Nacido en Lerdo, Jesús Ricardo Vázquez Jáuregui, es el encargado de tocar los timbales en la Camerata de Coahuila, un instrumento de percusión que tiene que resonar grave y que pone su toque afinado en cada oportunidad que es requerido para formar toda una armonía musical. Ricardo Jáuregui formó parte de los músicos que integraron la Camerata de Coahuila en su primer concierto en 1994.
El vaivén de la vida llevó al músico por otros aires hasta que en 2002 volvería para ya no irse más de esta orquesta, que se ha convertido en una plataforma para ser un mejor músico y estar en constante aprendizaje.
“Se fijó una fecha para el concierto inaugural y la mayoría de los músicos vinieron de otros lados, a diferencia de ahora, antes no había mucho de dónde agarrar, pero también había laguneros, empezando por el director Ramón Shade”.
Su pasión por las baquetas y tambores lo llevaron primero a darle a la batería, se convirtió pronto en un baterista de jazz. También participó en grupos musicales de diferentes géneros y versátiles, hasta que el destino le pondría un reto en forma de oportunidad, integrarse de lleno en la Camerata de Coahuila.
“Creo que como todo músico, siempre me ha gustado la superación. Yo vi a la Camerata de Coahuila como una oportunidad de superarme, aprender más cosas, tocar música que para mí era nueva. Estaba consciente de que me iba a exigir más estudio y más preparación”.
Por ende, el timbalista lagunero dice que no ha dejado de estudiar su instrumento ni de perfeccionar su técnica, además considera que pertenecer a la Camerata de Coahuila lo llena de constantes retos pero es mayor el número de satisfacciones. “Este tipo de orquesta tiene sus maneras para seguirse preparando como músico y es algo que siempre te lo exige”.
De la batería a los timbales
Jamás soltó la baqueta ni su gusto por resonar la membrana y los parches, sólo pasó de la batería a los timbales y otras percusiones, todo de una manera casi natural. Recuerda que un año antes de arrancar el proyecto de la Camerata, se intentó formar una orquesta que tenía timbales, era la oportunidad ideal para darle un giro total a su carrera entre tambores.
“Salió una convocatoria en el periódico y acudimos varios músicos laguneros que tocábamos música versátil pero todos estábamos entusiasmados por aprender ese nuevo tipo de música. Yo me acerqué a los timbales y aprendí a tocarlos y a afinarlos, empecé a buscar maestros de timbal en Durango, Monterrey y Ciudad de México”.
Vázquez Jáuregui explica que a diferencia de un tambor común, a los timbales hay que afinarlos ya que tienen que ofrecer una nota según lo marque cada obra.
“Los platillos, triángulos, tambores, güiro y otras percusiones emiten un sonido que le da un color y textura a las obras. De todas las percusiones los timbales son lo que más me gusta porque aportan notas musicales”. Comentó que “Los timbales no sólo dan esa textura o color sino que también emiten notas que se amalgaman con toda la armonía de toda la orquesta”.
La música siempre ha estado presente en su vida. Desde pequeño supo que tenía la afinidad por hacer música y aprendió un poco de guitarra, piano, saxofón y hasta bajo eléctrico, por lo que no dudó en adentrarse al mundo de la música clásica como percusionista.
“Considero que tengo el gusto por la música y por hacerla, es algo que se trae y que nos toca desarrollar ese talento o ese don. Es todo un placer para el músico tocar, creo que disfrutamos más la música que el mismo oyente”.
“Hay satisfacción cuando ves avances, llega el momento en que ya no luchas contra el instrumento sino que lo disfrutas. La música es como una lucha constante de dominar y alcanzar la técnica de excelencia para tocar a un nivel gratificante”.
EGO