Neda DeMayo es una apasionada del mundo silvestre. A los seis años, después de ver en televisión a los caballos salvajes perseguidos y capturados, decidió que cuando fuera mayor tendría un lugar seguro para que estos animales fueran libres. Treinta años después, luego de estudiar la política sobre estos animales y vivir en ranchos de California, Oregón, Nevada y Utah para observarlos en el oeste de Estados Unidos, Neda fundó Return to Freedom, una organización sin fines de lucro para la preservación de caballos salvajes y burros.
En 1971, el Congreso de Estados Unidos aprobó por unanimidad la Ley de Burros y Caballos Salvajes Libres, que proporcionó una medida de protección para los animales, pero no estableció un plan de gestión real para el futuro de los rebaños silvestres. Asignó a la Oficina de Administración de Tierras y al Servicio Forestal de Estados Unidos, que consideran que estos equinos superan en número al ganado privado, incluso en las tierras reservadas, lo cual deriva en buscar controlar los números a través de un sistema fallido de redadas y remociones, a menudo mortales, que mantiene a decenas de miles almacenados y en condiciones terribles.
Con una mejor comprensión de la batalla por el uso de los recursos naturales en las tierras públicas de Estados Unidos, DeMayo se centró en soluciones que marcaran diferencia: “Para mí estaba claro que los santuarios eran parte de la solución y ofrecían valor al brindar un refugio seguro para los animales que viven allí, y también para generar soluciones de gestión más integrales y crear programas educativos que produjeran cambios, inspiraran a otros y, así, salvar a miles de caballos”.
Los padres DeMayo, con sus dos hijas, compraron un rancho en ruinas de 300 acres y, en noviembre de 1998, Return to Freedom lanzó su American Wild Horse Sanctuary cerca de Lompoc, California, 95 kilómetros al norte de Santa Bárbara. “Comencé con un enfoque para educar al público. En primer lugar, explicar que los caballos viven en manadas formadas por bandas de harem familiares más pequeñas y otra de solteros de potros y sementales sin una banda de harem —expresa Neda. Los caballos son mamíferos sociales sensibles y sufren tanto como nosotros cuando se separan de sus familias y grupos”. El propósito fundamental del santuario era explorar y crear un modelo de soluciones que pudieran aplicarse en el campo para reemplazar el programa interminable de “gestión” de captura y remoción del gobierno.
En diciembre de 1998, los primeros 25 caballos llegaron al santuario desde el Refugio de Vida Silvestre y Pesca Hart Mountain, en Oregón. “Comencé a recaudar fondos invitando a la gente a observar en silencio a los caballos en su familia natural y bandas de solteros”, cuenta Neda. El siguiente grupo de 50 equinos vino del Refugio del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Sheldon, en Nevada. Durante los siguientes 15 años, Return to Freedom se convirtió en el hogar de bandas de harem que representan la diversidad de los caballos salvajes estadunidenses, que incluyen poblaciones menguantes de mustangs españoles descendientes de Spanish Barbs, ponis 100% indios Choctaw, caballos Cerbat, Wilbur-Cruce Colonial Spanish Mission y Sulphur Springs, y caballos más grandes, cuyas manadas regresaron a su estado natural en los últimos 100 años, en hábitats agrestes del oeste americano.
Hoy, Return to Freedom da refugio a casi 500 caballos salvajes y 50 burros; algunos de sus equinos, como el semental mustang Kiger, fue la musa de la cinta animada de DreamWorks de 2002, Spirit: el corcel indomable. Los programas que el santuario realiza incluyen una variedad de talleres con experiencias, visitas guiadas y safaris fotográficos que promueven el destacado papel que ha jugado el caballo en el desarrollo de Estados Unidos, así como su importancia como parte integral del ecosistema.
“El mundo debería preguntarse si es aceptable tener un futuro sin caballos salvajes en tierras públicas. Debemos pensar en el futuro. A medida que el cambio climático se acelera, los hábitats y las muchas especies que dependen de ellos, especialmente los mamíferos más grandes como los caballos salvajes y burros, estarán en peligro. Los esfuerzos de conservación exitosos a escala mundial han sido el resultado de la fusión de grupos de opinión, agendas y experiencias divergentes. Estas relaciones son vitales para encontrar soluciones duraderas”, concluye Neda.
bgpa