontera, muchos creativos abordan la cuestión de la violencia, "porque no es ajena". También la migración es un eje temático.
"Pero igual hablamos de las historias de las personas que han salido adelante, que cuidan los cerros, los ríos, las plantas y las tradiciones. Hay mucha cultura que viene del desierto", acentúa.
Arón comenta que el desierto genera una resiliencia "para seguir apoyando la cultura", con todo y que es una región poco constante porque "mucha gente llega y se va".
"Por eso es importante documentar nuestra lengua, las maneras de ser, la cultura regional. No somos del norte ni del sur, somos de la frontera. ¡Esa es nuestra bandera de identidad!".
Él, enfocado en la gráfica, mientras su compañero David Flores trabaja el stencil y los murales, comparte que, al día de hoy, dentro de Puro Borde hay la recepción de carpetas binacionales: "Estamos trabajando con personas en Durango, Guerrero, Veracruz, Nuevo León, Tijuana".
"El discurso binacional es crucial para Puro Borde: es importante la conexión de la frontera y mostrar que los artistas podemos generar un diálogo", apuntala.
El arte, para Arón, desde su contexto, funciona para "crear un documento histórico sobre lo que pasó y está pasando actualmente".
Ahondando en la gráfica, su prioridad artística es social: estar con la comunidad, pues "el arte genera un vínculo de amistades, cultura, valores".
"Vivimos en un mundo acelerado donde toda imagen es inmediata, pero no nos detenemos a ver qué quieren decir esa imagen; le damos solo el valor estético si es lo que está de moda o se ve chido, pero no buscamos de dónde viene el artista o cómo llegó a hacer esa pieza", exalta para cerrar la charla con MILENIO.
Puro Borde en la Ciudad de México
En octubre, Puro Borde participará en una exhibición grupal dentro del restaurante-galería Paradero Conocido, en la zona centro de la Ciudad de México. Y el próximo año, Arón hará una exposición con el fotógrafo Ariel Ojeda bajo la temática migrante: "Fotos de la cuarta caravana para hacer grabado, surreal y abstracto".
hc