La destrucción natural y la provocada por el humano son los rubros de exploración en Explosión textil de Sabino Guisu (México, 1986), una investigación que surgió cuando tuvo en sus manos unos libros sobre la Segunda Guerra Mundial. Su asombro llegó a través de las fotografías de las explosiones atómicas en Hiroshima y Nagasaki, pero también de una explosión del Popocatépetl, en México.
Sobre los desastres, dice el artista en entrevista con MILENIO: “Mis piezas son volcanes y explosiones atómicas. El volcán, podemos considerar que es un desastre natural, que es provocado por una necesidad de la naturaleza y que es fundamental porque la naturaleza tiene sus procesos y, eso a lo que le llamamos desastres o tragedias. En realidad se vuelve así cuando nos acercamos, pero la tierra es sabia y tiene sus procesos de purga y los volcanes hacen algo parecido. La naturaleza no es violenta con nosotros, nosotros somos violentos con la naturaleza”.
¿Qué pasa con la destrucción humana?
La destrucción del ser humano puede ser más grande incluso que la de la misma naturaleza. La ignorancia del ser humano crea destrucción, donde radica también el miedo. Se pueden tomar decisiones muy inconscientes y por eso existen las guerras: el principio de las guerras, del conflicto y la división del ser humano es porque vivimos en conflicto con nosotros mismos. Hay que curar o erradicar la guerra de la Tierra, pero primero tenemos que erradicar la guerra con nosotros mismos.
A partir de estas reflexiones el artista oaxaqueño expondrá tres de sus piezas en gran formato en Capítulo IV: Historia, muestra que será inaugurada el 15 de septiembre en LagoAlgo y en la que participarán también Abdelkader Benchamma (Francia), Simon Fujiwara (Reino Unido), Guido van der Werve (Países Bajos) y Caleb Hahne Quintana (Estados Unidos).
Toledo y el textil
Explosión textil es un proyecto que Sabino Guisu inició en 2016 respaldado en la técnica del textil y que nació en el Centro de las Artes de San Agustín (CASA), en Oaxaca, iniciativa de Francisco Toledo.
“Dentro de ese Centro de Artes existen distintos talleres, entre ellos destaca el de los textiles, que es el taller de afelpado. En él se invita a artistas a hacer producción, a colaborar, a explorar todas la posibilidades del arte textil, y cuando fue mi turno decidí explorar el textil usando la lana. La técnica es el afelpado de lana, de oveja o de algún otro animal, con pigmentos naturales como el hollín, porque trabajo comúnmente con humo y también fue para crear un vínculo con mi trabajo, el fuego y el mismo humo.
“Mi aportación es a partir de textiles: una reproducción de Hiroshima y Nagasaki y de una explosión del Popocatépetl, pero ejecutados en textil. En Explosión textil he visto cómo la gran mayoría de los espectadores que han podido apreciar estas piezas durante estos años, tienen una fascinación por la forma, por la estética, incluso la lana tiene un tipo de olor que se vuelve sensorial. Trato de que mi trabajo esté inclinado un poco a imitar a la naturaleza, que es la belleza por excelencia”.
Explosión textil forma parte de Capítulo IV: Historia, cinco exposiciones simultáneas del mismo número de artistas, todas ellas independientes pero interconectadas conceptualmente. La gran muestra emprende un viaje a través de perspectivas temporales: la primera geológica y natural; la otra, cultural, a través de la historia del arte y la industrialización.
Y además
El Axolotl y los sueños
El proceso creativo de Sabino Guisu viene generalmente de su mente subconsciente, del mundo de los sueños. La pieza más reciente que realizó se titula Axolotl, el espejo de las emociones, que es una pareja de ajolotes con forma humanoide: “Esta pieza habla de la reinvención, de la regeneración, y aunque los seres humanos no podemos regenerarnos como materia, sí en desarrollo personal. Habla de las relaciones en pareja, humanas, relación con la sociedad, con la naturaleza misma y la relación más importante: la relación con uno mismo, que tendría que ser la base de la educación”.
caov