Renato Leduc y Leonora Carrington: el cruce de los caminos de la creación

Libros

El mundo de estas dos figuras icónicas de la cultura mexicana se une en 'XV Fabulillas de animales, niños y espantos', libro publicado por Vaso Roto con edición y prólogo de José Luis Martínez S., que este jueves fue presentado en la librería del FCE

Portada de 'XV Fabulillas de animales, niños y espantos'. (Vaso Roto)
Verónica Maza Bustamante
Ciudad de México /

Por lo regular, la vida de las personas inmersas en la creación artística es fascinante, porque además de sus obras están aquellos acontecimientos, reflexiones, momentos históricos que les tocó vivir y conforman el mapamundi de su imaginación y sus obras.

XV Fabulillas de animales, niños y espantos, libro en el que colaboraron el poeta Renato Leduc y la pintora Leonora Carrington, publicado por primera vez en 1957 en una edición de 300 ejemplares numerados, es un excelente ejemplo de los caminos de la creación.

La editorial Vaso Roto ha recuperado ese diálogo entre los poemas de Renato y las viñetas de Leonora en un libro de impecable edición a cargo del periodista José Luis Martínez S., reconocida figura de la cultura mexicana, quien también escribe un prólogo para hace aún más interesante el título porque aborda la vida y el encuentro de los protagonistas.

La edición española del libro se presentó en la librería Juan Rulfo del Fondo de Cultura Económica en Madrid, con la presencia de Pepe Verdes, director de la plataforma Librotea de Grupo Milenio, y el mismo Martínez S., director del suplemento Laberinto, quien se enlazó de manera virtual para crear una interesante conversación sobre los días en los que la artista inglesa y el poeta mexicano convivieron, en la década de los treinta y cuarenta, tanto en París como en Lisboa —donde se casaron—, en Nueva York y la Ciudad de México.

Cómplices y fugitivos, esposa y esposo, creadores que vivieron en una etapa convulsa a nivel internacional, Leonora y Renato procedían de mundos diferentes. Por él, ella llegó a México y aprendió español, convirtiéndose al final de su vida en icono de la pintura del país americano.

Su relación fue breve pero intensa, como comparte Martínez S. en el prólogo —que, a decir de Pepe Verdes, es más bien una introducción a los poemas y las viñetas del libro— y contó en la presentación (que se puede ver en el canal de YouTube del Fondo de Cultura Económica de España).

El escritor y la artista plástica coincidieron el París del surrealismo, con André Breton como supremo sacerdote. Ella llegó buscando a Max Ernst, uno de los más reconocidos protagonistas de ese movimiento, se habían conocido y enamorado en Londres y ella lo siguió para escapar del yugo familiar. Leduc, quien llegó como empleado de la Secretaría de Hacienda para revisar los gastos de la embajada, se instaló en el hotel Saint-Pierre, en el Barrio Latino, cerca del Café de Flore, lugar de reunión de pintores, escultores, ensayistas y poetas desde el siglo XIX.

Ambos se encontraron en los días previos a la Segunda Guerra Mundial, cuando París era una fiesta. Al estallar el conflicto bélico, Ernst, de origen alemán, fue arrestado dos veces. La primera salió libre a los pocos días, la segunda parecía imposible que recuperara la libertad. Leonora, entonces, comenzó a padecer de crisis nerviosas, tenía alucinaciones y no dormía ni comía. Viajó con una amiga a España, donde la encontraron los emisarios de su padre, uno de los empresarios más poderosos de Europa; la llevaron a una clínica siquiátrica en Santander y después la trasladaron a Madrid, una escala necesaria hacia Sudáfrica, donde su padre pensaba internarla en una clínica para enfermos mentales. Pero en Madrid se encontró fortuitamente con Renato, con quien quedó de verse en Lisboa. Allí, ella escapó de sus vigilantes, se casó con Leduc y juntos viajaron a Nueva York y tiempo después a México, donde se separaron a los pocos meses. Pero aunque su matrimonio fue breve, siempre fueron amigos.

En la presentación José Luis Martínez S. puso en alto el nombre de Renato Leduc, su papel importante en el periodismo y la poesía en México, su legado cultural, su interacción con los grandes pensadores de su época. “Me gustaba mucho su humor, irónico y cáustico. Lo conocí cuando yo era muy joven y me apasionó su vida y obra. Era una leyenda y muchos de sus poemas, en ediciones pequeñas, se leían en copias escritas a mano o a máquina o se decían de memoria en las cantinas, en las reuniones de amigos, en las tertulias. Su poesía se volvió parte de la memoria colectiva”.

“Renato Leduc fue un poeta, escritor, periodista que hoy resulta fundamental en el siglo XX mexicano”, expresó el también editor de XV Fabulillas de animales, niños y espantos, quien, a decir de Pepe Verdes, introduce de manera impecable a quienes leen el libro al mundo poético y visual de Renato Leduc y Leonora Carrington (cuya exposición Revelación se puede admirar actualmente en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre, en Madrid).

Para cerrar la presentación, Martínez S. leyó un fragmento de uno de los poemas icónicos de Leduc, que se ha musicalizado, se ha recitado, y cuya primera frase es, aún, referencia en la cultura popular mexicana: “Sabia virtud de conocer el tiempo; a tiempo amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán: dar tiempo al tiempo... que de amor y dolor alivia el tiempo”.

ÁSS

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