Este domingo, el escritor mexicano Carlos Fuentes cumpliría 90 años. Por esa razón, en el día del aniversario de su nacimiento, se le rindió homenaje en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde familia y amigos recordaron al autor de libros emblemáticos como La región más transparente.
Vicente Quirarte, Gonzalo Celorio y Georgina García Gutiérrez serían los indicados en ofrecer las palabras: lectores y amigos de Fuentes, quienes han dedicado una parte de su vida a indagar en la obra del escritor, pero hay facetas que suelen quedar para la intimidad familiar y se deja todo a la imaginación.
La relación de Fuentes con sus hijos —Cecilia, Natasha y Carlos— se había mantenido como algo personal, pero en la conmemoración por el 90 aniversario de su nacimiento, su primogénita llegó a la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para compartir un texto que develó a un Fuentes mucho más íntimo.
“Cada padre atribuye al nacimiento de un hijo cualidades maravillosas, intransferibles y difíciles de comprender, en un caso que no es el propio, aunque cada padre, a su vez, sabe que él también dará un carácter único a su hijo. El nacimiento de Cecilia fue un hecho musical: pude haber oído o recordado palabras, imágenes, flores o frutos, animales o aves, ríos, océanos, sólo escuché música. No lo explico, tampoco lo imagino. Lo atestiguo. En el momento en que Cecilia apareció y gritó por primera vez, supe que escuchaba un dictado de la naturaleza, el más reciente, pero también el más antiguo”, leyó Cecilia, nacida del matrimonio del escritor con la actriz Rita Macedo.
Los hijos con su segunda esposa, Silvia Lemus, fueron Natasha y Carlos, quienes fallecieron cuando aún vivía el narrador. En la evocación compartida por Cecilia, se escuchaban palabras mucho más sensibles, con cierto dejo de dolor, lo que se notó en un párrafo en el que recordaba su relación con Natasha.
“Se establecen conflictos entre separación y unión. Cuando triunfa la separación no debe haber inocentes ni culpables, sino el esfuerzo interminable de ajustar cuentas y encontrar equilibrios dentro de uno mismo, con nuestros padres, con nuestros hijos”.
Ya después, Vicente Quirarte evocó los días de la escritura y publicación del volumen de cuentos Los días enmascarados, donde se encuentran algunos de los relatos de fantasmas más provocadores de nuestra literatura, con lo que pasó a ser parte de un canon universal, “al hacer del cuento fantástico y específicamente del relato de terror, un arte exigente e irrepetible”.
“Los secretos de su permanencia: la anécdota adquiere calidad de símbolo, el monstruo se convierte en metáfora de la historia. Carlos Fuentes dialogó desde muy joven con fantasmas. Dueño de un arsenal objetivo y de herramientas para enfrentar los desafíos ideológicos de un mundo que su lucidez lo llevaba a interpretar, enfrentar y exorcizar mediante el análisis y el raciocinio, su primera formación tuvo como alas inevitables a la imaginación y la fantasía”.
Gonzalo Celorio, por su parte, destacó que la obra narrativa de Carlos Fuentes fue “un parteaguas en la historia de la literatura en lengua española, porque de cada novela publicada en español podemos saber a ciencia cierta si fue escrita antes o después de La región más transparente, Aura o La muerte de Artemio Cruz”.
“Porque cerró, como epígono crítico el ciclo de la novela de la revolución mexicana al tiempo que abrió la nueva novela latinoamericana. Porque si Borges fue el creador de Buenos Aires, según Fuentes, Carlos fue el creador de la Ciudad de México, el primero que pudo conferirle a nuestra urbe, más allá de la condición de escenario físico o moral, que le había adjudicado la literatura precedente, el papel de personaje protagónico, cuya voz es la suma de todas las voces”.
Un mediodía en Bellas Artes para evocar a una figura de las letras mexicanas que, como dijera Gonzalo Celorio, más allá del calendario de las celebraciones oficiales, suele existir “una reiterada necesidad por recordarlo y rendirle homenaje”, ayer cuando hubiese cumplido 90 años de vida.
FM