“El éxito no es cantar en una casa de ópera, sino que te vuelvan a invitar”: Jesús León

El tenor mexicano comparte el escenario con la soprano española Leonor Bonilla, el barítono Tomás Castellanos y el bajo-barítono Ricardo Ceballos, en la temporada de Los pescadores de perlas que termina este jueves 1 de junio.

El tenor mexicano Jesús León interpreta a Nadir. (Foto: Carlos Alva)
Ciudad de México /

El internacional tenor mexicano Jesús León ha interpretado el papel de Nadir en la ópera de George Bizet Los pescadores de perlas en al menos ocho producciones en Europa, incluso trabajó el rol con una de las leyendas del arte lírico, Mirella Freni, a quien el sonorense dice deberle todo en su carrera.

León (Hermosillo, 1976) regresó al Palacio de Bellas Artes para encarnar al personaje con el que ha consolidado su fama en Europa desde que lo interpretó por primera vez en el Teatro Regio di Parma en 2014, con montaje de Juliana Vanscoit y Fabiano Pietrosanti, bajo la batuta de Iván López Reynoso.

Con gran humor en sus respuestas, el tenor refiere en entrevista cómo mantiene fresco a su personaje. “Nadir es un rol que, orgánicamente, ayuda a cualquier cantante. Es un reto cantarlo, uno se tiene que preparar con tiempo para poner la voz en una posición un poco más ligera en comparación a otros papeles. Por ejemplo, si yo estaba cantando conciertos mucho más líricos, entonces me tengo que preparar consciente y físicamente con Nadir, para tenerlo fresco”, explica León, quien comparte el escenario con la soprano española Leonor Bonilla (Leïla), el barítono Tomás Castellanos (Zurga) y el bajo-barítono Ricardo Ceballos (Nourabad), para la temporada que termina este jueves 1 de junio.

“Ayudan muchísimo la producción y los colegas, porque en Los pescadores de perlas tenemos grandes cantantes debutando en este título. Y, a pesar de que yo lo he cantado muchas veces, con alguien diferente lo sientes diferente, son diferentes las emociones, cada artista dice todo a su manera; además, los directores escénico y musical tienen a veces diferentes ideas. Todos esos elementos ayudan a sentir el rol de nuevo y a hacerlo nuevo para que no estés como robot al que pones play para automáticamente cantarlo; tienes que dominar todo en conjunto para mantener a Nadir fresco y orgánico”, añade.

Los pescadores de perlas habla de la amistad, que entra en conflicto. ¿Qué siente usted en ella?

—En toda la ópera, Nadir vive una frustración muy fuerte: el amor hacia Leïla; es un amor que él tiene como prioridad, más que la amistad, más que las reglas de la religión, del pueblo. Él tiene esta batalla, que gana gracias a su amigo Zurga que sacrifica su vida para que aquel y Leïla escapen de su pueblo, de esas reglas que rompieron. No es una decisión, sino un sentimiento que es más fuerte que cualquier regla o ley. Nadir rompe con todo por ahí. Él siente una atracción por Leïla mucho antes de que ella se convierta en sacerdotisa. El amor es muy fuerte, por eso él rompe todo. El amor es lo que gana a veces.

—¿Qué es para usted la amistad?

—Es lo más bonito que hay. La amistad es un valor único, como la familia, que está siempre ahí. El amigo sabe todo, es cómplice también, te puede apoyar, aconsejar. Es otro amor, no el amor de pareja, sino el amor de que siempre contarás con los amigos. Y eso representa un gran valor.

—Respecto al celebérrimo dueto de Nadir y Zurga “Au fond du temple saint...” en el primer acto, según usted, ¿qué necesita el barítono que interpreta a Zurga para conseguir la magia del dueto?

—Zurga es una autoridad, nueva en esa posición. En cuanto entra su personaje, lo nominan jefe de todo y él lo acepta y toma esta actitud. Zurga suena siempre con esta autoridad, con esta actitud de seguridad, representa una persona en la que siempre se puede confiar, que él va a hacer lo correcto, que va a respetar las reglas, las promesas y este juramento. Él mismo hace a todos jurar, a respetar todo porque él toma la responsabilidad para que todo funcione bien, que no haya sequía, que haya bondad y que todo sea paz. Esta es la voz que uno espera siempre, una voz que cuando la escuches imponga esa seguridad y autoridad. El color debe ser con esa actitud, eso es lo que espero siempre. Cuando respeta todo lo que escribió Bizet con esas melodías hermosas, es mucho más fácil para el cantante encontrar el rol a través de las notas musicales. Uno espera color, actitud y personalidad de Zurga.

—Después de todas las producciones de Los pescadores de perlas en que ha cantado en Europa ¿qué destaca de esta en Bellas Artes?

—La producción desde el principio no se enfoca en algo coreográfico. Juliana Vanscoit se enfoca en el sentimiento real del personaje, en sus palabras, en el personaje interno, en sus ideas; a ella siempre le ha gustado que uno actúe de acuerdo a lo que uno está diciendo en el momento, como si no supiera qué sigue. Esto lo hace un poquito diferente, que para mí es muy importante, como actor y como cantante. Hay cosas muy bonitas, hemos hecho un equipo bueno. La última gran producción antes de la covid fue Los cuentos de Hoffmann, de Jacques Offenbach, en la que debuté en Bellas Artes. Los pescadores de perlas es ahora la siguiente gran producción aquí, y escucho a todos con ganas de cantar. Es una ópera muy coral, tiene momentos corales muy bonitos con gran participación de la orquesta.

Pero, sobre todo, León destaca que la producción de Juliana Vanscoit y Fabiano Pietrosanti retoma la edición crítica de la ópera de Bizet que publicó en 2002 Edition Peters, realizada por el director Brad Cohen, en busca de reproducir las intenciones originales del compositor también de la ópera Carmen.

“El final es una versión alternativa, cuya edición publicó por primera vez en 2002. Eso hace muy especial esta puesta en escena en Bellas Artes, es una gran coincidencia que esa edición se publicó la vez anterior que se presentó Los pescadores de perlas en México (2002). Este final alternativo lo hace muy especial, porque yo canto dos páginas o tres páginas que no he cantado, a pesar de que he cantando en ocho producciones ya, esto lo hace especial también, las melodías y todo. Mundialmente, yo creo que es una aportación para cualquier teatro”, comenta el tenor mexicano.

—Usted quería debutar en Bellas Artes con bel canto. Pero terminó debutando con Los cuentos de Hoffmann y ahora hace Los pescadores de perlas. ¿Qué tiene para usted el repertorio francés? No es muy frecuente que cantantes mexicanos se especialicen en él.

—Fue una conexión desde el principio. Cuando empecé a cantar, como cualquier cantante lírico, uno dice: ‘Voy a cantar italiano’, que es el lenguaje del canto, por fácil, porque hay cinco vocales, otros dicen que hay siete, por las vocales cerradas, digamos que son vocales puras. Y eso es lo que hace a uno inclinarse por la cantidad y grandes óperas que hay en el repertorio italiano. Sin embargo, la oportunidad que tuve para cantar francés fue con Los pescadores de perlas, en 2014 cuando me llamaron por urgencia para cantarla en el Teatro Regio di Parma, fue un tipo de debut internacional para mí.

Entré al repertorio francés con un director francés, Patrick Fournillier, uno de los grandes. Eso me llevó a cantar rápidamente otros roles: Romeo y Julieta (Gounod), que hace un año canté en el Théâtre National de l'Opéra Comique, en París; La bella Helena (Offenbach) que la debuté antes de Hoffmann, en el hermoso Théâtre (Lyrique) du Châtelet, donde Bizet estrenó en 1863 Los pescadores de perlas.

Amo las melodías francesas, por una cosa, no otra. Mi voz naturalmente tuvo un tipo de ligadura a todo este repertorio; tengo técnica y todo, pero la voz en el registro del repertorio francés es un poquito más aguda que lo normal y eso hace que mi voz se sienta cómoda en este registro. Cuando comencé a cantar este repertorio, no me di cuenta de lo difícil que es para otros cantantes, porque uno no tiene conciencia cuando estás debutando los roles. Con el tiempo, te das cuenta que el éxito no es cantarlo una vez, sino ser invitado de nuevo a una casa de ópera, o ser invitado para cantar ese rol de nuevo. Para mí ese es el éxito, y es lo que trato de encontrar, y he encontrado con el repertorio francés.

—Tuvo una buena relación con la maestra Mirella Freni. Ella interpretó a Leïla, de hecho, en la década de los 60, cuando ni usted ni yo habíamos nacido. Lamentablemente, murió en 2020 justo cuando usted estaba debutando en Bellas Artes con Los cuentos de Hoffmann.

—Yo, la verdad, le debo todo a la maestra Freni, aunque tuve la gran oportunidad de estudiar en centros como Opera Studio de los Los Ángeles Opera con el maestro Plácido Domingo. Una cosa me llevó a otra. Recuerdo que el maestro Domingo me dijo: “¿Sabes qué? Europa es para ti por el bel canto, por tu voz, por todo”. Sin embargo, cuando llegué con Freni tuve la oportunidad de que me ofreció la beca de la Fundación Nicolai Ghiaurov (esposo de la soprano) y pude estudiar con ella. Una de las cosas más importantes que aprendí fue a no sobre utilizar mi voz o a sobre apoyar al hacer un color oscuro o cantar como si fuera un hombre más maduro o más viejo. Hay una tendencia en estos días, sobre todo en los jóvenes, de copiar o imitar un sonido mucho más maduro o de un cantante con más experiencia.

Esto fue para mí oro, porque Mirella Freni se enfocaba mucho más en cantar como si uno hablara, con una voz muy clara. También hablaba de lo bonito que es mantener una voz saludable siempre, a no buscar el éxito inmediato, o querer impresionar al público con una voz que uno a veces no tiene, y que lo pagas en tres, cinco o diez años. Esta fue una gran enseñanza para mí. Freni me dijo que después de los 40 años es cuando uno aprende a cantar; quiso realmente decir que uno puede cantar con los músculos y con una fuerza de la naturaleza cuando se está joven; sin embargo, después de los 40 uno tiene realmente que utilizar la técnica y todo. Me dijo: ‘Ese es el puente. Muchos colegas tuyos no van a llegar, o van a llegar y van a pagar una gran cuenta ahí, y ya no van a cantar’. Es un gran reto para cualquier cantante mantener la voz saludable por muchos años y, sobre todo, sin esforzarte.

Jesús León cuenta que pasaba todo el día con la legendaria soprano italiana en Módena, donde podía cantarle mucho repertorio, que ella decidía. Freni y el tenor mexicano hablaban sobre cómo la voz de éste iba a madurar y cómo iba a encontrar ese color que se busca cuando es un cantante joven.

“Tuve muchas oportunidades de cantar incluso repertorio francés, y lo que aprendí de ella es que muchas veces era una negociación de cantar el francés. Me decía: ‘Sí, se dice charmant, pero tú tienes que abrir como si fuera una vocal italiana’. Cuando uno lo escucha de alguien que no cantó cinco años, sino 40 en gran nivel, encuentras muchas razones poderosas que te dicen voy a tratar de esta manera. Esa fue una gran lección de cantar francés con ella, porque todo era negociación. El francés es un idioma que tiene muchas vocales nasales, aun los mismos franceses tienen que aprender a abrir como si fueran italianos. Y esta negociación fue también la oportunidad de trabajar y hablar de esto con Freni, de jugar con ese tipo de balance: qué tanto francés, qué tanto la técnica y qué tanto la voz. Eso fue una enseñanza también única y una gran oportunidad de hablar con ella sobre estos términos”.

—¿Qué ópera le habría gustado cantar en el escenario con Mirella Freni?

—Me habría gustado Hoffmann, con ella no tuve la oportunidad de trabajar con ella Hoffman. Sin embargo, tuve la oportunidad de trabajar Los pescadores de perlas y Romeo y Julieta, que los he cantado mucho. Hoffmann sí me habría gustado, pero en 2008-2009 Hoffmann estaba muy lejos de mi repertorio todavía. Aunque con lo que aprendí de trabajar Romeo y Julieta y Los pescadores de perlas, siempre he tratado de poner esas experiencias a otros roles nuevos. Fue lo que hice con Hoffmann.

—Después de su éxito en Europa y su regreso a Bellas Artes ¿qué sigue para Jesús León?

Viene un disco mío nuevo, hecho con la Liverpool Opera. Espero que salga este año o al siguiente. Lo grabamos en noviembre, va a estar terminado en junio. Ese es uno de mis retos ahora: poder enseñar mi canto con canciones preferidas mías, napolitanas, italianas, incluso mexicanas que metí. El otro reto es seguir con este mismo repertorio, que mi voz esté flexible siempre, muchos años más; todo el repertorio francés y el bel canto con los roles que siempre he interpretado, durante ocho o 10 años. Para mí, el éxito no es la cantidad, sino repetir estos roles en todo el mundo. Es como un maratón.

PCL

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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