Dibujar es fácil; sólo es cuestión de tomar una pluma o lápiz o crayón y, sobre una hoja, trazar una figura. Pero dibujar y al mismo tiempo transmitir un mensaje – reflexivo, divertido, universalmente entendible -, es complicado. Basta preguntarle a Joaquín Salvador Lavado, Quino, el ilustrador argentino que este viernes cumple 88 años y tiene en el personaje de Mafalda su mayor estandarte.
Porque, aunque ahora su nombre –y el de la niña que a través de sus viñetas vive todo tipo de situaciones– es una referencia e inspiración para aquellos dedicados a los trazos, en algún momento de su vida no fue así; tuvo que ‘picar piedra’ en distintos sitios para poder ejercer su trabajo de forma óptima.
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Joaquín Salvador Lavado Tejón
Antes de poner su imaginación sobre hojas, Joaquín Salvador Lavado nació el 17 de julio de 1932 en la ciudad de Mendoza, Argentina. Pero desde recién nacido fue Quino, para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, un pintor que lo encaminó al mundo de los grafitos gastados.
La Escuela de Bellas Artes lo recibió en 1945 para ejercer sus estudios, aunque Lavado la dejó en 1949 “cansado de dibujar ánforas y yesos”; esta decisión también fue motivada por la certeza que ya tenía sobre su quehacer con los lápices: dibujar historietas.
Entonces, decidió ir a la gran ciudad: Buenos Aires. Ahí llegó con 18 años y un montón de sueños por cumplir, aunque para comenzar a ver los frutos de su esfuerzo pasó 3 años con penurias de todo tipo, principalmente monetarias.
“El día que publiqué mi primera página pasé el momento más feliz de mi vida”, una declaración que recoge su página oficial sobre su debut en el semanario Esto es, en 1954.
Quino
A partir de sus primeras viñetas publicadas, Quino no se detuvo: de las planas locales pasó a los diarios nacionales, y de ahí, gracias a su primer libro, Mundo Quino (1963), saltó a otras latitudes. Aunque su encumbramiento como referente del dibujo llegaría con los años (y con más libros).
También, en esos tiempos donde todo iba cuesta arriba, logró otro de sus sueños: casarse con Alicia Colombo, quien durante todo su tiempo juntos (ella falleció en 2017) fue su motor creativo y gran responsable de la popularidad de Mafalda.
A la fecha, Joaquín Salvador tiene varios Doctor Honoris Causa por instituciones como la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Córdoba y la Universidad Entre Ríos. Además, en 2014 recibió el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Cómo nació Mafalda
La niña que odia la sopa y cuestiona todo nació a partir de una campaña de publicidad que nunca salió a la luz: para promocionar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos llamados Mansfield, Agens Publicidad le pidió a Quino una historieta “mezcla de Blondie y Peanuts” donde los personajes debían comenzar con la letra M. De ahí Mafalda.
Pero el trabajo no prosperó aunque el dibujante ya tenía varias tiras hechas. Entonces, para no 'tirar' esos meses de labor, Mafalda y compañía aparecieron por primera vez el 29 de septiembre 1964 en el periódico Primera Plana, de Buenos Aires. Luego, la pequeña pasó a publicarse en las páginas de El Mundo y de ahí su fama se extendió por todo el mundo.
Aunque en 1973 el dibujante decidió no realizar más contenido de Mafalda debido a que, como señala su sitio web, “ya no siente la necesidad de utilizar la estructura expresiva de las tiras en secuencia”. Aunque en varias entrevistas Quino ha expresado que también fue por seguridad, pues, de haber seguido expresándose a través del personaje en un contexto de dictaduras latinoamericanas, “me pegaban uno o cuatro tiros”, reveló al diario español 20 Minutos.
yhc