Rodrigo Medellín: "Los murciélagos no nos dieron el covid, de ninguna manera”

En entrevista con MILENIO. el reconocido biólogo defiende a los mamíferos voladores de las "acusaciones infundadas" y explica por qué es vital su conservación.

"Soy una de las personas más felices que conozco porque estoy haciendo lo que quiero". (Especial)
Ciudad de México /

El camino de Rodrigo Medellín en la biología quedó sellado a los 11 años. A esa edad en que la mayoría de los niños acotan sus intereses al futbol y los amigos, él tenía una gran pasión por los mamíferos. Y la quería compartir con todo el mundo. Por eso le pidió a su mamá que lo llevara a uno de los programas estelares en ese entonces: El gran premio de los 64 mil pesos, donde Pedro Ferriz Santa Cruz, el conductor, cuestionaba a los participantes sobre un tema específico y cada respuesta correcta los acercaba a la gran recompensa.

“Le dije a mi mamá que quería que me preguntaran cosas de mamíferos, y después de estar muele y muele me llevó con los productores. Ellos dijeron que era un programa de gente que iba a mostrar lo que sabe y mi mamá les dijo: ‘Pregúntenle al niño a ver si sabe o no sabe’. Entonces sacaron un libro, empezaron a preguntarme, contesté y me dijeron: ‘Vas a ser el primer niño en el programa’”, recuerda el doctor por la Universidad de Florida en entrevista con MILENIO.

Uno de los televidentes del programa donde Medellín demostró su conocimiento fue el decano del estudio de los mamíferos de México, el doctor Bernardo Villa, del Instituto de Biología de la UNAM. “Él me vio, buscó mi teléfono con la televisora, llamó a mi casa y me dijo: ‘Veo que te interesan los mamíferos, ¿por qué no vienes al Instituto y aquí te vamos a enseñar?’”. Medellín aceptó. Así comenzó a convertir su sueño en realidad.

Foto: Cuartoscuro

Un año después, a los 12, ocurrió el encuentro con esos animales que se volvieron su pasión: los murciélagos. “Otro investigador del Instituto me puso mi primer murciélago en las manos y en ese momento dije: ‘De aquí soy’. No hay cosa más maravillosa que estudiar a los murciélagos”, comenta el experto.

“Ya desde entonces sabía que los murciélagos tenían una mala imagen; desafortunadamente la gente no los quiere, los considera enviados del mal, sucios, feos, que pasan enfermedades… ¿Cómo un animal tan fascinante puede ser tan maltratado por la opinión pública? A ese primer murciélago lo veía, lo observaba, le abría las alitas, le veía los ojos, las orejas… Perfectamente adaptado a lo que tiene que hacer”, agrega.

Una acusación infundada

Los murciélagos no nos dieron el covid, de ninguna manera”, afirma el responsable del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres, de la UNAM.

Medellín rememora que al principio de la pandemia “hubo algunos investigadores sin escrúpulos que estuvieron difundiendo la idea que los murciélagos te iban a infectar y eso fue totalmente falso. Y aunque algunos investigadores han dicho que este virus desciende de los murciélagos, eso es tanto como decir que como nosotros compartimos el 99 por ciento de nuestra información genética con los chimpancés, nosotros venimos de los chimpancés y eso no es cierto. Lo que sí es cierto es que los chimpancés y nosotros compartimos un ancestro común hace millones de años”.

“En ese mismo sentido, el virus de los murciélagos y éste que nos está afectando comparten un ancestro común, no sabe nadie de hace cuánto tiempo, pero esa es una cosa muy diferente a que uno venga del otro”.

Por tal “acusación infundada”, en estos últimos años el experto ha trabajado como nunca para defender a los mamíferos voladores. “De hecho en México hay organizaciones que están diciendo que en Yucatán van a salir las nuevas pandemias porque hay muchos murciélagos… ¡Eso no tiene ningún sentido! No hay ninguna razón para decir ese tipo de cosas absurdas, son acusaciones para espantar al público”, añade.

Foto: The Bat Man of Mexico/BBC

Rodrigo resalta que, a diferencia de la actualidad, en la época prehispánica los murciélagos eran vistos como deidades por los grupos indígenas, “los veneraban”. Y con la llegada de los españoles tuvo lugar el primero registro de un murciélago hematófago (que se nutre de sangre) gracias a la tinta de Gonzalo Fernández de Oviedo, escriba que acompañaba al conquistador Hernán Cortés: “Reporta en sus crónicas que hay unos animalitos, nunca dice la palabra murciélago, que vuelan en la noche, se posan en los caballos y los muerden para alimentarse de su sangre. Es la primera observación”.

Respecto a la caída de la imagen pública de los murciélagos, el ganador del Premio Gerrit S. Miller, el mayor honor de la Sociedad Norteamericana para el Estudio de los Murciélagos, primero explica que “la palabra vampiro viene del serbio de Europa central y se refiere a un ser humano muerto que revive en las noches para alimentarse de la sangre de otros seres humanos, pero no hay ninguna connotación de murciélagos”. 

Luego salta a la época en que el escritor irlandés Bram Stoker estaba escribiendo la obra que lo encumbró, Drácula (1897): “Tiene el problema de que su protagonista tiene que moverse grandes distancias rápidamente, entonces se le ocurre traer las historias de los murciélagos hematófagos y convierte a su vampiro en un murciélago. Y ahí empieza la caída”.

Nuestros aliados

En el mundo existen más de mil 400 especies de murciélagos – en México contamos con 140 especies – y de esa cantidad solamente 3 especies se alimentan de sangre, “pero solo una es la que causa el problema, que en su origen nosotros causamos ese problema al ponerles la mesa: cuando llegan los españoles con caballos, cerdos, etcétera, es ponerle la mesa a un animal oportunista; eso ayudó a que sus poblaciones empezaran a crecer muchísimo y hoy los consideramos una plaga, pero eso lo causamos nosotros”, comenta el biólogo.

“Los murciélagos simplemente están haciendo lo que deben que hacer, su papel en el ecosistema que es controlar las plagas. Es un papel ecológico el que juegan, pero se salió de control por nuestra actividad”.

Respecto a las 140 especies de estos mamíferos alados que hay en nuestro país, Rodrigo señala que “3 de cada 4 se alimentan de insectos, de plagas para la agricultura, de mosquitos; un montón de insectos tienen en los murciélagos a su depredador más importante. Hay un 12 por ciento que se alimenta de frutas y por ende dispersan semillas, contribuyen a la regeneración de los bosques. Y el 10 por ciento se alimental del néctar y polen de las flores, es decir, son animales que polinizan plantas. Entonces, si nosotros afectamos a los murciélagos, vamos a perder todos esos beneficios y servicios que nos dan”.

He calculado que nada mas en la Península de Yucatán existen entre 10 y 20 millones de murciélagos que comen insectos, cada millón de murciélagos destruye 10 toneladas de insectos, entonces esa población está destruyendo entre 100 y 200 toneladas de insectos cada noche. ¡Imagínate que de la noche a la mañana perdemos a esos murciélagos! En muy poco tiempo vamos a terminar con un problema en las cosechas, con un problema de mosquitos sin control. No podemos correr ese riesgo”, dice sobre la importancia de cuidar los ecosistemas del sureste mexicano.

Foto: Shutterstock

¿Pero la sociedad civil cómo puede apoyar la conservación de estos animalitos? A través su página en Facebook, el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres recibe y responde reportes para sacar a un murciélago de una casa o situaciones similares.

La institución también organiza caminatas por la Ciudad de México para conocer y ver murciélagos gracias a un detector que permite captar la frecuencia en la que se comunican: “En las noches hay por lo menos 20 especies de murciélagos volando por toda la ciudad. En cualquier parte con luces blancas, de esas que atraen polillas y mosquitos, en dos o tres minutos va a llegar un murciélago a comerse a esos insectos”.

Difundir que los murciélagos son nuestros aliados, nuestros amigos”, esa es la gran cruzada del llamado Batman mexicano.

El Batman mexicano

En 2012, la princesa Ana le otorgó el premio Whitley Gold Award, que dispone el Whitley Fund for Nature, al investigador mexicano por su trabajo en la conservación de murciélagos.

“Cuando la conocí me fui para atrás: es una mujer comprometida, responsable, participativa, está completamente convencida que tiene un papel que jugar para la conservación de la biodiversidad. El día anterior a la ceremonia pasamos media hora platicando; ella no tomó notas, no grabó nada, solo me escuchó e hizo preguntas. Y al día siguiente dio una conferencia de prensa donde compartió lo que hablamos”, refiere Medellín sobre ese encuentro con la única hija de la reina Isabel II.

En dicha ceremonia el homenajeado se encontró con David Attenborough, “un hombre que he admirado toda mi vida”, y se pusieron a platicar durante un buen rato. Antes de despedirse, el británico le dijo al mexicano: “Ya estoy jubilado, pero todavía puedo hacer algo ahí (en la BBC) y quisiera hacer un documental contigo”.

“¡Casi se me caen los pantalones de la emoción!”, recuerda el biólogo. “Al día siguiente llegó a otra recepción en la casa de un lord un equipo de la BBC a decirme que querían entrar en contacto conmigo porque David ya los había asignado. En el proceso del documental David estuvo vinculado, lo narra y le puso El Batman de México (The Bat Man of Mexico, 2014), y si alguien como él dice que soy el Batman de México, lo soy y se acabó, él ya lo dijo”.

Este trabajo audiovisual y el sobrenombre le han dado a Rodrigo mucha amplitud mediática, lo que beneficia su lucha: “Si para que a la más gente le llegue esa información me tienen que decir así, no me importa, lo que quiero es que la información se propague. Afortunadamente este apodo me ha abierto muchas puertas”.

Otro medio de difusión son sus clases, donde se llena de energía al ver las caras de fascinación de sus alumnos. “Mi generación fue la que causó todos los desastres ambientales en el mundo y estas nuevas generaciones van a tener que sacar al ‘güey de la barranca’, resolver, por eso no puedo dejarlos solos: tengo que apoyarlos, inspirarlos, vincularlos para que se hagan más fuertes”.

Por último, Rodrigo Medellín piensa en sus 64 años, en todo lo que ha hecho desde su participación en El gran premio de los 64 mil pesos siendo un niño, en los murciélagos que ha rescatado, el sus numerosas publicaciones y galardones, en las mentes que ha abierto al tema de la conservación, en Batman… Piensa en todo eso que lo conforma, y dice:

“Soy una de las personas más felices que conozco porque estoy haciendo lo que quiero. Y me ha pasado mil veces que cuando estoy hablando de murciélagos en donde sea, la gente empieza a parar la oreja porque el tema es fascinante y la gente no tiene suficiente información. Hace unos días estaba en la selva y hay unos murciélagos que viven dentro de termiteros, hacen un huequito y ahí se esconden, entonces iba con un alumno, veo un termitero, encuentro a los murciélagos y me convertí en ese niño que se vuelve loco de felicidad. Eso me pasa todo el tiempo. Sigo siendo el mismo niño de 11 años”.

hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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