Gustavo Santaolalla está en México. No viene de vacaciones, sino para seguir con la gira Desandando el camino, que lo ha llevado a varios países de Latinoamérica desde 2016.
Aunque ha producido a exponentes de la música nacional como Café Tacvba, Julieta Venegas, Molotov y La Maldita Vecindad, entre otras, ésta será la primera vez que el argentino presente su propia música en vivo en Ciudad de México. Lo hará este 25 de septiembre a las 20:00 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
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Desandar es recorrer en sentido contrario un camino que ya se ha transitado. Eso es, precisamente, lo que Santaolalla hace en este espectáculo, que describió durante una charla en La Terraza de la Cineteca Nacional como lo más personal que ha hecho en su carrera. Es una declaración temeraria para alguien que en más de medio siglo ha sido cantautor, compositor de soundtracks, productor de figuras internacionales y realizador de proyectos en solitario. Todo eso lo ha convertido convertido en pieza clave de la escena musical latinoamericana de las últimas décadas.
“Siempre trabajé cobijado dentro de un grupo. Si bien tengo cuatro álbumes como solista, ninguno de ellos fue presentado en vivo. Finalmente, a los 67 años, lanzo mi carrera como solista, con canciones que jamás habían sido tocadas en vivo. Eso implica el riesgo de un terreno desconocido”, contó.
No obstante, con espíritu de hombre renacentista, Santaolalla asume los riesgos como invitaciones. Como si pisar terrenos desconocidos mantuviera los signos vitales de su creatividad, afirma que sólo se siente completo haciendo todo. “Me encanta hacer mi música, pero me gusta mucho producir la música de otros, hacer música de videojuegos. No me gusta quedarme en una zona de confort y repetir fórmulas”, remata.
Gustavo, ya eres es mexicano
La relación creativa de Santaolalla con México ha sido recíproca.
“He trabajado muchos años acá y fui parte de una movida que afectó culturalmente a este país entre los años 80 y 90. Me siento de alguna manera mexicano, he incorporado mucho de eso a mi vida; por lo tanto, es un lugar clave para mí”.
Además, ha estado vinculado al cine mexicano, principalmente gracias a Alejandro González Iñárritu, con quien trabajó en las cintas Amores perros (2000), 21 gramos (2003), Biutiful (2010) y Babel (2006), por la que recibió su segundo Óscar al hilo por la mejor banda sonora.
¿Ha pensado volver al cine nacional? Ganas lo le faltan. De hecho “es muy probable que vuelva a trabajar con Iñárritu muy próximamente. Me encantan los directores mexicanos y me encantaría continuar con esa relación”, pero por ahora, de la mano de Guillermo del Toro, está concentrado en la adaptación musical de El laberinto del fauno, un proyecto concebido hace diez años y que, tras ser ofrecido a David Bowie y Peter Gabriel, por fin verá la luz 2020.
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