Salón Rojo del Poder Judicial del Edomex, arquitectura emblemática del neoclásico

Especial

Desde el 28 de marzo de 1825 ha estado presente en el acontecer estatal y hoy restaurado luce tan majestuoso como en el siglo XIX.

Por sus ventanas han pasado 197 fríos inviernos.
Claudia Hidalgo
Toluca /

El antiguo salón de plenos del Poder Judicial del Estado de México (PJEM), también conocido como “Salón Rojo”, está a punto de cumplir 200 años de vida. Con su posición privilegiada, en el primer cuadro de la ciudad, desde el 28 de marzo de 1825 ha sido testigo de la vida y el acontecer del Estado de México. Luego de un proceso de restauración hoy luce majestuoso como en el siglo XIX, tal como Aurelio J. Venegas -quien fuera secretario del gobernador del Estado de México, José Vicente Villada-, lo describiera: “un espacio suntuoso y lujoso”.

Es un salón del estilo neoclásico y la parte más emblemática del Palacio de Justicia; clásico de la época liberal, construido en el siglo XIX, el cual refleja las aspiraciones del grupo vencedor que fueron los liberales.

La recuperación

Los trabajos de restauración del Salón de Plenos forman parte del rescate de dos siglos de historia de la justicia en el Estado de México, que esperan abrir al público, junto con un museo. Su presidente, el magistrado Ricardo Sodi Cuellar, refiere que además será parte de la conmemoración del Bicentenario del Poder Judicial, en el año 2025, y un legado histórico que espera la gente haga suyo.

Por esa razón, en diciembre de 2020 iniciaron el proceso de restauración conservación y mantenimiento, el cual concluyó en los primeros meses del 2021 con una inversión de un millón 444 mil 243 pesos, con supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el apoyo de 10 personas especializadas en este tipo de trabajos. Por años este salón fue ignorado al grado de que las hojas de oro fueron cubiertas con pasta y pintadas de dorado, sin reparar en su valor. La alfombra y cortinas rojas envejecieron.

En “La Guía de los viajeros”, en 1894, Aurelio J. Venegas habla de sus divanes, su tibones chinos, su candil central; de las pinturas al óleo de Benito Juárez, Porfirio Díaz, Felipe Berriozábal y Vicente Riva Palacio; su cortinaje rojo de fino terciopelo y sus ventanas con vidrios biselados con motivos patrios.

¿Qué se hizo?

Para su restauración, señaló el magistrado Ricardo Sodi, se atendieron faltantes y desprendimientos de plafón, llevaron a cabo la reubicación del cableado que dañaba festones de paredes y los pompones del techo. Para recuperar la cromática original se hicieron calas de color; se retiraron las cortinas de terciopelo rojo, sin destruir los rosetones para su colocación, con el objetivo de dar luz al salón y se pueda observar la grandeza del espacio, desde sus águilas en las ventanas y su piso de madera.

Sustituyeron las viejas puertas en los balcones, de madera, dañadas por la lluvia, por un material de mayor resistencia y durabilidad que realza los trazos en los vidrios originales de la época, sin desentonar con el contexto histórico. También se llevaron a cabo trabajos de conservación en las águilas imperiales, sus festones y medallones de pintura marmoleada de estilo francés, una cualidad recurrente durante el gobierno de Porfirio Díaz.

Se atendió el decorado en los adornos de hojas de roble y bellotas, se realizaron calas para determinar presencia de hoja de oro en los marcos de los vanos, también se atendieron los tres candiles de origen checoslovaco, se limpiaron y remozaron los 134 metros cuadrados del salón y se dio tratamiento de conservación al piso de madera. “Se cuidó hasta el más mínimo detalle, se rescató con pincel, flor por flor, arrebol por arrebol, pétalo por pétalo”, resaltó el magistrado Ricardo Sodi Cuellar.

¿Por qué es relevante?

En el transcurso de la historia este espacio albergó a los tres poderes del estado, en 1874 fue Palacio de Gobierno y en él se celebró el primer centenario de la Independencia, cuando el edificio era Palacio de Gobierno fue recinto parlamentario, a finales del siglo XIX, donde ocho Legislaturas debatieron y aprobaron leyes y decretos.

El 6 de mayo de 1904 se hicieron las exequias fúnebres del gobernador Vicente Villada en este lugar, 37 años después se rindió homenaje póstumo al gobernador Alfredo Zárate Albarrán y muy probablemente fue visitado el 30 de octubre de 1897 por el presidente Porfirio Díaz, pues durante su estancia en Toluca se hospedó en el antiguo palacio de gobierno, hoy sede del palacio judicial.

Como otros edificios, el diseño tiene motivos e ideas liberales, aunque en las ventanas se les escapó un detalle -refiere el presidente del PJEM-, al plasmar las águilas mirando a la derecha, como las diseñaban los conservadores, y no a la izquierda. Este salón es más grande que el resto de espacios porque ahí estaba el Poder Legislativo. La mesa se ubicaba donde hoy está el busto de Benito JuárezA su costado había dos puertas. En frente estaban los legisladores y en el último tramo el público.

¿Qué ha ocurrido desde 1825?

Por sus ventanas han pasado 197 fríos inviernos, desde ahí se ha podido ver a la ciudad de Toluca convertirse en la capital del Estado de México en 1830, se pudo observar la lucha entre conservadores y liberales en 1828, parte de la Guerra de Reforma, los estragos de la intervención francesa. Se miró el nacimiento del estilo neoclásico porfiriano de la capital, el primer sistema de alumbrado eléctrico, numerosos desfiles, marchas, manifestaciones, campañas; la toma de la Plaza por Francisco Murguía en 1914; el embovedamiento del río Verdiguel. En sus alrededores se edificaron grandes construcciones que hoy conservan y dan identidad a la capital mexiquense: Los Portales, la Catedral y el Teatro Morelos.

KVS

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