Hay en la novela 60 años de la historia de México, a través de la mirada de mujeres de tres distintas generaciones. También es una perspectiva nostálgica del mundo que ya no existe, difícil, pero menos complejo del que vivimos. Quizá por ello, Rosa Beltrán decidió titular a su novela más reciente Radicales libres, no tanto por la perspectiva científica, sino más bien social: mujeres que ejercieron su libertad de forma radical.
“Desde la primera novela y sin tenerlo muy consciente, hablo ya del papel de la historia en el ámbito de la vida privada, porque no es algo que sucede en el vacío: todos somos producto de nuestra época y lo que suceden en ese mundo que llamamos historia está determinando nuestras relaciones con los otros, nuestra manera de vivir la familia, nuestra educación sentimental y nuestra educación sexual. Está determinando todo lo que después vamos a llamar destino o vida”.
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La escritora tenía la idea de contar sobre estas tres generaciones desde la vida de quienes estuvieron ahí para atestiguarlo: hombres y mujeres que han visto las transformaciones no solo de México, sino del mundo entero. De ahí que se puedan identificar con muchos de los acontecimientos que se narran en la novela: el movimiento del 68, la llegada a la Luna, la primera manifestación feminista a nivel global: asuntos de los que se hablaba, de la misma manera en que ahora todos estamos en la misma conversación, que es la de la pandemia.
“Tenía muy claro, por ejemplo, que quería contar los distintos feminismos, a partir de la generación anterior a la mía: desde la liberación de quienes utilizaron por primera vez la píldora anticonceptiva, radical, porque hizo que por vez primera las mujeres no estuvieran sometidas a la maternidad, hasta llegar a las luchas más contemporáneas, como el movimiento #MeToo, que aboga para no maten a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Todo esto lo quería narrar”.
Terminada de escribir la novela Radicales libres (Alfaguara, 2021), Rosa Beltrán se dio cuenta de que la pandemia, a casi todos, nos hizo voltear hacia atrás y tener esta mirada nostálgica del mundo que dejamos, porque sabemos que, aun cuando vuelva la nueva normalidad, nunca será igual que antes, esta pandemia nos cambió.
“La pandemia nos hizo mirar atrás, a algunos, y tener esta mirada nostálgica de lo que perdimos. Tal vez ninguna época fue un paraíso, pero en este momento sentimos que eso que vivimos era un paraíso, porque lo vemos como una pérdida. Era un México más transitable y menos violento, porque es casi imposible hacernos de herramientas para sobrevivir a noticias como las que tenemos todos los días y, tal vez, algo de mí quería vivir en esa otra historia, desde otra narrativa”.
En Radicales libres, en palabras de Rosa Beltrán, queda muy claro que las familias felices son todas iguales, pero las disfuncionales lo son cada una a su manera “y yo creo que todas las familias son disfuncionales”.
Uno de los objetivos de la autora era contribuir, con historias que conoce, a desmitificar el misterio de la educación sentimental, la educación sexual de las mujeres, que es muy distinta de la de los hombres: “en los años 70 y 80 estábamos rodeadas de mitos en torno a la sexualidad, aunque ya sospechábamos que no era así, los hombres no estaban preparados para ese conocimiento nuestro”.
nerc