Las historias de Enrique Jardiel Poncela acaso son de las más originales de cuantas se hayan oído, esto bajo “La bendición del Rodríguez”, uno de los relatos que conforman El hombre que iba a casa del dentista y otros cuentos inéditos, del sello Biblioteca Nueva, que en su serie Literatura del Humor pone a disposición aquellas obras que despiertan la curiosidad, provocan la risa voluntaria y por qué no, para que así se forme ese lector que busca otras emociones.
A fin de cuentas el autor que renovó el teatro cómico español en el siglo pasado tiene mucha tela de donde cortar y es que de pronto puede irrumpir con la risa desde la primera línea, como en “La aventura del timbre”: “El viaje era largo y monótono, uno de esos viajes aburridos, hijos de una civilización refinada” (pág. 109) o llevarnos al juego puro en “El club y el ajedrez”, con sus “450 gramos de torturas cerebrales” y “100 de juramentos incopiables”.
Pierre Michon es un grande de las letras francesas y Prosas y mitos (Jus) es una muestra implacable de cómo se conforman sus mundos, apegados a la exuberancia narrativa y a ese decorado absoluto con que mueve sus piezas.
Esa arquitectura de ensueño que se da al abrir las páginas de esta obra con tres actos de pura prosa lírica. Conviene a las “Mitologías de invierno” los nombres que se encadenan a las variantes del ser como uno de los temas que mejor se adaptan a los planos de su imaginación, ahora irrumpe un cazador de huesos o el lenguaje del que todos están hechos, incluso lo prohibido, que roza lo demoniaco. “El emperador de Occidente”, “El rey del bosque” y “Abades” conforman los otros mundos que Michon desvela con todo el halo grotesco de su inventiva.
Pieza literaria
Prosas y mitos es una muestra implacable de cómo se conforman los mundos del autor, apegados a la exuberancia narrativa y a ese decorado absoluto con que mueve sus piezas.