José Agustín, destacado escritor mexicano, ha generado controversia gracias a su peculiar estilo narrativo, siendo uno de los representantes de la literatura de la onda en los años 60. Reconocido por obras como "La tumba" (1964), "De perfil" (1966), y "El rock de la cárcel" (1986).
Este último trabajo, una obra autobiográfica, destaca especialmente en el capítulo "El rock de la cárcel" su experiencia en el Palacio Negro (cárcel de Lecumberri) contextualizando la época de la Guerra sucia en México.
Agustín narra cómo, tras unas vacaciones en Acapulco con su esposa Margarita Dalton, el 14 de diciembre de 1970, decidieron visitar al compositor Salvador Rojo; durante su visita consumieron marihuana y decidieron guardarla en una lata de leche en polvo.
Durante un operativo liderado por Arturo "El negro" Durazo ese mismo día, Agustín fue detenido, acusado de tráfico de mariguana y de pertenecer a una banda internacional de narcotráfico.
Fue encarcelado en el Palacio de Lecumberri, y durante su estancia ahí aprovechó para escribir su novela “Se está haciendo tarde” (1973) en bolsas de tortas; en la revista Archipiélago, de 2006, en entrevista con Mario Casasis, el escritor afirmó que después de salir libre, todo el año de 1972 se dedicó a revisar la novela, y no fue hasta 1973 que decidió publicarla.
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Así mismo, cuenta cómo conoció a José Revueltas, preso político, con quien coincidió en Lecumberri. Recuerda que Revueltas tenía más autonomía, cocinaban y destilaban su propio licor, e incluso le ofreció un trago a Agustín.
Con quien posteriormente escribirían el guion cinematográfico de El apando (1975), una película que recrea la crudeza de lo que es la vida en una prisión como la de Lecumberri.
La liberación de José Agustín ocurrió el 7 de julio de 1971, después de que Angélica Ortiz, productora y madre de la actriz Angélica María, con quien Agustín tuvo una relación amorosa breve, se dirigiera al secretario de gobernación Mario Moya Palencia solicitando la revisión del caso; el funcionario atendió la petición y ordenó la liberación del escritor.
A lo largo de los años, las obras de José Agustín se consolidaron como parte esencial de la literatura mexicana, y su trayectoria sirvió como fuente de inspiración para las generaciones futuras; su capacidad para transformar las experiencias personales en relatos universales dejó una huella perdurable en la literatura y la conciencia social de México.
KVS