En el momento que comenzó la escritura de la novela No me alcanzará la vida, hace ya 15 años, Celia del Palacio pensó en una historia intelectual y su vertiente política, a partir de los conflictos entre los liberales de mediados del siglo XIX, sin imaginar que aquello compartido por los documentos podría atestiguarlo.
“Familias que se separan, que se pelean a muerte porque unos estaban en un bando y otros en otro, que se desgreñaran en la calle las mujeres porque eran liberales o conservadoras. Ahora, desde hace algunos meses, hemos visto cómo crece esta polarización. Así se puede entender mejor a estos personajes del siglo XIX”.
- Te recomendamos “México y España, una compleja relación”: Jorge Volpi Cultura
El personaje central de la novela, Miguel Cruz Aedo, lo halló Celia del Palacio en la revisión de documentos y de ahí en adelante lo siguió buscando en archivos estatales y nacionales, un tanto apasionada por este joven liberal que, en realidad, no tuvo mucho reconocimiento porque murió demasiado joven y ni tuvo el tiempo para ocupar posiciones políticas o lugares en la literatura mexicana del siglo XIX.
“Ahora puedes ver a estos personajes de forma idealizada, pero esto causa que sean personajes de cartón, no tienen nada que ver con lo que realmente fueron en el pasado: podemos buscar con los datos que se tienen que eran personajes de carne y hueso, se equivocaron, pensaban que estaban haciendo lo mejor para el país, pero también buscando lo mejor para ellos mismos. Son seres humanos y eso admite una nueva lectura hoy”.
No me alcanzará la vida (Martínez Roca, 2021) es una reedición, apareció por vez primera en 2008 —aunque no le hizo ningún cambio a la novela, en palabras de la narradora—, resultado de los trabajos de investigación de Celia del Palacio para su tesis de licenciatura sobre las revistas literarias en el siglo XIX, lo que le permitió conocer a personajes que no necesariamente han llegado a los libros de historia.
“A Miguel Cruz Aedo lo encontré en esa revisión de documentos y de ahí en adelante lo seguí buscando en archivos estatales y nacionales, me apasionaba este joven liberal que, en realidad, no tuvo mucho reconocimiento porque murió demasiado joven".
“Aedo tampoco tuvo el tiempo para ocupar posiciones políticas o lugares en la literatura mexicana del siglo XIX, como sí lo hicieron sus amigos cercanos, como José María Vigil o Pablo Jesús Villaseñor, que también murió joven, pero todavía alcanzó algún éxito en su momento, o Ignacio Luis Vallarta, a quien conocemos como un gran abogado, gobernador de Jalisco”.
Para la doctora en Historia por la Universidad Autónoma de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, lo más interesante de la reedición de la novela es que admite otras lecturas y permite salir de la polarización de los buenos-buenos y los malos-malos, “y tomar en cuenta que la historia es una gama de grises, en donde no podemos encasillar a los personajes de manera tan burda y tan sencilla”.
“Leer la novela nos ofrece esos matices del liberal que hoy es liberal, mañana es conservador y pasado mañana es moderado”, tal como sucede en la vida cotidiana, destacó Celia del Palacio: una novela histórica, un repaso cultural y literario, además de una historia de amor, se funden en este libro.
PCL