El bailarín y coreógrafo Ruby Gámez ha obtenido el reconocimiento más alto al que se puede aspirar en su oficio. El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura le otorgó el XXXIII Premio Nacional de Danza Contemporánea José Limón 2020, máximo galardón para quienes construyen un imaginario corpóreo de las artes pero también de la ciencia al abordar movimientos sociales y políticas públicas que repercuten en la observación de la conciencia individual.
En entrevista para MILENIO ofrecida en la Escuela Municipal de Danza Contemporánea de Torreón (Esdacont), el maestro se dijo agradecido pues se trata de un reconocimiento que le otorgan la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República y el INBAL a través de la Coordinación Nacional de Danza, en colaboración con el Estado de Sinaloa y el Instituto Sinaloense de Cultura.
Tanto a dichas instituciones como a Ricardo Marcos González del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, extendió su agradecimiento pues el bailarín sabe que más allá del estímulo económico, este premio crea el cimiento para que la memoria dancística establezca su territorio con nombres tan importantes como el de Guillermina Bravo, Raúl Flores Canelo, Guillermo Arriaga o Cora Flores.
Cabe mencionar que debido a la contingencia sanitaria propiciada por el coronavirus, el premio será entregado a Ruby Gámez en el marco del Festival Internacional de Danza José Limón en cuanto se reprograme la fecha de su realización en Culiacán, Sinaloa.
¿Quién es Ruby Gámez?
Ruby Gámez nació en Monterrey, Nuevo León, en el año de 1965 en el seno de una familia a la que considera fiestera. Se trataba de un contexto armonioso donde los padres disfrutaban de la música y los bailes de salón, por lo cual no fue casual que él se interesara por las expresiones artísticas, explorando las artes plásticas, el teatro, e incluso los medios de comunicación.
Sin embargo la danza no fue un llamado irrenunciable o una vocación con fe inquebrantable y la disciplina debió encontrar en él al bailarín. Inquieto, un día apareció en la barra de espectáculos familiares en el Canal 8 de Monterrey, en un programa de baile. Entonces tenía 18 años.
Los formatos eran muy diferentes a los de este momento y los jóvenes eran convocados a llevar sus discos de acetato, elegir la canción y bailar para los televidentes y el público en el estudio. Al concluir su intervención, el grupo coreográfico Jade de la televisora Imevisión lo interceptó para invitarlo a participar y él sin más, les dio el sí.
Faltaba mucho camino para llegar a ser miembro del Sistema Nacional de Creadores pues en la década de los ochenta inició sus estudios en la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Luego se haría maestro de danza.
Por fortuna para los jóvenes radicados en la Comarca Lagunera, fueron Jaime Hinojosa y Ruby Gámez quienes en el año de 1996 tomaron residencia en la ciudad de Gómez Palacio, en Durango, vista como una tierra fértil para la danza contemporánea por la dinámica cultural que imprimió en la región compositora y promotora cultural Ernestina Gamboa.
Ruby Gámez permaneció hasta el año 2006 cuando ya habían sido formados los maestros Sara Ovalle y Jesús Alberto García. La búsqueda del nómada confirmó así su visión cosmopolita a pesar de saber que los tiempos de trabajo son extenuantes en la Ciudad de México y Monterrey.
Esto le permitió sin embargo participar con el grupo Teoría de Gravedad y en con el Canal 22 en el programa Ópera Prima @elcolectivo, primer reality show de danza contemporánea en México, donde fue jurado. Asimismo trabajó en la Academia de la Danza Mexicana durante cinco años, y en las compañías de danza Cuerpo Mutable Teatro en Movimiento y EME de Mar.
A la vuelta de los años volvió por invitación del maestro Hinojosa como docente de la Esdacont, reconociendo que la fisonomía de Torreón como ciudad ha cambiado y tras el desgaste que generó una ola de violencia que cedió hasta el año 2013, se respira más vida social o comunitaria: más espectáculos, vida nocturna, más movimiento por trabajo, educación y recreación.
El maestro Ruby Gámez se concentra ahora en los proyectos por desarrollar. Uno sobre la mexicanidad y la plástica del coahuilense radicado en Monterrey, Julio Galán. Y además explora lo que dejará como secuela dentro del discurso de la danza contemporánea la presencia del covid-19, que para él deberá superar el cliché en el escenario de los bailarines con cubrebocas y adentrarse a una narrativa distópica como la generada por George Orwell en 1984.
Como si se tratara de una confección artística a fuego lento, espera poder descifrar el movimiento de lo que afanosamente algunos teóricos llaman ahora la “nueva normalidad”, tras la exgencia de los estados nación que impulsaron el confinamiento y la separación social por un virus que plantea escenarios de desolación económica.
Su trayectoria
Con 37 años de trayectoria tuvo un aprendizaje fructífero con grandes exponente de la danza nacional como Arturo Garrido, Rossana Filomarino, Luis Arreguín, Leticia Alvarado, Jaime Blanc, Victoria Gamero, Rosa Reyna y Steve Paxton, por mencionar algunos. Especial mención a su paso por Nueva York, donde realizó estudios dancísticos gracias a una beca que le otorgara el INBAL, en aquella época.
Como docente, ha sido formador de nuevas generaciones de bailarines. Algunas de las instancias en las que ha compartido su experiencia son la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, la Escuela de Artes Escénicas, la Universidad Regiomontana (Taller de Danza Contemporánea) y por supuesto la Academia de la Danza Mexicana en la Ciudad de México.
Varias han sido las agrupaciones en las que el creador regiomontano ha montado coreografías, entre ellas Teoría de la Gravedad, Paralelo 32, Núcleo-Danza y Módulo. Pero han sido las compañías Arte Móvil-Danza Clan y Mezquite, en las cuales ha legado gran parte de su talento.
Entre sus piezas se encuentran La ciudad de las luces, Ballet mecánico, El tiempo perforado, Emigrantes, Corpus Aeternum, Eclipse, Luna, Puntos de vista y Mutación, por mencionar algunas.
Desde hace más de tres décadas, el Premio Nacional de Danza José Limón ha sido otorgado a figuras destacadas de la danza moderna y contemporánea (mexicanas y extranjeras), al tiempo que rinde tributo de manera permanente al maestro José Limón, quien fuera un destacado bailarín y coreógrafo originario de Culiacán.
Algunas de las personalidades que lo han recibido son Guillermina Bravo, Raúl Flores Canelo, Valentina Castro, Guillermo Arriaga, Cora Flores, Rossana Filomarino, Alberto Dallal, Cecilia Lugo, Margarita Tortajada, Anadel Lynton, Adriana Castaños, Rosario Manzanos, Miguel Mancillas y Laura Rocha, entre otras.
CALE