Colombian Psycho (Alfaguara) no es otra novela sobre el narcotráfico, el crimen que hizo de Colombia el país más peligroso del mundo. La furia de Pablo Escobar nutrió series y películas sobre narcos hasta el cansancio.
No, la nueva novela de Santiago Gamboa (Colombia, 1965) rasca en la herida más profunda: la violencia que se vivió y que se vive en su país y que parece no cesar.
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Desde Italia, vía Zoom, el escritor habla de su violenta novela (que será una trilogía), de su país y de la esperanza de que el presidente Gustavo Petro cambie las cosas tras una sangrienta guerra contra las drogas.
—¿Es la novela más violenta que has escrito?
Es un libro de realismo social. Es una novela que tiene grandes dosis de violencia porque está utilizando herramientas de la realidad que yo encuentro en la Colombia reciente. Son crímenes con desmembramientos, un poco ciegos y personas intentando comprender las cosas que pasan; es un libro donde se mezclan muchos planos de una realidad.
—En el cine y la literatura se vivió un boom a partir del narcotráfico y la violencia en Colombia.
Para mí, en la novela, los elementos son diferentes pero claro que hay un eco del narcotráfico, sin embargo, el centro no es eso. El eje de la novela es el más doloroso en la historia reciente de Colombia, que es el asesinato de muchachos por parte del ejército. Es violencia ejercida por el Estado que se llama ‘falsos positivos’ y que dejó una cifra brutal de jóvenes asesinados. El ejército colombiano ejecutó a 6 mil 402 civiles y cuando los colombianos lo escuchan sienten dolor, vergüenza, rabia. Es un poco como en México con los 43 de Ayotzinapa.
Existen dos conversaciones para llevar Colombian Psycho al cine, pero esperemos que salga, y claro que aceptaría participar como actor. Yo hice teatro en la universidad, salvo que tengan mucho dinero para contratar a Joaquin Phoenix (risas)
—Dices que la violencia y la literatura son viejos amigos.
La historia de la cultura occidental comienza con la guerra de Troya y a partir de ahí, la violencia ha sido uno de los elementos centrales de la cultura en todos los aspectos. Tú no puedes leer la construcción de las naciones europeas sin estar permanentemente leyendo de cabezas que ruedan por el suelo, brazos cortados, cuerpos partidos por la mitad. América Latina está atravesada por sus propias dolencias, los desaparecidos, las dictaduras, su violencia política.
—Colombia y México tienen muchas cosas en común.
Colombia idolatra la música, la comida y bebida mexicana, cae rendida de amor por el cine mexicano, y a México le pasa con la literatura colombiana. Pero también hay cosas muy malas como el narcotráfico, que nos une también, es una relación adulta que tiene cosas buenas y malas.
—Entonces, la violencia nunca pasa “de moda”.
No, la violencia es un tema central de la cultura. La violencia adquiere las formas que cada sociedad necesita. De alguna manera, es el paso a la mayoría de edad para muchas sociedades, nosotros (AL) somos sociedades jóvenes, vivimos en entornos muy violentos. Europa pareciera una sociedad tranquila, armónica, pero es que aquí, hace 80 años, hubo una masacre de 50 millones de muertos, una cifra que toda la violencia en Latinoamérica no lograría producir.
—Y la herida no cierra, como muestras en la novela.
No solo no cierra sino que se abren más con el tiempo. La mecánica de la muerte cambia, es cultural. En Colombia somos menos de cortar cabezas, pero si lo dices en Colombia, lo primero que piensan es en el desmembramiento por parte de los narcotraficantes o grupos paramilitares. Cada cultura crea sus formas de violencia.
Colombian Psycho es brutal y sangrienta y por momentos, el lector querrá dejar de lado el libro para recuperarse de la historia, que arranca con el descubrimiento de huesos humanos y va tras un asesino serial. En la investigación aparecen viejos personajes del escritor: Julieta, la periodista, o el fiscal Edilson Jutiñamuy y hasta el propio Santiago Gamboa, convertido en un personaje más. Es un thriller que realiza un retrato sórdido de Colombia pero que bien podría ser México o cualquier país de Latinoamérica.
—Uno de los personajes centrales es un paramilitar convertido en asesino.
Él sería el psicópata colombiano. La novela quiere hacer un juego de espejos con American Psycho de Bret Easton Ellis, una novela que me impresionó mucho que retrata de manera brutal la sociedad norteamericana, neoyorquina. Quise hacer algo parecido, pero en Colombian Psycho, el paramilitar asesino, feminicida, ahora es un personaje positivo y ayuda a encontrar la verdad. Considero que nadie es completamente malo ni completamente bueno.
—¿Es el lado más oscuro de Colombia?
Con Será larga la noche y Colombian Psycho quise un retrato de Colombia muy reciente, digamos, entre el proceso de paz y hoy, que ya tenemos un gobierno popular y que esperamos haya un cambio importante en la sociedad colombiana. Me interesaba ver cómo estos personajes que representan el lado oscuro de la sociedad conviven con la gente buena, que es la mayoría.
—En la novela, la presencia de la periodista es clave.
Tal vez, los únicos y verdaderos héroes son los periodistas. En Colombia, semanalmente, los periodistas destapan los grandes escándalos de corrupción y de violencia, la prensa investiga más que la policía, pero cuando vienen a matarlos, lo matan y es como quitarle un juguete a un niño.
—Tendrás que escribir una trilogía con estos personajes que traes de vuelta.
Un día me sentí muy valiente y anuncié una trilogía y no me va a quedar más remedio que hacerla. Cumplo mis promesas y eso que no soy político (risas). Los personajes me gustan y creo que los puedo interrogar un poco más y habrá una tercera novela y creo que todavía hay una vuelta interesante en esta historia, pero la próxima será todavía más literaria. Me gusta la novela negra, pero una novela profundamente literaria como la de Patricia Highsmith, Elmer Mendoza o Leonardo Padura, es decir, primero son grandes novelas y luego son novela negra. Me gusta que haya complejidad en los personajes, que haya profundidad psicológica, que haya análisis y riesgos literarios, como en este caso al utilizar al autor como personaje.
—¿Cómo decidiste “entrar” en Colombian Psycho?
El personaje inició siendo Santiago Gamboa. Comencé a escribir con mucho pudor, como para hacer la prueba, porque quería que estuviera un escritor para darle a la novela un toque contemporáneo. Primero pensé en mi amigo y hermano el escritor Mario Mendoza, pero después dije que no, porque le iban a pasar muchas cosas, mejor voy yo y me hago responsable.
—¿Cómo fue la experiencia de escribir tu propia historia?
Me pareció muy hermoso estar cerca de los personajes y sentir que realmente en alguna página era yo. Sentí casi un ejercicio psiquiátrico dejando que me interrogaran, pero después se convierte en un personaje al que le suceden muchas cosas que espero no me ocurran en la realidad. ¡Los peligros del vodka! (risas)
—¿La narcocultura llegó a su fin?
Fue un momento donde la literatura lo explotó y ya nos lo mostró. En Colombia hay una novela que se llama La cuadra, de Gilmer Mesa, un sobreviviente de una banda sicarial y te cuenta desde adentro ese mundo, para mí, ahí concluye todo, por los menos en Colombia, ya todo está dicho.
—Con la llegada de Gustavo Petro, ¿existe un futuro para Colombia?
Yo creo que sí, debemos de ser optimistas, como dice mi amigo Paco Ignacio Taibo II. El pesimista sufre antes, durante y después; el optimista solo sufre después. Yo apoyé desde el principio y voté por Petro, me conmoví por su victoria, eché lágrimas durante la posesión y el discurso y creo que Colombia no volverá a ser igual de todas maneras. Confío en Gustavo Petro, que tiene un proyecto interesante.
—¿Cuándo vendrás a México?
Es el lugar al que más veces he ido y donde más tiempo he estado sin haber vivido nunca, he ido 53 veces. En México he sentido algo que no he sentido en ninguna parte del mundo. ¿Sabes qué es? Ganas de ser más joven para que todo eso me influya más, me modifique, me mejore: ‘Qué bueno sería tener 30 años y volver a empezar aquí’, sin pensarlo, si pasara algo, me iría feliz a su país, pero a México hay que merecerlo.
El autor
Santiago Gamboa (Bogotá, 1965) estudió Literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá y en la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo el título de licenciado en Filología Hispánica. Entre 1990 y 1997 vivió en París y cursó un doctorado sobre Literatura Cubana en la Universidad de la Sorbona.
Su primera novela, Páginas de vuelta (1995), fue considerada por la crítica como el resurgimiento de la novela urbana colombiana. Desde entonces, no ha dejado de cosechar éxitos de venta y de crítica, entre los que se destacan Perder es cuestión de método (1997), Los impostores (2001), El síndrome de Ulises (2005), Necrópolis (2009), Plegarias nocturnas (2012), Una casa en Bogotá (2014), Volver al oscuro valle (2016) y Será larga la noche (2019). Sus libros han sido traducidos a 18 idiomas.
PCL