Este 18 de enero conmemoramos 154 años del natalicio del poeta, escritor, periodista y diplomático nicaragüense Rubén Darío, quien es considerado como máximo representante del modernismo literario en la lengua española, así como una de las mayores influencias en la poesía del siglo XX. Aquí te contamos la vida de este importante personaje.
- Te recomendamos Juan Villoro: hacer la cultura “de manera quijotesca” Literatura
¿Quién fue Rubén Darío?
Félix Rubén García Sarmiento nació el 18 de enero de 1867 en San Pedro de Metepa (actualmente Ciudad Darío), Nicaragua. Hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, su fe de bautismo se encuentra en la catedral de León, donde después viviría. La familia de su padre era conocida como los Daríos, debido a que uno de sus tatarabuelos se llamaba Darío, y por tanto, todos sus hijos e hijas eran conocidos como Daríos. De ahí el nombre que después adoptó, según la Secretaría de Cultura.
Pasó parte de su vida en la ciudad de Léon. Según la UDG, vivió bajo el cuidado de sus tíos en aquel lugar, una importante urbe cultural. Estudió en instituciones jesuitas y fue apodado el niño poeta, debido a sus grandes dotes de los que ya daba pistas. Todo esto le valió para comenzar a trabajar en periódicos desde los 14 años de edad.
Su carrera apenas comenzaba y viajó a El Salvador, donde fue recibido por el entonces presidente Rafael Zaldívar. Allí conoció a Joaquín Méndez Bonet, poeta que lo introdujo al estilo de poesía francesa, base de la después conocida poesía modernista.
A los 19 años de edad viajó a Santiago de Chile para continuar con su labor periodística y colaborar en revistas de política. En el país sudamericano se hizo amigo de Pedro Balmaceda Toro, hijo del entonces presidente José Manuel Balmaceda, quien le ayudó a unirse a círculos literarios.
- Te recomendamos La poesía ayuda a ser parte de un misterio: Javier Cravioto Padilla Cultura
Fue durante este periodo cuando llegó su primer libro de poemas, titulado Abrojos, publicado específicamente en 1887. Un año, 1888, después, adopta el apellido de Darío para publicar Azul..., una obra que terminaría por convertirse en referente del estilo poético modernista en la historia.
Pese a que no era el apellido oficial de su familia, 'García' comenzaba a ser sustituido por Darío, al grado que su bisabuela paterna firmaba como 'Rita Darío' y su padre realizaba sus negocios como Manuel Darío, al grado que el nuevo apellido comenzó a ser un patrimonio para la familia y adquirir legalidad.
Los siguientes años en su vida fueron de vivir en distintos países del continente y seguir trabajando como periodista. En 1892 viajó a Madrid como representante diplomático de Nicaragua con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América. Allí conoció a personalidades como Juan Ramón Jiménez, Ramón María del Valle-Inclán, Jacinto Benavente y Antonio Machado, quienes posteriormente reconocieron su trabajo en la literatura y poesía.
Sin embargo, ése no fue su único encargo diplomático, pues en 1903 fue nombrado cónsul de Nicaragua en París, Francia; también formó parte de comisiones para definir los límites fronterizos entre Nicaragua y Guatemala.
En cuanto a su vida personal, estuvo casado en dos ocasiones según la Asamblea Nacional de Nicaragua: primero con Rafaela Contreras, cuentista conocida como Stella, con quien se casó el 21 de junio de 1890, pero murió el 26 de enero de 1893; después se casó con Rosario Emelina Murillo Rojas, el 8 de marzo de 1893, con quien concibió un hijo que murió por tétanos. Tras divorciarse, en 1916, compartió los últimos años de su vida con Francisca Sánchez del Pozo, hija del jardinero del Rey de España. Ella, incluso, no sabía leer, y junto con su amigo, Amado Nervo, le enseñaron a la joven.
Sólo pisó México previamente al inicio de la Revolución Mexicana. Estuvo en el puerto de Veracruz en septiembre de 1910, pero se le impidió llegar a la capital.
Tras estallar la Primera Guerra Mundial, en 1914, Darío abandona el continente europeo para vivir en Guatemala y defender la idea del pacifismo. En enero de 1915 viajó a Nueva York para leer su poema Pax en la Universidad de Columbia.
Termina por regresar a León en su natal Nicaragua el 7 de enero de 1916 y muere el 6 de febrero del mismo año a los 49 años de edad, dejando un auténtico legado detrás de él.
¡Oh mi adorada niña!...Rubén Darío...
¡Oh mi adorada niña!
Te diré la verdad:
tus ojos me parecen
brasas tras un cristal;
tus rizos, negro luto,
y tu boca sin par,
la ensangrentada huella
del filo de un puñal.
co