“Como en un sueño, cuando todo estaba perdido / Zurita me dijo que iba a amainar / porque en lo más profundo de la noche / había visto una estrella. Entonces / acurrucado contra el fondo de tablas del bote / me pareció que la luz nuevamente / iluminaba mis apagados ojos. / Eso bastó. Sentí que el sopor me invadía”.
El poema se titula “Zurita” y abre las puertas del libro Anteparaíso (Almadía, 2016). El poeta chileno Raúl Zurita se ha convertido no solo en un referente de la poesía contemporánea, sino además en una voz imprescindible cuando de escuchar a los marginados se trata, siempre con un dejo de esperanza.
“Cuando escribo no siento dolor, soy muy feliz, profundamente feliz. Con Paulina, que es mi mujer, soy profundamente feliz. Pero el dolor es una constante en la existencia. Es muy difícil trabajar con esa constante, con esa parte que está en la vida de todos: hay una máxima de Sófocles que dice que nadie, hasta que dé el último suspiro, se puede jactar de haber sido feliz, porque en un instante puede aparecer de nuevo la desgracia”.
Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía en 2020, conversa sobre el sentido que puede tener el dolor, como concepto, en nuestro tiempo: una época en la cual resulta prácticamente imposible no tener una relación con el dolor, con el sufrimiento personal y también con los que sufren tanto, con mucha gente.
“Ese dolor lo experimento como cualquier hombre, como cualquier ser humano… al ver la feroz desigualdad y la posibilidad de sentirse uno mismo un privilegiado: he vivido en una casa, con mi mujer y, en lo personal, la pandemia nos pilló bien, pero al lado, uno ver el hacinamiento, a los niños, la gente que debe salir a ganar el pan como sea. Eso es horrible”, cuenta a MILENIO el autor de libros como Purgatorio, Canto a su amor desaparecido y La vida nueva.
Sin embargo, al lado de ese dolor, está la muerte, un final que se ha transformado en los últimos dos años; se ha vuelto muda, silenciosa, cuando sucede en un hospital, sin nadie al lado. Es la muerte sin ilusiones, dice el poeta, no deja de ser una nueva experiencia para todos.
“En mi caso, hay canciones que me gustan tanto que me gustaría escucharlas cuando esté a punto de morir, me ilusiona, pero son ilusiones, todo ser humano tiene una ilusión de su muerte. Con la pandemia, todas las ilusiones fueron borradas”.
Poema en prosa
El día más blanco es el relato autobiográfico de la infancia y juventud de Raúl Zurita. Sobre la noche el cielo y al final el mar no podría considerarse como una autobiografía, pero sí es una narración muy personal e íntima del chileno, que oscila entre la poesía y la novela, aunque siempre esté más cerca de la lírica.
“No sé si me expongo. Creo que en ese libro condensé alguna experiencia de mi vida, tal vez dolorosa –mucha–, que espero sea reconocida en su afán de ser literatura, porque no es un diario. Es la imagen de cómo nos vamos gastando, cómo nos vamos perdiendo los unos a los otros”.
Los escenarios que están en ese libro son imaginarios, si bien los hechos terminan siendo reales y eso es lo que aprendió Raúl Zurita de Dante Alighieri: narra hechos reales en mundo imaginarios; incluso, cuando se habla de autoficción, el chileno está convencido de que el primer gran autor fue Dante: “¡Qué más autoficción que la Divina Comedia!”.
Sobre la noche el cielo y al final el mar es un libro que comenzó a escribir en 2014 y lo terminó en plena pandemia. Hay un antes y un durante, aun cuando la pandemia es algo que nos ha afectado a todos y está presente en todo.
“Sentí que ese poema escrito en el cielo, de noche, reflejaría lo que era la humanidad entera en su desamparo, en esa vastedad inmensa, en su soledad; ahora, nada ha sido más triste que la muerte solitaria en la pandemia, sin una mano que te toque”.
Y aunque tiene la certeza de que vamos a salir de esto, para Raúl Zurita lo más duro va a ser la manera, el sentimiento de orfandad, de invalidez, de desprotección… “habrá un sentimiento de culpa”.
Y ADEMÁS
Raúl Zurita fue víctima de tortura durante el régimen de Augusto Pinochet; por ello, su poesía está repleta de alusiones sociales, de una voz que ha estado del lado de los olvidados y para el reciente triunfo de Gabriel Boric en Chile, tuvo una participación al salir a las calles y llamar al voto del candidato de izquierda, ahora presidente chileno.
“El triunfo de Boric me deja una esperanza, a sabiendas de que en él se juegan cosas que no sólo le pertenecen a Chile, sino a Latinoamérica en general, porque si bien ganó y produjo una enorme alegría, al mismo tiempo el fascismo está al lado: 40 por ciento de los votos es mucho. Sin embargo, tengo esperanza”.