El nombre de Jesús Sotelo Inclán suele estar vinculado a la figura de Emiliano Zapata como uno de sus primeros biógrafos, incluso hay quienes señalan que la mayoría de los libros de la segunda mitad del siglo XX sobre el Caudillo del Sur abreva en el trabajo de este historiador, bajo el título de Raíz y razón de Zapata.
Otro de los intereses de Sotelo Inclán fue Ignacio Manuel Altamirano, de quien ya preparaba un trabajo similar; sin embargo, la muerte lo sorprendió en 1989, a causa de un accidente automovilístico: 800 páginas de información, en su mayoría inédita y respaldada con documentos y con testimonios, en un enfoque similar al volumen sobre Zapata.
“El libro estaba planeado para publicarse en 1993, en el contexto del centenario luctuoso de Altamirano, pero se quedó en el olvido tras el accidente; el historiador no tenía esposa ni hijos, no había quien se preocupara por su legado, ni ante quien tramitar los derechos de autor”, explica el escritor y periodista Mario Casasús, quien se dio a la tarea de rescatar todo ese trabajo en Raíz y razón de Altamirano.
El mecanuscrito permaneció 30 años en la casa de una vecina de Sotelo Inclán, la maestra Concepción Jiménez Alarcón, quien formó parte del consejo editorial de las obras completas de Altamirano, y con ella estaba planeada esta revisión de textos, ortografía y teorías, pero no se pudo realizar por el accidente automovilístico, del que se van a conmemorar 30 años el próximo 3 de octubre.
“Don Jesús dejó ciertos índices e instrucciones sin saber que el destino lo iba a alcanzar. Las primeras 180 páginas tienen un orden muy claro, están numeradas en su gran mayoría, faltarán tres o cuatro páginas, pero es muy fácil descifrar que son transcripciones de poemas, porque él siempre soportaba sus interpretaciones literarias con la transcripción de los poemas de Altamirano”.
LAS DOS ETAPAS
De acuerdo con Casasús, en Raíz y razón de Zapata, escrito cuando Sotelo Inclán contaba con 30 años de edad, una primera edición la terminó cuando Zapata entró a la Revolución mexicana, en marzo de 1911; después comenzó una segunda edición, en la que contó hasta la muerte del revolucionario: “Por eso me atrevo a decir que estaba pensando lo mismo con Altamirano.
“Una biografía desde que nace hasta que estudia en Toluca, se va a vivir a Cuautla y regresa a las filas del liberalismo, con Vicente Rivapalacio o Juan Álvarez, y cuando entra a esa etapa liberal termina la primera edición y estaría empezando en la segunda edición”.
La idea de Mario Casasús es que la primera edición terminaría en el inicio de la militancia en el liberalismo, para después trabajar en una segunda edición, porque el último capítulo es la relación de Altamirano con Porfirio Díaz y su nombramiento como cónsul en Barcelona y en París.
Raíz y razón de Zapata se editó en un formato digital con el propósito de rescatar una especie de formato facsimilar, para ver las correcciones a mano, el cambio de tintas de la máquina, incluso el tipo de máquina de escribir que usó, porque la tipografía se puede notar en algunos capítulos.
PUNTOS DE CONVERGENCIA
Antes de ser historiador, Sotelo Inclán fue profesor normalista, e Ignacio Manuel Altamirano fue el creador del plan de estudios de la Escuela Nacional de Profesores en la época de Porfirio Díaz, lo que termina por ser un punto de conexión entre el investigador y el personaje: hay todo un imaginario altamiranista.
Pero más allá de eso, cuando el historiador comenzó a viajar a Tixtla, en 1965, para indagar en la vida y la obra de Zapata, se encontró con que se podía hacer una investigación paralela de Altamirano, porque en esa región transcurrieron dos años importantes en la vida del autor de El zarco.
Y ADEMÁS
PRIMEROS HALLAZGOS
Uno de los primeros hallazgos fueron los poemas estudiantiles de Altamirano: ejercicios de juventud en donde hay una oda al rector del colegio de Toluca, pero el mérito del historiador es haber encontrado en la Hemeroteca Nacional los poemas fechados en 1851, ya que los biógrafos nunca confrontaron al maestro en su juventud.