Aunque los últimos años han sido prósperos para la producción del cine mexicano, los realizadores aún enfrentan la falta de interés del público nacional.
Si bien las cifras muestran que cada vez hay más espectadores de cine hecho en México, una queja generalizada prevalece: nuestras películas sólo muestran violencia, narcotráfico o descarnadas realidades.
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Por eso, durante la reciente edición del Baja California International Film Festival (BCIFF), preguntamos a varios profesionales de la industria qué necesita el cine mexicano.
Aurora Jáuregui
Productora de la película Me gusta pero me asusta
Necesita conectar con la gente. Necesita historias sin pretensiones, más allá de tener una personalidad o actores con gran nombre. Necesita conectar con esos valores que tenemos por ahí metidos. Cuando vivimos en una sociedad y en un país tan difícil, en un momento político complicado, de inseguridad, lo que nos toca es conectar con la gente.
Necesitamos seguir haciendo esas historias para los chavos, para ese público que está hambriento y ávido de ver historias sencillas. Lo único que necesitan [las películas] para trascender, es tocar esa fibra que tiene el latino o mexicano que vive en el extranjero: la nostalgia. Lo que nos toca esas fibrillas es lo que nos recuerda a lo que somos y de dónde venimos.
Arturo Soler y Félix García
De las plataformas de distribución True People y myCinema, respectivamente.
El contenido que más éxito tiene —dice Félix García— es el que tiene que ver con la cultura mexicana, no tanto el contenido artístico o muy elevado.
Soler agrega: Hay que contar esas historias que traen el arraigo del latino. Historias de superación: la gente latina que está en Estados Unidos es gente que se la ha rifado durante mucho tiempo. Las cintas que hacen sentido son aquellas en las que un papá puede llevar a su hijo y mostrarle su país. Quizá el chavo ya ni habla español, pero puede conocer sus raíces.
Deben ser historias del día a día, no tienen que ser historias sofisticadas. Tienen que transmitir la cultura de la región. Para alguien que vive en México, es muy común que te pasen el pueblo. Para ti no es nada nuevo, pero para alguien que ha estado tan separado de su país por mucho tiempo, es una referencia eso.
Nelly Castañeda
Directora del BCIFF
Debemos hacer cine con valores, enseñar que también hay otra cara. A veces la gente dice: “el cine mexicano es puras groserías o la cruda realidad”. Hay películas como El Estudiante, de Roberto Girault, que no maneja una sola grosería. Tiene todas las emociones: te divierte, te hace reír, te hace llorar...
No estoy diciendo que las otras películas no sean buenas. Claro que son buenas y para todo hay un público, pero no quiere decir que hay que mostrar nada más la cruda realidad de un país.
Tijuana, por ejemplo, siempre se ha visto como un lugar rojo, peligroso. Cuando hacen películas sobre Tijuana, ¿qué venden? Narcotráfico. Y no somos sólo eso. Es una realidad, pero necesitamos también aprender a ver la belleza del lugar. Tenemos que aprender a ver no sólo qué cosas malas tiene, sino cómo ayudar a que tenga cosas buenas.
ASS