Mi Matamoros querido
Mi Matamoros querido, de Rigo Tovar, con un dibujo del maestro Raúl García Sangrador. La frontera como punto de partida de la imaginación, el gozo y el amor. La historia comienza con este encuentro, la escena abre la posibilidad de crear una trama sin final.
Matamoros, Tamaulipas, es una ciudad fronteriza, con una dinámica muy interesante dentro de la comunidad LGBT, es un punto de tránsito, encuentros y desencuentros. Raúl nos describe su experiencia de conocer la canción y crear el dibujo: “El proyecto de Mi Matamoros querido fue muy emocionante. Fue un gran reto. Abordar el tema era complejo, tiene muchos componentes, muchos de ellos significativos. Decidí ampliarlo y hacer un homenaje a la comunidad homosexual que vive en la frontera. No sólo de Matamoros, sino de a lo largo de ella. Porque ciertamente representa una zona con una característica muy especial, con problemáticas específicas. Es un homenaje feliz y, en contraste, a la manera en que he estado abordando el fenómeno de la comunidad homosexual, vinculado a la enfermedad, al VIH y a las situaciones de exclusión. Es un momento de encuentro entre dos personas. Podrían ser migrantes; podrían ser personas de ahí, en medio de un día que se ve soleado, un día que podría ser memorable en la vida de estos dos personajes. Es encontrar estos otros ingredientes que componen el fenómeno de vida de la comunidad homosexual, donde se ejerce la alegría de estar vivo a partir de esta experiencia erótica”.
La homosexualidad, como tema, ha sufrido muchas evoluciones. Muchas veces es algo muy velado, otras es algo más evidente, pero siempre ha tenido una presencia poética y metafórica en el arte. Raúl nos dice: “A mí me gusta Tom of Finland porque es además muy franco, muy directo de lo que ocurre en el imaginario erótico homosexual. Viene a mi mete Robert Mabblethorp. ¿Y cómo conocí también a Robert y a Tom? En la casa de Monsiváis. ¡Ah, la casa de Monsiváis! Conocí a Monsiváis hace muchos años, yo era muy joven entonces, y él tenía muchos libros. Platicando, compartiéndonos sus imágenes, pude empezar a razonar sobre el festejo erótico de la comunidad homosexual. Ese festejo que también está vinculado a la enfermedad y es la otra parte de la misma moneda. Las cuestiones de la melancolía me han ocupado en gran medida, y un gran día decidí hablar de la situación contraria: del festejo post sida. Lo curioso es que ese mismo festejo me regresó a este espacio de entendimiento de que la vida y los procesos de enfermedad y muerte son parte de la misma historia. Eso nos convierte en seres que podemos narrar una historia y dejar registros visuales sobre lo que nos ha sucedido en distintas épocas. En la comunidad homosexual, hemos tenido situaciones y particularidades. Pero seamos con el perfil que sea, o con la identidad que se quiera proyectar, al final lo que nos aglutina es ese deseo erótico”.
Raúl concluye: “Llegará un momento, en el que todas estas cosas a las que la gente le da tanta importancia y que genera metáforas, como lo decía Susan Sontag, van a desaparecer y seremos todos solo seres humanos y tendremos otro entendimiento de nuestras diferencias. Estoy seguro que eso va a llegar”.