En el 2020, el metal dejó grandes lanzamientos y los que culminan este conteo son los siguientes: Black Hate tiene el sitio 10 con Altalith (Concreto), que ofrece su invocación a las deidades con una lectura progresiva del black metal. Exaltan los intros que abren paso a las piezas que integran esta producción, con notas frenéticas y envolventes, ejemplos: “Hur/nin\ki-sag” o “Ir Kalla”, dos pruebas de la calidad técnica de esta rara avis del under mexicano.
Los Aquelarres de Ultratumba (La Mazacuata) se llevan el 9. Juan y Lorenzo Partida, Adrián Tena e Isabel Romero en las vocales deconstruyen una vez más la leyenda Aquelarre para fusionar el doom con demás partituras oscuras y llevarnos por esos laberintos de la “Funeralópolis”. Porque aquí solo hay lugar para la densidad y una voz desgarrada, como se dicta en “Los 4 cerdos” o “Los vivos están muertos”, dos actos de esta lóbrega ofrenda al metal.
En el 8 está Sentinel of the void (Mexican Steel), de Oversteel, con puro y auténtico heavy metal. Dispuesta a reafirmar cómo se hacen los grandes himnos para agitar las melenas, esta agrupación regiomontana aprovecha esta producción para demostrarlo sin contemplaciones.
Nocturnal Call lanza su alarido a la magia y los enigmas con A blaze of inner black (ALP) para el lugar 7, aunque su posición está en el infinito, y es que con el doom oscuro, progresivo y melancólico abunda en esas temáticas, con sus intenciones de ir más allá de lo perceptible, al conectar nuestros sentidos con el cosmos.
Desde Ciudad Obregón, Sonora, Skeletal Throne marca el 6 con Human deterioration (Mexican Steel), con sus destellos de thrash-death. Disco creado por los hermanos Antonio y Ángel Gastélum, para lanzar sus alaridos y energía brutal que retumban hasta la conciencia.
Agony Lords no podía tener un súbito regreso si no era con Shelter for the undead (Concreto), sitio 5 para un álbum conceptual que afianza sus señas de identidad como banda puntal del metal mexicano, a la que le añaden su cuota de oscuridad. Sus dotes compositivas están a la orden en cortes como “Timeless”, “We all hurt” o la pieza dividida en tres partes que da título a este CD, para un cierre épico.
La banda regia NovaDown tiene el 4 con The empty cosmos (Mexican Steel), nombre de la pieza que inicia este viaje que abarca otras como “Psychopower entity”, “Gloom of chaos”, “The star of the north” o “Falling skies”. El death siempre dignificando las listas de los mejores.
Completo, desafiante, místico, así es el debut de Kalaveraztekah, que apuntala la vertiente del metal prehispánico con El despertar de los tiempos (Concreto), que se lleva el tercer lugar. Con 13 canciones, inician con “Tlokeh Nawakeh (El omnipresente dador de vida)” y pasan por entre muchas leyendas autóctonas como “El ritual de Xipetotek (Tlakaxipewalixtli)” para culminar con el “Miktlantekuhtli (El camino al Miktlan)”, coronados de death progresivo y la cosmogonía anahuakah (mexhikah).
Qué forma de captar su experiencia dentro del metal y exponerla para unir generaciones. El segundo sitio es para el Demiurgo de Transmetal (La Mazacuata), con 34 años en la escena extrema y radical de nuestro país, y con sabiduría atienden otra negra sombra del abismo. Los hermanos Partida y compañía nutren ese intelecto que manejan a la perfección y arrollan bajo los cánones que ellos mismos han heredado al dogma metalero: “México decapitado”, “La marca de Satán” o, ya que andamos en esas, “Que la tierra nos trague a todos”.
Con gran respuesta en medios foráneos, Yaotl Mictlan se lleva el primer sitio con La sagrada tierra del jaguar (ALP). Con discreción se rinden ante la guía de las culturas mexica y maya que les dictan cómo seguir por ese camino entre un mundo y otro. Black metal prehispánico que merece más oídos ante las desafiantes atmósferas que llevan a su encuentro como “Coatlicue”, “Ba’alche’o’ob” o “Tezcatlipoca - Espejo relumbrante”, para que el nuevo fuego nunca se extinga.