René Cook y la mirada puesta en la fotografía documental y paisajística

La documentación de la cotidianeidad fue vista por sus amigos y seguidores en Internet, pero cansado de la inmediatez adquirió su primer equipo fotográfico.

En el tiempo de estudiante aprendió los rudimentos del oficio. (Mauricio Román)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila. /

Con su primer celular, René Cook comenzó a hacer fotografías que rápidamente colocaba en sus redes sociales

La documentación de la cotidianeidad fue vista por sus amigos y seguidores en Internet. Pero cansado de la inmediatez que le ofrecía el medio, adquirió su primer equipo fotográfico con el cual afinó la mirada y entendió el discurso de la luz. Las redes ahora la usa para vender su trabajo.

“Lo mío empezó sinceramente como una cuestión de ocio, tuve a la mano prácticamente el primer Smartphone y en la línea amateur comienzo a documentar parte de mis días mediante Instagram. Comienzo a conocer no sólo de fotografía sino de cine y algunos otros lenguajes audiovisuales y me digo que quiero hacer fotografía como tal y me compro mi primera cámara, una Nikon D3400, mi primera cámara como mi primer kit Mi Alegría”.

Egresado de la carrera de Comunicación, en el tiempo de estudiante aprendió los rudimentos del oficio. Sin embargo René Cook descubrió que la fotografía le daba enormes satisfacciones por lo cual continúo aprendiendo al acudir a diplomados. Los viajes también fueron generadores de discursos fotográficos que ahora lleva al papel.

“Empiezo una etapa de ser como autodidacta, empiezo a leer por mi cuenta y a moverle a la cámara, a conocer los valores, cómo funciona, su mecanismo, los objetivos, entonces tomo un diplomado en el Centro de Artes Visuales en la UAC. Terminó y después de eso empiezo a ser fotografía con fines de sobrevivencia, con mi visión de la vida, experimentando con encuadres, simetrías y equilibrio”.

Con dos vertientes, por un lado desarrolla la fotografía social o documental, en tanto que también desarrolla el paisaje, mayoritariamente urbano o arquitectónico, explotando ambos con soltura, pues considera que ya exprimió lo que pudo de Torreón en cuanto a documentalismo y arquitectura.

“Siempre trato de estar en movimiento, soy una persona nómada, me gusta estar de estar de un lado a otro y en 2017 tuve la oportunidad de estar en intercambio de la escuela, en Toluca, en la UAEM y ese intercambio me sirvió para salir de la rutina, abrir un poco más mi mente, mis líneas de pensamiento y lo que quería hacer con mi vida porque volví a Torreón y tuve mi primera exposición, me puse las pilas que fue en Garcés, ahí se me dio la primera oportunidad de mostrar mi trabajo”.

Con el nombre de Los Olvidados, las imágenes que mostró entonces fueron una serie en torno a las personas sin techo, fueron una docena de retratos que marcaron el despegue de lo que haría después con unos chicos de la Ibero que desarrollaron un proyecto para graduarse, quienes invitaron diez creadores laguneros para montar una exposición colectiva. Luego vendría la primera feria de artes gráficas en el Museo Arocena.

Así considera que fue puliendo su trabajo. En 2018 participó en una exposición sobre arquitectura de la ciudad denominada “Compuestos citadinos”, seguida de una muestra en el Centro de Artes Visuales, donde presentó un proyecto que gestó con el Grupo de Teatro Miradas y Señas, a cargo de la maestra Cony Múzquiz.

René Cook se movilizó para trabajar en Playa del Carmen y Monterrey, y ahora regresa a Torreón donde se encuentra dando clases de fotografía en en universidades, presentando su trabajo en las ferias de artes y a través de sus redes sociales donde ha colocado su obra.

“Es difícil ser fotógrafo independiente cuando en la actualidad está tergiversado lo que es la fotografía, la gente por lo general considera que el fotógrafo es nada más el que va a las quinceañeras, a las bodas, el que cubre eventos sociales, yo respeto esas vertientes de la fotografía porque es válido y realmente es la que deja más dinero.

“No trato de defender un ideal sino defender mi visión y plasmar lo que estoy viendo porque hay gente que quizá no pueda subir una montaña a la que yo voy, cerros, pero mediante mi fotografía les puedo decir que en este punto así es la panorámica de la vida y poco a poco se ha creado un mercado, me ha costado un poco más, pero más allá de la remuneración se trata de la satisfacción de hacer algo y mostrarlo”.


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