La polémica en torno a la figura de Juan Rulfo no termina: tras la negativa de la Fundación Juan Rulfo a permitir el uso de la imagen del escritor jalisciense en las actividades de la Fiesta del Libro y la Rosa —organizada por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM—, en desacuerdo por la presentación del libro Había mucha neblina o humo o no sé qué. Exploración sobre la obra literaria de Juan Rulfo, de Cristina Rivera Garza, la escritora mexicana compartió una carta a los lectores en su blog personal.
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En el escrito, recuerda que “más que un libro sobre Rulfo —lo he dicho ya varias veces en presentaciones y entrevistas— [es] un libro que, moviéndose alrededor o a través de Rulfo, invita al lector a tocar el territorio de un país en vilo”.
[OBJECT]“En este libro están, pues, las huellas de esas muchas lecturas de Rulfo, y las lecturas sobre otras lecturas de Rulfo, los momentos felices de los hallazgos de archivo, la respiración entrecortada en las crónicas de viaje, los cuentos (que son en realidad desvíos), los poemas, el artículo de investigación, las intervenciones textuales —porque para abarcar algo tan complejo uno tiene que recurrir a todo lo que sabe y todo lo que intuye— que han ido marcando el itinerario de una relación larga, tan larga como la vida.”
En el texto, Rivera Garza recordó su acercamiento a la obra de Rulfo desde sus años escolares, primero a los libros y después a sus libros y fotografías, incluso escribió el cuento “El día en que murió Juan Rulfo” y mantuvo su diálogo a través de artículos en La mano oblicua (la columna que publicó en MILENIO por 7 años).
“Se trata de una relación a la que no dudo de calificar de sagrada: una lectora y un texto. Nada más; nada menos. Aposté ahí, en ese libro, a la escritura en plural, una escritura que se vale por igual de las herramientas de la investigación histórica o de los métodos de la etnografía, así como de las estrategias propias de la ficción, para construir un texto colindante, entre géneros, con/ficcionado en compañía de tantos otros y otras. Sigo pensando que el libro comunalista es posible. Que es deseable.”
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Si querer reavivar el tema, en la carta se refiere al término usado por el presidente de la Fundación Rulfo, Víctor Jiménez, quien calificó al libro Había mucha neblina o humo o no sé qué como “difamatorio”, del que discrepa, pero “no puedo pedirles a ustedes, los lectores, que piensen como yo de manera acrítica o por imitación o por simpatía”.
“Es necesario leer más, y no leer menos, a Rulfo, ciertamente, y a tantas otras también (…) En Había mucha neblina o humo o no sé qué ofrecí—tal vez debería decir: me atreví a ofrecer—a mi Rulfo mío de mí: uno entre los muchos otros que ya existen y entre los otros tantos que seguirán existiendo si continuamos con su lectura. Mi Rulfo mío de mí que no intenta ni sustituir al tuyo ni eliminarlo, sino más bien multiplicarlo, expandirlo”.
Desde la perspectiva de Cristina Rivera Garza, se trata de la lectura como un ejercicio de producción y práctica creativa “y no como un mero acto de consumo”, concluye.
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