Más de 6 mil 871 bienes culturales fueron sustraídos del país de manera ilegal ente 1997 y 2015, de los que el gobierno logró recuperar apenas mil 874, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El INAH tiene la responsabilidad de combatir el tráfico del patrimonio cultural desde su fundación hace 77 años, aunque fue apenas el 10 de octubre de 2011 que formalizó con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Procuraduría General de la República (PGR) un acuerdo para recuperar los bienes protegidos, pues carece de presupuesto propio.
El organismo no tiene un inventario de bienes culturales sustraídos del país porque la prohibición para exportarlos data de 1827, el registro actual abarca sólo 18 años y el convenio de recuperación es de hace 5 años.
De acuerdo con la PGR, la falta de este inventario es el principal obstáculo para la recuperación de las piezas, porque es indispensable demostrar su propiedad legal.
Así, los datos sobre piezas restituidas no coinciden entre las dependencias que participan en el proyecto: de acuerdo con la PGR se recuperaron 134 piezas, en tanto que el INAH afirma que fueron 5 mil 325 piezas arqueológicas e históricas en el mismo lapso de tiempo.
Según la Coordinación Jurídica del INAH, cuando se tiene conocimiento de que un bien cultural mexicano está en el extranjero sin autorización se presenta de manera inmediata la denuncia penal ante la PGR y, de manera simultánea, solicitan la intervención de la Consultoría Jurídica de la SRE para realizar los trámites diplomáticos necesarios con miras a obtener la repatriación.
Michoacán, Coahuila y Puebla encabezan los estados con mayor número de piezas históricas robadas, principalmente de arte sacro.
En el caso de Michoacán destaca una pistola sustraída del Museo Casa de Morelos, un número indeterminado de piezas arqueológicas concesionadas a nombre de la presidencia municipal de Álvaro Obregón y una custodia perteneciente al templo de San Pedro de Zacán, en Los Reyes.
En Coahuila, la delegación del INAH reportó la desaparición de 962 piezas arqueológicas de la Casa de la Cultura Cuatro Ciénagas en Carranza.
Y en Puebla el organismo local reportó la desaparición de 932 piezas de arte sacro en los últimos ocho años, entre pinturas, cálices, custodias, retablos y esculturas que hasta el momento no han sido recuperadas. No hubo detenidos.
El informe proporcionado no contiene datos relativos a Querétaro y Ciudad de México.
Arte sacro, a la buena de Dios…
De los 6 mil 871 bienes culturales sustraídos de territorio nacional de manera ilegal, mil 296 corresponden a bienes religiosos entre óleos, esculturas, piezas de orfebrería y hasta campanas.
Menos de 5 por ciento se ha logrado recuperar y el proceso para su restitución a los templos es largo y tortuoso porque “hay un vacío legal en el cuidado del patrimonio religioso”, dijo José Raúl Hernández Schäfler, de la Comisión de Arte Sacro de la Arquidiócesis de México.
Es el caso de La Virgen de Tacuba, que pasó siete años fuera del retablo principal de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced de las Huertas -frente al Colegio Militar- del que fue sustraída el 23 de mayo de 2005 por encargo de una mujer dedicada a la santería. Aunque fue recuperada casi de inmediato por cadetes del Colegio Militar, los daños ocasionados y la imposibilidad de demostrar el origen de la imagen dificultaron su devolución.
Víctor Fayad, titular de la Unidad Especial de Delitos Ambientales y Leyes Especiales de la PGR, dijo que los bienes culturales y religiosos que logran recuperar se entregan al INAH para que evalúe los daños y se encargue de la restauración.
No hay plazos establecidos para devolverlas a los templos del que fueron robados.
El presbítero dijo que aunque existe una relación de colaboración con autoridades del INAH y de la PGR, la policía mexicana no tiene los niveles de especialización que hay en otros países para proteger el patrimonio cultural.
La falta de profesionalización de la policía obligó a la Arquidiócesis de México a tomar sus propias medidas para proteger su patrimonio: elabora un inventario de bienes en las casi 700 iglesias que existen en su jurisdicción al tiempo que instala alarmas y cámaras al interior de los recintos religiosos.
“Nosotros procuramos poner en guardia a los sacerdotes responsables de cada iglesia para que no dejen nada al acaso; una ventana abierta, una escalera. Queremos que eviten tentaciones porque tienen la obligación de proteger el patrimonio y entregarlo a la siguiente generación”, dijo Fayad.
La Virgen de Tacuba descansa en el retablo principal, esta vez resguardada bajo llave en una caja de cristal, cobijada por alarmas y cámaras.