La visión de dos mujeres permea en las editoriales universitarias más importantes de México. Sayri Karp, directora de la Editorial Universidad de Guadalajara, y Socorro Venegas, titular de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, cuentan a MILENIO la misión que estas instituciones tienen y el rol que juegan en la comunidad universitaria y en la sociedad.
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¿Cuál es la misión de una editorial universitaria?
Socorro: Es una tarea particularmente compleja. Tenemos que estar atentos a necesidades de divulgación, de socialización del conocimiento de una comunidad muy potente de investigadores y creadores.
“Y por otro lado queremos también estar muy cerca de los lectores que están iniciando su trayectoria universitaria en el caso de la UNAM, y creo que también de la UdeG. Es una trayectoria que comienza en bachillerato y que podrá acabar en posgrado.
“Entonces se trata de unir esos universos, que logre haber un intercambio de miradas entre esos autores y estos lectores. Que haya proyectos pensando en esos públicos específicos”.
Sayri: La editorial universitaria es muy importante dentro de la U de G. Es una instancia que vincula a la comunidad en muchos niveles, a profesores con alumnos, también a investigadores con otros investigadores, con académicos de otras universidades. Vincula a la institución con otras instituciones del país y de otros países.
“Su función básicamente es impulsar la generación de conocimiento y la circulación de este de la mejor manera posible”.
En varias pistas
“La universidad tiene una misión muy importante, que es socializar el conocimiento, ese trabajo que se produce, que se debe a la sociedad y que le tenemos que llevar. Una línea de trabajo fundamental también está con libros, con catálogos mucho más especializados que son importantes para esta comunidad. Y para este intercambio entre colegas y universidades hay una vida académica.Son varias pistas”, cuenta Socorro.
Sayri dice que ellos en la U de G hacen mapas de navegación.”Un editor por un lado hace la selección de esos conocimientos y los contenidos a publicar, pues no publicamos todo lo que llega, hay una selección. Esa selección pasa por una dictaminación, que también es muy importante para saber si esa información está actualizada y es verídica”.
“Y por otro lado también organizamos y participamos en ferias de libro”, agrega Socorro. “Tenemos la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni) en la que convocamos a todos los editores universitarios y no solamente en nuestro idioma, cada vez es más creciente la participación de universidades de Estados Unidos y han venido de Canadá por el interés que tiene Latinoamérica como mercado y como espacio para estas conversaciones importantes.
“Y no quisiera dejar fuera también la actividad recreativa. Nos importa mucho promover que nuestros lectores, además de buscar un libro de texto para consulta y resolver una tarea, se acerquen a los libros porque sí, para que los disfruten realmente y mantenerse como lectores a lo largo de su vida como universitarios.
Sayri concuerda con Socorro en este tema: “Hay que tener muy claro que definitivamente tenemos libros que apoyan la docencia, también para difusión de la investigación y la ciencia, y para promover la lectura también dentro de nuestra propia comunidad.
“Esto último es muy importante, que nosotros no dejemos de hacer hincapié en la formación de lectores en las propias comunidades universitarias. Es un trabajo arduo, amplio, pero por suerte es muy apasionante, y eso es lo que nos tiene atrapadas ahí”, dice Sayri.
Dos vías
Ambas enfatizan en la importancia de las colecciones. Venegas dice: “Abrimos, por ejemplo, una colección de literatura ilustrada pensando en los lectores más jóvenes y al mismo tiempo mantenemos también la mirada puesta en el trabajo de nuestra comunidad. Así creamos una colección, en la Coordinación de Humanidades, como La década COVID en México, con 15 volúmenes. También México 500, otro proyecto de 15 volúmenes, para compartir con la sociedad el trabajo que ocurre dentro de la universidad desde el registro de la divulgación.
Karp agrega: “Cuando construyes un catálogo tienes que armar colecciones porque si un libro no tiene una colección, cuando no tiene hermanos y está suelto, pues se pierde. Entonces todas esas cosas las tenemos que cuidar muchísimo.
“Tenemos que generar en esta doble vía, como decía Socorro. Por un lado estamos dentro de una institución de educación superior y tenemos que obedecer y ayudar a que esas funciones sustantivas de la universidad se puedan llevar a cabo de la mejor manera posible. Y por otro lado tenemos que pensar como editores que trabajan en una industria editorial y hay que salir a ese mercado, estar presentes en las ferias. Entonces está ese cruce que es muy interesante”.
Al respecto, ambas editoriales, aun siendo universitarias, trabajan como cualquier otra: “También está la comercialización y distribución de toda la oferta editorial de la UNAM, que tiene objetivos con su catálogo, sus colecciones y sus proyectos”, comenta Socorro y continúa:
“La Dirección General de Publicaciones es un área normativa donde se generan los criterios editoriales, las políticas, los tabuladores. Desde aquí asesoramos y apoyamos a todas las áreas editoriales, a las revistas académicas y a las universidades. Es una actividad tan potente como su propia actividad formativa”.
Sayri ahonda: “La editorial tiene una misión y un objetivo: a qué lector está enfocado, cuántos libros vamos a hacer, a qué precio se va a vender. A partir de ahí se hace un plan de acción, pasa por un consejo editorial, así se hace un mapa de navegación.
“Todos estos diálogos suceden al mismo tiempo en diferentes niveles. La verdad es que es apasionante. Es absorbente y es apasionante”, concluye la directora de la Editorial Universidad de Guadalajara.