“Si alguien en Reynosa te dice que no ha tenido contacto con los narcos es porque quiere maquillar la realidad”, asegura Habacuc Antonio de Rosario (1981), un joven escritor que nació y vive en la ciudad tamaulipeca. Su novela Sin Trincheras (Tierra Adentro, 2014), presentada este fin de semana en la XXXIII Feria de Libro de Tijuana, explora la vida cotidiana en un territorio donde las extorsiones y las balaceras son el pan de cada día desde hace aproximadamente una década.
Su trabajo recibió el Premio Binacional de Novela Joven Frontera de Palabras en 2014, un reconocimiento que impulsa la literatura fronteriza tanto en México como en Estados Unidos. Escritores como Yuri Herrera e Isabel Velásquez ganaron este premio en años anteriores.
“La ola de violencia ya tenía un buen rato en la ciudad pero a mi no me interesaba demasiado. Me interesaba cuidarme a mi y mi familia, pero no creía que sería un buen material de literatura”, contó el escritor. Esa idea cambió alrededor del año 2009, cuando se dio cuenta que sus amigos extranjeros tenían una percepción muy distinta del conflicto a la que tenía la propia gente de Reynosa. Los primeros lamentaban el estado de guerra en el país; los segundos lo negaban a pesar de sufrirlo.
¿Realmente estamos enterados de lo que está sucediendo?, se preguntó Habacuc, y a partir de esa cuestión comenzó a delinear su historia. Para ello eligió como protagonistas a dos personajes opuestos: un sicario, por un lado, y un joven estudiante de clase media, por el otro.
“Siempre me ha interesado la voz del anti-héroe o el villano. Y en este libro quería explorar el tema de las decisiones: tanto las de una persona sin estudios que se mete al narco, como la de alguien que sabe lo que quiere. En ambos casos, parece que las decisiones las toman a ellos en una situación de extorsión”.
El escritor ha observado ambos mundos desde hace tiempo. Su padre tenía una farmacia en la central de autobuses de Reynosa, donde Habacuc trabajaba durante los veranos: “Las centrales son interesantes, porque ves todo tipo de gente que está en tránsito”.
Así se hizo amigo de un grupo de chicos marginales que estaban en contacto con el mundo de las drogas, con quienes el escritor solía jugar al futbol. “Pasaba toda la semana con mis compañeros de la escuela de monjas y el fin de semana estaba con estos chicos con historias completamente diferentes”, contó el autor de Sin trincheras.
Fue a raíz de esta novela y el premio que obtuvo por la misma, que Habacuc ha recuperado el interés por su ciudad natal. “Siento amor por Reynosa de alguna manera”, dijo el autor, quien lamenta que además de la violencia, sea una “ciudad maltratada, malplaneada, corrupta” y con un solo lugar para comprar libros: el Sanborns.
“Un amigo dice que Reynosa es una moneda al aire. El sello son extorsiones y águila son balaceras”, añadió. “Y si hay balaceras es porque no se han puesto de acuerdo en la cuota”.
Un adelanto de Sin Trincheras se puede leer aquí.