Necronomicón el libro de los perdidos

Luis Abbadie trae de vuelta el horror cósmico a la ciudad con su más reciente publicación: Necronomicón. Los nombres de los perdidos y La liturgia del caos

Luis G. Abbadie (Gustavo Rodríguez)
Gustavo Rodríguez
Guadalajara /

Luis G. Abbadie trae de vuelta el horror cósmico a la ciudad con su más reciente publicación: Necronomicón. Los nombres de los perdidos y La liturgia del caos, el inicio de una saga de horror cósmico lovecraftiano.

El escritor comentó acerca de los libros que “se trata de una ‘traducción’ o más bien de una ‘reconstrucción’ del Necronomicón. No se trata de una versión más del texto que ya se ha publicado en librerías. Hay tres textos diferentes que se hacen pasar por el libro maldito y se venden como si fuera la obra de Lovecraft”.

“Lo que yo hago es un complemento a otras ediciones, además de una serie de ensayos y artículos que analizan y exploran la mitología lovecraftiana, los mitos de Cthulhu, la historia y los contenidos del Necronomicón desde distintos ángulos. El primer tomo se adentra en distintos episodios de la vida del árabe loco Abdul Alhazred, mientras que el segundo es una especie de cosmogonía de los dioses primigenios”.

El autor explicó que el libro es una colección, “incluye una serie de narraciones, episodios de las experiencias del árabe loco, recetas, leyendas, fábulas, un diario de vida, conjuros, rituales, signos, símbolos, acertijos… es un libro de maravillas como los que se hacían antes”.

El escritor afirmó que El libro de los perdidos y La liturgia del caos son apenas el comienzo de una saga de horror cósmico que pronto sumirá en sombras a la ciudad si no se hace caso a las advertencias que allí se contienen.

Sobre la elección del tema, el recopilador aludió a Stephen King: “¿quién dice que puedo elegir? Desde que descubrí a Lovecraft y a su círculo, no me canso del tema, es algo que estoy descubriendo todo el tiempo, siempre encuentro cosas nuevas, incluso textos como los del italiano Angelo Cerchi” que le dan vuelta a la cuestión al proponer etimologías y materiales reales en los que se documentó el escritor de Providence antes de crear un nuevo Pantheon.

Entre sus proyectos, Luis G. Abbadie adelantó que piensa seguir con esta saga del Necronomicón, “también me gustaría conseguir autorización para traducir las narraciones de Lin Carter, quien intentó escribir su propia versión del Necronomicón, una obra que quedó inconclusa”.

Se trata de una obra que se resiste a cualquier tipo de clasificación, en la que la ficción se funde con la realidad, los personajes ficticios a veces superan a los reales, la trama que a lo largo de diferentes registros de relatos como el ensayo, los diarios de publicación, la correspondencia, crónica periodística y archivos oficiales van revelando una trama de suspenso y horror cósmico que empieza a germinar en Guadalajara, en la Universidad Valencia Montecruz, única institución de la ciudad depositaria de un acervo similar al que guarda la Universidad de Miskatonik.

En la parte trasera del libro, se lee una advertencia: “No abras este libro”, cosa que los antiguos cartógrafos escribían al ilustrar mapas de las regiones que se consideraban desconocidas o peligrosas, aquellas de las que los viajeros nunca volvían para relatar lo que encontraron.

Basta con dar una pequeña leída a la introducción que se hace por medio de un “diario de publicaciones”: “A finales del año 2003, La Universidad se vio envuelta en la polémica […] Tuvimos que soportar la presencia de la policía, el laboratorio de idiomas fue vandalizado, un costoso lector fonográfico fue reducido a astillas”. La misteriosa desaparición del Dr. Méndez quien trabajaba en la traducción, las extrañas circunstancias de la muerte del Dr. Arredondo, quien encargo la edición, y finalmente el testimonio de Luis G. Abbadie quien se hace cargo de entregar un material capaz de atraer la maldición o de advertir sobre el horror que nos acecha, según el uso que decida dar el lector.


JMH

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