“El saxofón es tan flexible que puede tocar cualquier cosa”: Timothy McAllister

El saxofonista estadunidense debuta en México como solista de la Orquesta Sinfónica de Minería con el estreno del 'Concierto para saxofón alto y orquesta' de John Adams.

Timothy McAllister. (Foto: Especial)
Ciudad de México /

El estadunidense Timothy McAllister (1972) debuta en México como solista de la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM) con el estreno en el país del Concierto para saxofón alto y orquesta que le dedicó John Adams.

El saxofonista conversa con MILENIO sobre los alcances del instrumento del que se enamoró desde niño, que a su juicio puede tocar cualquier cosa, de su amigo John Adams y de las presentación en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM este sábado 27 y domingo 28 de julio con la OSM.

“El saxofón es un instrumento muy variable, tan flexible que puede tocar cualquier cosa, en el mundo de la música pensamos que el saxofón es capaz de tocar en todos los estilos”, sostiene el músico, que comenzó a colaborar con John Adams desde 2009 y en 2013 estrenó en Sidney el concierto que ahora podrá escucharse en el cuarto programa de la orquesta universitaria dirigida por Carlos Miguel Prieto.

Para McAllister lo que aporta el saxofón a un concierto de orquesta sinfónica es el sentido del mundo popular, el mundo del jazz, pero también tiene una conexión con muchas de las obras clásicas de principios del siglo XX que también utilizan el saxofón en el ambiente clásico, obras de compositores como Maurice Ravel, en Francia, Modesto Mussorsgky, en Rusia, o George Gershwin, en América.

“Hay muchísimos usos del saxofón en la música clásica, pero muchas veces el saxofón, la forma en que se usa, es para representar lo popular, para representar la cultura popular en general. El concierto de John Adams reúne esos dos mundos de manera tan poderosa y hermosa. Tenemos al saxofón como este instrumento de concierto tradicional frente a la orquesta, pero con sus conexiones con el jazz, con estilos muy específicos del jazz”, expone McAllister, profesor igual de la Universidad de Michigan.

Recuerda que Adams creció escuchando y amando ese tipo de jazz de las décadas de 1940, 50 y 60, cuando esa música se volvió cada vez más progresiva, mucho más estimulante y contemporánea.

“Y lo perfecto es que el saxofón puede dividir esos dos mundos perfectamente, y eso es lo que intento hacer con esta pieza. Quiero que el público lo identifique como un instrumento clásico que también se basa en esta rica historia de estilos de música jazz progresivos y más vanguardistas”, adelanta el artista.

Agregó que la OSM está ya muy comprometida con el concierto, porque su acompañamiento es muy difícil y desafiante para todos sus integrantes, lo cual vuelve el concierto muy emocionante para todos.

Advierte que, técnicamente, el Concierto para saxofón alto y orquesta, de John Adams, es una de las piezas más difíciles jamás escritas para el instrumento solista.

“Es un gran desafío de resistencia, de poner a prueba el viento, la potencia pulmonar y la capacidad respiratoria; en términos de destreza y técnica de los dedos. Y, luego, hay un desafío mayor: crear un estilo que se ubica exactamente entre los mundos de la música popular y la música clásica, porque el compositor no quería que yo sonara exactamente como un músico de jazz contemporáneo ni tampoco que tuviera la elegancia habitual del sonido clásico”, expone McAllister, quien debutó a los 16 años.

Explica que el sonido del saxofón clásico proviene de principios del siglo XX, en Francia. La escuela francesa de saxofón es la tradición más grande y más antigua del saxofón clásico. Y muchas veces se asocia con un vibrato muy rápido, casi de violín, un vibrato muy rítmico. Y agrega que cuando John Adams escuchaba esto, no le gustaba, porque no se escucha ese tipo de vibrato en el jazz.

En el estilo más suave, más de la década de 1960, el estilo de jazz de la Costa Oeste, el sonido es más dulce y más tierno, pero también con sonidos mucho menos activos como la escuela clásica francesa.

“Entonces, cada vez que mostraba ejemplos de esta música mientras John la componía, él me mostraba bocetos y pequeños fragmentos de la música. Y cada vez que tocaba para él, siempre decía: ‘Para, no hagas eso’. Y decía que ambos estábamos juntos tratando de crear algo nuevo. Intentábamos crear un sonido y un estilo de tocar el saxofón que estuviera mucho más en el medio. Y para lograrlo, crear algo en el medio es también crear algo nuevo. Y esta pieza ayudó a identificar mi sonido”, expone el artista.

—¿Por qué Timothy McAllister eligió el saxofón?

—Ah, gran pregunta. Siendo muy pequeño, a los 11 años, estaba muy emocionado de tocar en la banda de la escuela. Y llegó el momento de elegir instrumento. Muchos niños queríamos tocar la trompeta, el saxofón, el trombón, la percusión, la batería y cosas así. Y, por supuesto, no todo el mundo puede tocar todos esos instrumentos, tienen que tener equilibrio. Y yo tenía muchas ganas de tocar el saxofón. Fue muy popular a principios de la década de los ochenta en la música más pop, en la televisión y vídeos musicales. Siempre veías el saxofón. Realmente disfruté la música rock & roll de los 80 y principios de los 90. Crecí con afición a Bruce Springsteen y todo tipo de pop temprano, George Michael y Wham! Todo este tipo de canciones pop que tenían grandes solos de saxofón. Siempre fue muy emocionante. Tenía esa imagen de saxofón y quise elegir ese instrumento para tocar en la banda de la escuela.

McAllister pasó así de la música de banda escolar a la música clásica sinfónica, a la par que descubría a los grandes iconos del jazz, “gigantes” como Charlie Parker, John Coltrane y, sobre todo, Stan Getz.

Empecé a disfrutar de la comunidad y la música de tocar en banda. Y finalmente eso me llevó más a la música clásica sinfónica. Pero también descubrí en el camino grandes íconos del jazz, gigantes, gigantes como Charlie Parker y John Coltrane y ya sabes, esto continúa, Stan Getz.

“Stan Getz fue un modelo importante para John Adams en este concierto. Poco después empecé a tener un muy buen profesor de saxofón que empezó a presentarme grabaciones y álbumes de saxofonistas clásicos muy famosos no eran tan conocidos. La mayor parte de la música clásica es una especie de cultura propia en sí misma, existe aparte de la cultura popular más amplia. Y dentro de la cultura clásica, hay saxofonistas clásicos. Y uno de mis profesores en la universidad es considerado uno de los más famosos del mundo, Donald Sinta, que escuché a los 14 años”, recuerda Timothy McAllister.

—¿Cómo entró en contacto con la música de John Adams?

—Me encantaba el saxofón de esta manera clásica. Y estaba enamorado de la música de orquesta. Y hay una ópera muy famosa de John Adams, Nixon en China, la más grande del compositor y más representada en todo el mundo. Tuvo su estreno en Houston, donde yo crecí, cuando tenía 17 años. Y la orquesta de esa ópera es muy interesante porque utiliza cuatro saxofones en la orquesta, que reemplazan al coro y al corno francés. Y es un uso muy interesante del saxofón. Un maestro mío, en ese momento, era uno de los músicos de la sección del cuarteto de saxofones de la orquesta. Y me dijo: ‘Oye, tienes que venir. Tienes que venir a escuchar esta ópera, será enormemente famosa’.

“Y yo era joven en ese momento y pensé: ‘No lo sé. No sé si me gusta la ópera’. Él insistió y me consiguió un boleto. Fui a la Gran Ópera de Houston y escuché Nixon en China por primera vez. Y fue una experiencia tan increíble, un momento fascinante en el que decidí que yo también quería esta vida, ser parte de la música contempóranea. No sabía ni quien era John Adams hasta que escuché su ópera. Así que desde entonces, desde los 16 o 17 años, estoy viviendo mi sueño”.

—¿Cómo es su relación actual con John Adams? Usted estrenó su concierto en 2013 en Australia.

—Está bastante bien. Hablamos muy a menudo. Construimos una buena amistad a partir de 2009, cuando hice el estreno mundial de su obra anterior, City Noir, una pieza de orquesta de gran tamaño, no un concierto para saxofón, sino una sinfonía de gran tamaño compuesta para Gustavo Dudamel, el gran director de orquesta venezolano, que es el nuevo director de la Filarmónica de Nueva York y ha sido director de la Filarmónica de Los Ángeles desde hace muchos años. Ese era su primer concierto, y City Noir fue compuesto para esta ocasión. Y John Adams estaba buscando al saxofonista adecuado para tocar esta pieza. Yo tenía una buena carrera en ese momento, pero no era tan conocido mundialmente.

“Me encontraron y John llegó a conocerme un poco. Cuando salí a tocar City Noir, sabía que sería un gran evento porque la parte del saxofón dentro de la orquesta era enorme. Y sabía que tenía que dar lo mejor de mí. Necesitaba mostrarles que podía ser parte de esto a John Adams, a Dudamel y a la Filarmónica de Los Ángeles. Y practiqué muy duro durante muchas semanas antes de los primeros ensayos. Y desde el primer ensayo, John Adams y yo empezamos a hablar mucho. Estaba muy satisfecho con mi energía, mi esfuerzo y mi deseo de tocar muy bien esta pieza para él. Desde entonces, toco City Noir, lo he hecho más de 60 veces por todo el mundo, con orquestas en Australia, Alemania, Estados Unidos. A veces John Adams dirigía. Y eso le llevó a escribirme el Concierto para saxofón”.

—¿Qué le dijo John Adams de estrenar su concierto ahora en México?

—Está muy entusiasmado con esta actuación aquí en México. Él también estuvo muy cerca de venir para este concierto, pero realmente no podía hacerlo funcionar con su apretada agenda. No obstante, está muy emocionado de que la pieza finalmente se estrenara en México. Y nos desea a todos en la orquesta y a mí la mejor de las suertes para este fin de semana. Estará muy emocionado de escuchar la grabación de los conciertos porque conozco a esta orquesta desde el primer ensayo de ayer, sé que la Orquesta Sinfónica de Minería va a tocar la pieza increíblemente bien. Ellos ya lo entienden, Carlos Miguel Prieto es un genio y estoy muy emocionado de trabajar con él, en mi debut también en México.

—¿Por qué es para usted tan importante estrenar el concierto en México?

—Porque justo también es mi debut en México. Estoy tan emocionado. He actuado muchas veces en Sudamérica, pero no aquí. Es emocionante para mí actuar en México. Crecí, por supuesto, en Texas. Y la cultura mexicana es parte de la esencia de ser texano. Es una especie de maravillosa mezcla de culturas. Crecí escuchando y amando la música regional tradicional mexicana. Hay un uso maravilloso de trompetas y saxofón en la música tradicional de México y en la música de baile más popular. La cantidad de artistas que tocan esa música también es increíble, y es música muy conocida en todo Texas. Siempre he tenido eso, pero esta es la primera vez.

—Y debuta con la Sinfónica de Minería y en la Sala Nezahualcóyotl, sin duda de las mejores aquí.

—No podría pedir una mejor ocasión. Esta es la mejor manera de venir a México a interpretar esta pieza y ser parte de esta increíble orquesta, que ahora se ha vuelto increíblemente conocida en los EU, donde están enamorados de la Sinfónica de Minería. La orquesta ha realizado giras dos veces. Tienen otra gira pronto. Han actuado en el famoso Bravo Vail Festival y en mi ciudad natal, Ann Arbor, Michigan, en el Hill Auditorium, con boletos agotados y excelentes críticas. La conexión con esta orquesta y el recibimiento que tuvieron en mi casa hace que sienta que les estoy devolviendo el favor. Vengo a unirme a ellos, ya es una relación de la que me siento profundamente honrado de ser parte.

—Usted da clases a jóvenes músicos en la Universidad de Michigan ¿Cuáles son sus expectativas con sus alumnos, con los jóvenes, respecto al futuro del saxofón en las orquestas?

—Estaré trabajando con seis estudiantes aquí en México. El organizador tuvo que decir no a muchos más. Incluso en México vemos un gran entusiasmo por la música clásica para saxofón. En EU es muy popular. Cada universidad suele tener una gran escuela de música, con estudiantes de saxofón clásico y un profesor al frente de esos programas. La Universidad de Michigan es una de las grandes escuelas fundadoras del saxofón clásico. Fue la primera de EU, en 1953, en ofrecer una licenciatura en saxofón. Antes de esa época, la gente tenía que estudiar saxofón como parte de todos los instrumentos de viento de madera, por lo que tenían que estudiar clarinete y flauta, y también podían estudiar saxofón. Y desde 1953 se puede ya obtener un título, una especialización en saxofón. Muchas universidades comenzaron a seguir ese modelo y ahora hay cientos de universidades que ofrecen títulos de saxofón.

“Y por supuesto, en Europa tiene esta gran tradición. Es de donde viene. En Bélgica y Francia, estamos viendo músicos clásicos increíbles, algunos de los mejores del mundo; incluso vienen de España, Japón, Rusia y China. Se está extendiendo. Hay un gran entusiasmo en todo el mundo entre los jóvenes por el saxofón, y no simplemente por la música clásica antigua, sino por la música de hoy, música similar a la de John Adams y de todos los compositores vivos que ahora están emocionados de escribir para saxofón. Tenemos muchos compositores jóvenes, maravillosos y vivos en México que se están asociando con grandes intérpretes de este país. Y estamos empezando a ver que eso se abre camino en la formación universitaria. He enseñado a varios compositores mexicanos a mis alumnos que tienen mucha curiosidad y mucho interés en la música que viene de aquí. Así que espero que mi presencia siga siendo una inspiración para que más compositores jóvenes en México escriban para saxofón clásico”.

PCL

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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