“No debería conmemorarse la Revolución Mexicana”: historiadores

En México, desde hace ya más de 100 años cada 20 de noviembre se conmemora el inicio de la Revolución Mexicana de 1910.

Hospital Militar antiguo frente al Santuario de Guadalupe (Especial)
Enrique Vázquez
Guadalajara /

En México, desde hace ya más de 100 años cada 20 de noviembre se conmemora el inicio de la Revolución Mexicana de 1910. Para Octavio Jiménez del Arco y el general Clever A. Chávez Marín, expertos integrantes de la Asociación de Historia Militar, esta fecha no se debería de conmemorar.

“No puede celebrarse el inicio de una serie de acontecimientos que fueron financiados por Estados Unidos para desestabilizar al país, en un momento que se gozaba de un buen gobierno como era el de Porfirio Díaz. No podemos conmemorar que Álvaro Obregón en la búsqueda del reconocimiento de su gobierno por parte de Estados Unidos firmara el Tratado de Bucareli en 1923, en donde entregó México a Estados Unidos por el periodo de cien años. El pacto creado para satisfacer las exigencias de los ciudadanos estadounidenses por presuntos daños causados a sus bienes por la Revolución Mexicana y conflictos internos entre 1910 y 1921, establece en sus cláusulas secretas que México a partir de la firma no fabricaría armas, aviones, tractores,tecnología en general. Todo deberíamos comprarlo, los senadores que se opusieron terminaron muertos, incluso esto provocó un levantamiento del 60 de por ciento del Ejército en contra de Álvaro Obregón”, detalló Chávez Marín.

El general Marín explicó que “en 1947 se cumplieron los 100 años del Combate de Chapultepec; vino a México Harry. S. Truman, presidente de Estados Unidos a ofrecer disculpas y trajo consigo la bandera del Castillo de Chapultepec que tomaron durante dicha invasión. Como muestra de fraternidad decidieron quitar algunas de las clausulas del Tratado de Bucareli con referencia a la industrialización. De ahí es que a Miguel Alemán se le conoce como el prócer de la industrialización de México, pero lo fue con el permiso de Estados Unidos. La fecha de caducidad de ese tratado está cerca”.

Los expertos también mencionaron que ha habido una serie de desinformación sobre este movimiento armado. En su perspectiva Francisco I. Madero no es el héroe que mencionan muchos libros: “Fue un títere que se prestó a los intereses de los estadunidenses, un alborotador igual a los hermanos Flores Magón, quienes reclutaron mercenarios que en breve se apoderaron de Tijuana y declararon la independencia del Estado de Baja California para anexarse a Estados Unidos. Un movimiento que los villistas apagaron”.

Otra gran mentira, de acuerdo con Del Arco, ha sido “la de pensar que Álvaro Obregón fue un gran estratega militar, cuando en realidad lo que logró con su ejército fue gracias a los mercenarios que tuvo a su servicio, como el sueco Thord Gray, quien había sido mercenario en otros movimientos armados de la época desde Europa a China. Después de que éste enseñó sus estrategias a Obregón y las puso en práctica en combates y batallas, Obregón lo mandó matar sin tener éxito. Ya a salvo en Europa, Thord Gray escribió un libro en el que narra todas las peripecias que vivió en las guerras que participó y cómo escapó al intento de asesinato orquestado por Álvaro Obregón”.

Chávez Marín aseguró que “don Porfirio Díaz cayó porque decidió construir un ferrocarril transístmico que le hacía competencia al Canal de Panamá. En tiempos de don Porfirio unos barcos estadounidense quisieron invadir el puerto de Salina Cruz y fueron repelidos por fuerzas mexicanas. Estados Unidos quería que se devaluara el peso mexicano, quería que se les dieran concesiones petroleras que en ese momento México las había concedido a varios países europeos. Como los estadounidenses encontraban una gran resistencia de Díaz a lo que deseaban y no podían obtener, fue entonces que iniciaron un plan para derrocarlo y encontraron a los hermanos Flores Magón y Francisco I Madero, a los alborotadores ideales. Madero en el poder no aportó nada nuevo”.

La Revolución en Jalisco

Del Arco y Chávez Marín mencionaron que en Jalisco no se vivió un movimiento armado importante; que los obregonistas no entraron por la ahora Calle 8 de Julio, su entrada fue más bien por Zapopan. Coinciden en que el único combate registrado importante fue el que libraron los obregonistas y los federales en la localidad de El Castillo, cerca de lo que hoy es la carretera Guadalajara – Chapala, en el municipio de El Salto, y que una de las consecuencias fue la muerte del gobernador José María Mier, quien fue velado en el Hospital Militar que se encontraba ubicado en el sitio en donde está erigido hoy el Palacio Federal, frente al Santuario de Guadalupe, sobre el Paseo Fray Antonio Alcalde. Otro momento importante fue una de las últimas batallas de la revolución que se libró en Ocotlán, que se ha dicho que fue comandada por Joaquín Amaro del lado de los obregonistas, aunque en realidad tuvo un gran apoyo de fuerzas norteamericanas y de la que se cree que en realidad fue comandada por estadunidenses.

Para Arturo Camacho, experto en Historia del Arte y colaborador de MILENIO Jalisco, desde el ámbito artístico e intelectual, la herencia positiva de esos ideales revolucionarios fueron “la fundación de la Universidad de Guadalajara y la creación del Museo Regional de Guadalajara (MRG) gracias al grupo del Centro Bohemio integrado por José Guadalupe Zuno, Roberto Montenegro, el Doctor Atl y Amado de la Cueva, entre otros que simpatizaban con varias ideas de la valoración de la cultura popular y que la educación y el acceso al arte deberían ser de acceso gratuito”. 

Actualmente el Museo Regional de Guadalajara, que se ubica en la calle Liceo 60, exhibe la exposición Vanguardia y Revolución, con artistas simpatizantes a este movimiento como José Clemente Orozco e integrantes del Círculo Bohemio, entre otros artistas de la época.


JMH

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