Cuando se recortan las libertades la literatura se carga de una vivacidad crítica: Vargas Llosa

El escritor peruano se encuentra en Guadalajara, presente en la cátedra que lleva su nombre y en la que se desarrollará una serie de conferencias.

El Premio Nobel de Literatura en una mesa durante la IV Bienal Novela Mario Vargas Llosa. (Foto: Paula Islas)
Jesús Alejo Santiago
Guadalajara /

Para el narrador peruano Mario Vargas Llosa “leer mala literatura puede traer consecuencias negativas para los lectores”; de ahí el interés desde la cátedra que lleva su nombre a “enseñar a leer bien”, a través de una serie de conferencias con ese objetivo: “mostrar ciertos mecanismos de la literatura que enriquecen la lectura de estos libros de los que podemos sacar provecho; por ejemplo, defender la libertad”.

“En los países verdaderamente libres, la literatura no parece tener una función política, se entiende como un entretenimiento, como una forma de pasar el rato, pero basta que en un país se recorten las libertades, que se reduzca ese margen para criticar a los gobiernos o criticar a distintas instituciones, para que la literatura se cargue de una cierta vivacidad crítica, con lo que los libros se empiezan a leer de otra manera que en las sociedades libres”.

Durante la inauguración de la Bienal, la segunda que se desarrolla en México, en especial en el Conjunto Santander de Artes Escénicas, el Premio Nobel de Literatura aseguró que con el español ocurrió algo extraordinario: sin que ningún gobierno lo apoyara, ha seguido creciendo y, es hoy día, después del inglés seguramente, “la lengua que tiene más predicamento en el mundo entero, al grado que hoy día debe estar presente en los cinco continentes”.

“Queremos que el mundo de lengua española enlace no sólo a España y a América Latina, sino que lleve a los lectores a leer buena literatura. No es verdad que cualquier clase de lecturas valen lo mismo, no es verdad: leer mala literatura puede tener consecuencias muy malas para los lectores”, destacó el escritor después de anunciar una serie de cambios dentro del esquema de la Bienal que, a partir de su próxima edición, integrará las actividades de la Fundación Internacional para la Libertad, también presidida por el Nobel.

Con el lema “La literatura, último refugio de la libertad”, el encuentro se solidarizó con el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, “víctima de una injusta persecución política, un trato inmerecido de un hombre de letras, un atentado terrible contra la libertad y contra la literatura”, en palabras de Ricardo Villanueva Lomelí, rector de la Universidad de

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