Roger Ritter es un joven de 20 años, nacido en la Ciudad de México y pianista desde los 10 años, quien sabe que su pasión es la música, el piano y sentir la vibración de cada acorde que le confirma que va por buen camino y lo disfruta porque es parte de su vida y su esencia, misma que compartirá con el público el próximo 25 de marzo a las 19:00 horas en el Aula Magna Alfonso Cravioto Mejorada de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Ritter también tiene nacionalidad alemana, por parte de su padre, ya que su bisabuelo llegó a México en la época de la Revolución y decidió radicar en Guerrero, en donde conoció a una mexicana con quien formó una familia, en la que el papá de Roger también aprendió a tocar el piano y ahora él es su maestro y compañero en esta vida musical que busca continuar fortaleciendo.
“Me siento afortunado por tener esta oportunidad de tocar con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (OSUAEH), en la que todos los músicos son muy buenos y, sobre todo, el director Gaétan Kuchta, quien es una persona que da la oportunidad a jóvenes como yo a crecer y participar en estos conciertos.
“Además, me siento emocionado porque estaré tocando el Concierto para Piano Opus 16 de Edward Grieg, por lo que será una experiencia mágica porque, además de los sonidos, se crea una atmósfera única, además de un sonido apantallante, por lo que será una gran experiencia para mí y las personas que asistirán a este concierto este próximo viernes”, expuso.
Roger platica que, desde que nació, el sonido del piano es parte de su vida, por lo que ni dudó en aprender y ponerse la meta de crecer en el mundo artístico, así que, además de su padre quien es su principal mentor, también ha tenido la oportunidad de recibir la tutela artística de la maestra Guadalupe Parrondo y del maestro Alberto Cuartero, “además de tomar clases en Suiza, en donde también conocí a un pianista francés de gran trayectoria internacional, pero quien siempre está cerca de mí es mi papá”, señaló.
Señala que su meta siempre ha sido superarse a él mismo, pero también algún día tocar la hora de Bach, seguir aprendiendo de la historia de México, así como sumergirse en la astronomía, una pasión que comparte junto con el piano, que ahora es parte de su vida.
“Como jóvenes utilizamos la tecnología que no es mala, pero lo malo es quedarse ahí y que no se pongan proyectos a largo plazo, a futuro, que los planes se enfoquen a una meta y descubrir la pasión de uno mismo, explorarlo al máximo y dedicarle tiempo.
“Sé que he logrado muchas cosas, pero también ha sido por la dedicación y disciplina que le he inyectado, por la pasión que tengo por lo que me gusta de la vida, y que no hay imposibles si uno se propone a cumplirlos”, concluyó.